El tamaño de nuestros equipos electrónicos no evoluciona de forma lineal. Al igual que sucede con los móviles, los televisores han pasado de ser grandes armatostes a tener un tamaño más reducido y discreto con la llegada de las pantallas planas, pero en los últimos años estamos viendo cómo cada vez es más normal encontrarse ante la pregunta ¿qué tele enorme me compro para el salón? Los televisores de 55 y 65 pulgadas se han convertido en la norma, y la tendencia parece apuntar a diagonales incluso mayores. En las ferias de tecnología más recientes ya se está superando la barrera de las 100 pulgadas, y cada vez serán más los usuarios que apostarán por estas smart TV de gran formato para su salón.
Cada vez nos gustan las teles más grandes
Más allá de las sensaciones, los datos que manejan los fabricantes también reflejan que cada vez nos gustan las teles más grandes. En 2023, las ventas de televisores decrecieron un 10% (2,6 millones de unidades en España), marcadas aún por el efecto de la pandemia, que hizo que muchas personas renovaran sus televisores coincidiendo con el confinamiento, pero lo que sí aumentó fue el segmento de teles de gran tamaño: “Lo que más crece, aunque supone una parte relativamente pequeña del mercado todavía, es la gran pulgada”, aseguró Nacho Monge, director de negocio de Samsung Electronics Iberia, en una reunión telemática con periodistas (incluido este medio).
Aunque de cara a 2024 la apuesta por la tecnología OLED va a seguir siendo muy potente, los fabricantes también tienen un ojo puesto en los televisores grandes. En TCL mantienen la previsión de que en 2027 el estándar de las teles se situará entre las 65 y 75 pulgadas, y en su catálogo ya se pueden encontrar varios modelos por encima de las 80 pulgadas.
Qué tienes que mirar a la hora de comprar un televisor grande
Estas teles resultan atractivas e impactantes visualmente, y aunque sus ventas crecen en comparación con tamaños más comunes en los salones españoles, siguen suponiendo un mercado de nicho que no es para todo el mundo, y no sólo por el aspecto económico. Si te preguntas qué tienes que mirar a la hora de comprar un televisor grande, es evidente que el coste es un factor decisivo para la compra, pero hay otros detalles que muchas veces pasan inadvertidos para el usuario. Algunos de ellos son el tamaño del ascensor del edificio, y es que en determinados casos ya resulta complicado poder introducir en ellos teles de 75 pulgadas.
La resolución del panel y las dimensiones del salón o la estancia en la que se vaya a instalar el televisor también serán importantes para determinar la diagonal que conviene comprar. Por mucho que queramos disponer de una pantalla que nos haga sentirnos como en el cine, la decisión de compra ideal la marcarán tanto la resolución (que suele ser 4K mayoritariamente) como la distancia a la que nos vayamos a sentar. Lo ideal es que la pantalla ocupe entre 30º y 40º del campo de visión de la persona, y la distancia recomendada por la Sociedad de Ingenieros de Cine y TV (SMPTE, por sus siglas en inglés) es de entre 2,6 y 3,4 metros para televisores de 85 pulgadas y entre tres y cuatro metros para teles de 98, siempre que estas cuenten con resolución 4K o UHD (la distancia tendrá que ser aún mayor si la resolución es 1080p).
Hay otros aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de comprar una TV de gran tamaño, como la iluminación habitual del salón o la tecnología que incorpore el panel. Las teles con tecnología OLED o QD OLED ofrecen un mejor rendimiento en salas dedicadas para cine o con condiciones de bastante oscuridad, mientras que si disponemos de un salón con mucha iluminación los modelos con tecnología MiniLED o MicroLED serán más recomendables, ya que al disponer de luces LED de menor tamaño pueden ofrecer un mayor brillo. Los televisores MiniLED son los más habituales entre los televisores de gran pulgada.
Por último, aquellos que vayan a ubicar el televisor en un mueble en lugar de anclarlo a la pared, también tendrán que tener en cuenta la posición de las patas o la peana de la que dispongan. Estamos ante aparatos que rozan o superan los dos metros de ancho, por lo que habrá que tener muy presente en qué tipo de mueble se van a colocar. Por lo general, los televisores de más de 80 pulgadas suelen tener patas a ambos lados, algunas incluso regulables en altura para facilitar la colocación de una barra de sonido. La peana central no es tan habitual, aunque también hay algunos modelos, como los televisores de LG de 86 pulgadas, que tienen un diseño bastante particular en forma de ‘u’ que puede terminar complicando su colocación en mesas estrechas.
TCL 98C805
Uno de los fabricantes que más en serio se está tomando la apuesta por las pantallas XXL que pueden ocupar gran parte del salón es TCL. A la espera de que lleguen al mercado sus últimas y apabullantes propuestas, que incluyen un televisor LED QD-Mini de 115 pulgadas, hay modelos como el TCL 98C805 que con sus 98 pulgadas puede colmar las expectativas de aquellos que quieren disfrutar de estas teles de gran tamaño. Este modelo de su serie C80 está disponible a la venta por un precio a partir de 4.070 euros, habiendo experimentado ya una rebaja respecto a los más de 5.000 que costaba en su lanzamiento.
El TCL 98C805 cuenta con un panel con resolución 4K (3.840 x 2.160 píxeles) y tecnología MiniLED, un sistema de retroiluminación que cuenta con más de 1.300 zonas de atenuación locales que se oscurecen y se iluminan en función de cada escena ofreciendo una sensación de contraste muy precisa y con mucho detalle en las imágenes más oscuras. Tiene una tasa de refresco nativa de 144 Hz, por lo que es un modelo ideal para disfrutar de eventos deportivos en directo (fútbol, Fórmula 1, tenis, etc.), así como películas de acción o videojuegos de carreras en los que hay mucho movimiento. El brillo y la viveza y el procesado del color son otros de los puntos fuertes a destacar del 98C805.
Aquellos que busquen un televisor de este tamaño para dedicarlo a jugar a videojuegos también podrán sacarle partido, ya que puede alcanzar una tasa de refresco variable de 240 Hz (a cambio de perder algo de detalle en la imagen), y cuenta también con un modo de baja latencia y un modo Game Master para sacarle todo el jugo a los títulos más exigentes. Una pega que se le puede achacar es que sólo dos de sus cuatro puertos HDMI son del estándar 2.1, más aptos para el ‘gaming’, aunque este es el estándar en lo que se refiere a televisores premium de estos tamaños.
TCL 85C645
Si los más de 4.000 euros que cuesta el modelo anterior se van de presupuesto, TCL también tiene algunas alternativas más asequibles, aunque ya con un tamaño de pantalla algo menor: 85 pulgadas. Este es el caso del TCL 85C645, un televisor con tecnología QLED que se queda en 1.700 euros. Al contar con tecnología LED en lugar de MiniLED, la atenuación no será tan precisa y el ‘blooming’ o efecto halo será más notable, pero aun así sigue ofreciendo una notable calidad de imagen, con colores muy definidos y claros.
En cuanto al sonido, es compatible con Dolby Atmos y DTS: Virtual-X, por lo que sus dos altavoces consiguen generar una sensación realmente envolvente. Su potencia es de 30 vatios, lo que se puede quedar corto en un salón de grandes dimensiones, por lo que la opción de complementarlo con una barra de sonido puede ser bastante sensata.
Esta tele también tiene el foco en el público ‘gamer’, con tres puertos HDMI 2.1, modo de baja latencia ALLM y acelerador de juego que sitúa la tasa de refresco en 120 Hz para que la experiencia de juego sea más fluida.
Samsung QN90 Neo QLED
Samsung también se está subiendo a la ola de los grandes televisores de 98 pulgadas, aunque sus precios pueden resultar prohibitivos para la mayoría de usuarios. El QN90 Neo QLED salió a la venta por unos estratosféricos 13.000 euros, aunque hoy día ya es posible encontrarlo por 8.000 euros. Sigue siendo un desembolso muy grande, aunque es casi un 40% menor.
El Samsung QN90 Neo QLED presenta también tecnología MiniLED, controlando con mayor detalle y precisión la luz en las zonas oscuras o con mucho brillo. A esto hay que añadirle un procesador Neo QLED 4K con inteligencia artificial que se traduce en una mejor emisión del sonido y la optimización de la imagen a calidad 4K. Esta tele tiene cuatro altavoces, lo que ayuda a que la sensación sonora sea más realista al reproducirse el sonido donde ocurre la acción.
En su contra, además del precio, juegan algunos factores como la presencia del sistema operativo Tizen, algo que puede echar para atrás a los usuarios más habituados a Android TV o Google TV, o la presencia de un único puerto HDMI 2.1 que hace que no se pueda exprimir al máximo sus funciones ‘gaming’.
Samsung CU8000
En el otro extremo de la balanza encontramos el Samsung CU8000, un televisor ligeramente más pequeño (si es que se puede considerar pequeño un modelo de 85 pulgadas) que se puede encontrar a la venta por menos de 1.300 euros en tiendas especializadas. Este precio incluye algunas funciones más limitadas, aunque sigue siendo un televisor que puede ofrecer un buen rendimiento en habitaciones con poca iluminación, aunque la ausencia de zonas de atenuación locales que sí está en los modelos MiniLED hace que en estancias muy bien iluminadas sufra un poco más.
El CU8000 tiene algunos puntos bastante positivos, como la calidad de imagen, tanto al escalar la calidad hasta 4K en contenidos de la televisión tradicional como al reproducir series y películas de las plataformas de streaming en HDR. Además, su diseño esconde algunas sorpresas, como la altura regulable de sus patas que facilita la instalación bajo el televisor de una barra de sonido.
LG QNED MiniLED 4K Serie 91
Aunque LG no apuesta por los tamaños más apabullantes, también es un actor que va haciéndose su hueco en el segmento de televisores de gran pulgada. Uno de los modelos que más destaca dentro de su catálogo es el LG QNED MiniLED 4K de la Serie 91, una tele de 86 pulgadas con calidad de imagen 4K que en su momento costaba 4.200 euros pero ahora se puede encontrar por debajo de los 2.800 euros en tiendas como Fnac.
Esta smart TV de LG combina las tecnologías Quantum Dot y Nanocell Plus, y cuenta con sistema de retroiluminación MiniLED, al igual que los televisores insignia de gran tamaño de TCL y Samsung, haciendo que la reproducción del color sea más precisa. El procesador de esta tele es un α7 que emplea inteligencia artificial, controlando mejor el brillo y simulando un sonido envolvente de 5.1.2 canales. A esto hay que añadirle que es compatible con los principales formatos de imagen HDR, incluso el HGIG específico para ‘gaming’ y dispone del modo Filmmaker para poder ver las películas tal como sus directores las concibieron en origen.
Entre los aspectos menos positivos de este televisor cabe citar su llamativa peana en forma de ‘u’, lo que puede hacer que no sea adaptable a todos los muebles por su profundidad, o el exceso de reflejo que se puede apreciar en la pantalla, que hace que no sea recomendable para salas muy iluminadas.
LG UHD 4K Serie 81
Otro televisor de gran formato de LG es el UHD 4K Serie 81, también de 86 pulgadas, que se puede comprar en el momento de escribir este artículo por 1.400 euros. Esta tele de gama media puede resultar muy interesante gracias a tecnologías como Dynamic Color o Local Contrast, que buscan compensar las limitaciones del panel Direct LED reforzando la precisión del color y el contraste, lo que ofrecerá un resultado bastante bueno siempre que no esté ubicada en una sala estándar que no sea ni demasiado oscura ni tenga mucha iluminación.
En cuanto al sonido, los altavoces ofrecen una potencia de 20 vatios que pueden resultar escasos para los usuarios más exigentes y sea interesante añadirle una barra de sonido. No obstante, la tele dispone también de varios sistemas propios como Clear Voice Pro o LG Sound Sync para que la experiencia sea envolvente.
Hisense Mini-LED 85UXKQ
Otro fabricante que apuesta con firmeza por los televisores de gran tamaño es Hisense, que también está mostrando ya modelos con más de 100 pulgadas. Mientras estas grandes pantallas llegan al mercado, entre las ya disponibles destaca el Hisense Mini-LED 85UXKQ. Este televisor de 85 pulgadas se puede comprar por 3.850 euros, y combina un sistema de retroiluminación MiniLED con 5.000 zonas de atenuación locales, un procesador propio Hi-View Engine X que controla al detalle los niveles de brillo y una tecnología de pantalla Dynamic X-Display que hace que los ángulos de visión sean óptimos independientemente de la ubicación de la tele y del espectador.
Su nivel de brillo es su característica más destacada, pero también se luce en apartados como el contraste o el procesado de imágenes, así como la emisión de un sonido potente, con un sistema 4.1.2 con altavoces laterales y un subwoofer incorporado para generar una atmósfera envolvente al ver películas y series. Para los amantes de los videojuegos también está bien equipada, con un modo de juego PRO que ofrece una tasa de refresco variable de 144 Hz y modo de baja latencia, con dos puertos HDMI 2.1. Eso sí, hay que destacar que algunos usuarios han reportado problemas con la experiencia de uso en cuanto a la conectividad o el ‘lag’ que experimentan al jugar.
Hisense QLED 75E7KQ
En el lado opuesto del catálogo de Hisense encontramos el modelo QLED 75E7KQ, un televisor con una diagonal más pequeña que el resto de los citados en este artículo, pero que destaca sobre todo por su precio, ya que está disponible a la venta por 725 euros, aunque en la mayoría de tiendas se encuentra en torno a los 800 euros. Entre las principales características de esta smart TV de Hisense están la presencia de tecnología Quantum Dot Colour, que se traduce en la reproducción de más de 1.000 millones de colores en pantalla con una resolución 4K, lo que te permitirá disfrutar de películas o videojuegos con mucha calidad. Es compatible con Dolby Vision y Dolby Atmos y dispone de un modo Deportes que se apoya en inteligencia artificial para ver partidos con mucho mayor detalle.
A la hora de jugar ofrece prestaciones más modestas, como una tasa de refresco variable de sólo 60 Hz y no dispone de puertos HDMI 2.1 (sí tiene tres puertos HDMI 2.0), pero este es un televisor de gran tamaño que cumple con el expediente.
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