El fuerte ajuste que ha sufrido el bitcoin en los últimos meses después de haber alcanzado su valor máximo a finales del año pasado ha tenido un gran impacto en la gran mayoría de sus inversores, incluido el Estado que más ha apostado por adentrarse en el mundo de las criptomonedas. El desastre de El Salvador al hacer del bitcoin su moneda oficial ha dirigido todas las críticas hacia su presidente, Nayib Bukele, después de que el país centroamericano haya perdido la mitad de lo invertido en bitcoin.
El 6 de septiembre de 2021 se produjeron las dos primeras compras de bitcoin por parte del gobierno salvadoreño, cuando tenía un valor de casi 49.500 euros. El otoño de 2021 fue un periodo de bonanza para el sector cripto, y Bukele volvió a comprar con los fondos nacionales en octubre, con el bitcoin en sus momentos más álgidos, rozando los 60.000 euros. En total, han sido ocho compras las que ha realizado, todas ellas publicitadas debidamente en sus redes sociales, celebrando incluso sus bajadas de precio para poder así adquirir más.
Esta semana el bitcoin sigue perdiendo su valor a marchas forzadas y se acerca incluso a la barrera psicológica de los 20.000 euros. Ninguna de las adquisiciones de bitcoin por parte de El Salvador se ha situado por debajo de este precio, y los 2.301 bitcoins del país comprados por 100,95 millones de euros cuestan hoy poco más de 50 millones, una pérdida del 50 %.
Impacto en la confianza en el país
Las malas noticias sobre la cotización del bitcoin no se limitan a la inversión realizada, ya que también tienen un notable impacto en la confianza en el país por parte del resto de inversionistas. El Fondo Monetario Internacional ya ha instado a Nayib Bukele a eliminar el bitcoin como moneda legal, y un informe de la agencia de calificación de riesgos Fitch señala las debilidades del país en esta aventura: “La adopción generalizada de bitcoin se ha visto limitada por su inherente volatilidad de precios, la baja inclusión financiera del sector bancario nacional y la falta de una amplia disponibilidad de Internet”. Los bonos de El Salvador también cotizan a un 40 % de su valor inicial y hay serias dudas sobre la capacidad del país a afrontar sus pagos pendientes de deuda.
Bukele siempre se ha caracterizado por una activa presencia en redes sociales, y es habitual verlo compartir los memes de la esfera cripto (en su foto de perfil aparece con los ojos de láser, una de las señas de identidad de la comunidad), convirtiéndose en un icono de la misma. Sus publicaciones sobre criptomonedas se ha reducido notablemente en los últimos días, limitándose a compartir algunas publicaciones sobre el primer aniversario desde el establecimiento del bitcoin como moneda legal.
La actualidad en El Salvador está marcada por otros problemas además de los financieros. Los conflictos reavivados con las maras y las denuncias de organizaciones sociales por la violación de derechos humanos en las cárceles salvadoreñas suponen una crisis muy importante para el mandatario. En lo que va de año, el Gobierno de Nayib Bukele sólo ha realizado dos nuevas compras de bitcoin, aunque procura mantener el optimismo de cara a la galería: “Algunos tipos venden realmente barato”, celebró el pasado mes de enero, su penúltima compra.
República Centroafricana, tras la estela salvadoreña
Desde el pasado mes de abril, El Salvador ya no es el único país que tiene el bitcoin como moneda legal. La República Centroafricana se sumó al carro el pasado mes de abril y ahora mantiene el franco centroafricano con esta criptomoneda. El movimiento sorprendió a todo el mundo al tratarse de uno de los países más pobres del mundo, y muchos expertos temían que esto supusiera un acercamiento a Rusia en detrimento de Francia. El presidente del país, Faustin-Archange Touadéra, sostiene que esta medida está enfocada en asegurar la independencia financiera de la República Centroafricana, un argumento similar al utilizado en su momento por Bukele.
Las apuestas estatales tanto de El Salvador como del país africano son movimientos de alto riesgo, y la deriva actual del bitcoin no parece sostener las palabras optimistas de Bukele y Touadéra.
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