Artículo patrocinado por Doctori.
La elección de un seguro de coche no solo es una obligación legal, sino también un salvoconducto para protegerse contra imprevistos en la carretera. A la hora de elegir una póliza, el factor económico suele determinar las coberturas asociadas a las condiciones contractuales del seguro. Las opciones de seguros de coches baratos se pueden contar por decenas. Ahora bien, ¿cómo podemos ahorrar sin sacrificar la calidad y la protección necesarias? Eso es lo que trataremos de responder a lo largo de este artículo.
Comienza buscando en un comparador de seguros
Así es. A día de hoy, existen multitud de plataformas que sirven como comparador de seguros de coche. Además de poder conocer de un vistazo todas las características de cada una de las aseguradoras, suelen contar con beneficios exclusivos que se aplican a aquellos usuarios que deciden firmar a través de estas. Eso por no mencionar lo tedioso que supone tener que revisar cada póliza de manera manual y sin ninguna referencia externa.
Otra de las ventajas de comenzar nuestra búsqueda a través de estos servicios es la posibilidad de adaptar las ventajas a nuestro perfil económico y las características de nuestro vehículo. Y por supuesto, no tener que lidiar con agentes comerciales de decenas de compañías que quieren obtener el mayor beneficio.
Sé realista con tu situación, tu estilo de conducción y circunstancias personales y saca algún beneficio
El autoengaño no es un buen compañero cuando se trata de elegir un buen seguro de coches barato. Analizar nuestra situación va más allá de conocer las características técnicas de nuestro vehículo. Potencia del motor, color de la carrocería, etcétera. Podemos empezar analizando nuestro historial para calcular el número de partes registrados durante los últimos cinco años y sacar algún beneficio con ello, ya sea en forma de descuento o cobertura adicional. Pero eso no es todo.
¿Nuestro vehículo duerme en la calle? ¿Eléctrico o de combustión? ¿Vivimos en una ciudad ajetreada con congestión diaria de tráfico? ¿Cómo es de probable que la carrocería sufra algún desperfecto? ¿Somos conductores conscientes de los riesgos de la carretera? ¿Con qué frecuencia conducimos a la semana? ¿Solemos superar la velocidad máxima permitida de la vía con asiduidad? ¿Cuánto kilometraje hacemos anualmente? Podemos ocultar la información de cualquiera de estas preguntas a nuestra aseguradora, pero si contratamos un seguro a terceros o con franquicia, pagaremos las consecuencias, literalmente, tarde o temprano.
¿Seguro a todo riesgo? Ajusta la franquicia a tus posibilidades
Hasta hace unos pocos años, la elección de un seguro a todo riesgo no era tan alcanzable para el bolsillo de los conductores. Hoy día, es posible contratar un seguro con franquicia que nos permita reducir la prima anual considerablemente. La diferencia en términos económicos puede llegar a ser de cientos de euros. La pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿qué franquicia estoy dispuesto a asumir?
En este caso, lo ideal es decantarse por una cifra que podamos asumir de manera puntual. ¿200, 300 o 400 euros? Además de analizar nuestras circunstancias personales, debemos conocer nuestro estilo de conducción para promediar el número de partes que podemos llegar a dar en un año. Para hacernos una idea, la franquicia no debería superar nunca el 65% del importe del seguro. Esta ha sido la máxima que siempre me he impuesto tras 7 años lidiando con aseguradoras.
Por ejemplo, una franquicia de 200 euros para una prima de 360 es algo más que aceptable. Lo contrario sería una prima de 300 euros para un seguro de 450 euros. Podemos calcular el porcentaje dividiendo la franquicia entre el precio total y multiplicándola por 100.
El viejo truco de asignar como tomador del seguro a papá y mamá
Hay una norma no escrita que dice que los jóvenes pagan la diferencia del precio de los seguros con respecto a sus progenitores. Yo mismo lo he sufrido, con cuotas que superaban los 700 euros en la mayoría de aseguradoras para un vehículo con más de una década en el mercado. No solo eso, sino que en ningún caso se me permitía contratar un seguro a todo riesgo. ¿La solución? Asignar como tomador del seguro a cualquiera de nuestros familiares, padre, madre o tutor legal.
La prima se redujo en más de un 50%, pasando de 760 euros a poco más de 300. Eso sí, debemos asegurarnos de que la póliza cubra daños a cualquier conductor del vehículo. En caso contrario, tendremos que indicar que el conductor habitual será otro, es decir, nosotros. La desventaja de este ‘truco’ es que nuestro historial no se alimentará y reproduciremos el problema con cada renovación, lo que nos obligará a recurrir, de nuevo, a cualquiera de nuestras figuras paternas.
Analiza todas las características de la póliza y deshazte de aquellas que no necesitas
Puede parecer lógico, pero en más de una ocasión me he encontrado con coberturas de las que sabía que no iba a beneficiarme. Si analizamos todas las características de nuestra póliza, debemos señalar aquellas cuya probabilidad de hacerse factibles sea igual o próxima a cero. Eso sí, lo ideal es mantener las coberturas sanitarias, que suelen ser las que sufren los primeros recortes cuando decidimos primar el factor económico.
En este sentido, lo importante es verificar que todas las partes están cubiertas (conductor, acompañantes y terceros) así como la cantidad indemnizada en caso de muerte o incapacidad.
Contrata el servicio integral de la aseguradora: hogar, negocio, vehículo…
Es un hecho, la mayoría de empresas ofrecen servicios integrales que van más allá del seguro de coche tradicional, desde el seguro del hogar hasta seguros para negocios, decesos e incluso mascotas. Por lo general, suelen presentar promociones especiales para cualquiera que decida completar su paquete con cualquiera de estos servicios.
En definitiva, si estamos pensando en contratar algún seguro para nuestra vida personal, puede ser una buena oportunidad de obtener descuentos exclusivos.
Juega tus cartas en las negociaciones telefónicas
Todo proceso de contratación conlleva ciertas habilidades de negociación. Si la cuota propuesta por el agente comercial nos parece demasiado alta, siempre podemos mencionar que otra compañía nos ha ofrecido lo mismo por menor cantidad, la cual no deberá muy diferente. La cosa no acaba ahí.
Si no se llega a producir la negociación, es probable que la aseguradora a la que pertenecemos actualmente nos envíe una contraoferta con mejores condiciones, como un servidor ha podido comprobar no una, ni dos, ni tres, sino más veces.