Se han descubierto ya bastantes “exoplanetas”, es decir planetas más allá del Sistema Solar. En algunos casos, no están demasiado lejanos y podrían ser muy parecidos a la Tierra, incluso poder albergar vida. Es el caso del reciente descubrimiento del sistema Trappizer-1, donde tres planetas podrían tener agua líquida. Sin embargo siguen en marcha muchos proyectos para conocer mejor Marte, incluso hay planes de colonización… ¿Por qué?
Vecino
El motivo de mayor peso es la cercanía, pero también su historia como veremos. Aparte de la Luna, nuestro satélite, Marte es el planeta más cercano y hay mínimas posibilidades de poder desarrollar vida. Marte orbita el Sol como la Tierra, pero más lejos, y por eso es más frío. Nuestro otro vecino más cercano es Venus, pero su proximidad al Sol y su atmósfera lo convierten en un horno (más de 400ºC).
Y es que todos los exoplanetas, incluso esos recientemente descubiertos, están demasiado lejos. Estamos muy lejos de llegar a alcanzar con ninguna nave siquiera una fracción de la velocidad de la luz. Por eso, un año luz es en la práctica y en el mejor de los casos actualmente una distancia insalvable. Tardaríamos más de 1.000 años con la nave más rápida en recorrer un año luz, hasta Trappizer-1 cuarenta veces eso.
Cuánto se tarda
Marte orbita al lado de la Tierra y, cuando nuestras órbitas se acercan más, estamos a 55 millones de kilómetros. Es son unos 3 “minutos luz” y lo normal es tardar entre seis meses y un año. La primera misión a Marte fue la Mariner 4, lanzada en noviembre de 1964 y que llegó en julio de 1965: tardó 228 días. La segunda, Mariner 6, salió en febrero de 1969 y llegó en julio: sólo tardó 156 días. Su sucesora, Mariner 7, batió ese récord tardando 131 días.
A partir de ellas, se optó por viajes algo más largos aprovechando mejor las órbitas y consumiendo menos combustible. La Mariner 9 (1971) tardó 167 días en ponerse a orbitar Marte. Fue la primera en hacerlo, las otras pasaron de largo haciendo fotos. Las Viking 1 y 2 (1976) tardaron 335 y 360 días respectivamente. La reciente Curiosity (2012) tardó 253 días y la más reciente Schiaparelli tardó siete meses.
Ha habido unas cuantas misiones espaciales a Marte, aunque quizás la menos conocida sea el reciente éxito de… la India. Sí, India envió en 2014 un satélite a Marte, consiguiendo un éxito sin precedentes, a la primera. Además su nave Mangalyaan tuvo el menor coste de todas las misiones equivalentes: unos 74 millones de dólares. Tardó 300 días.
¿Qué haremos en Marte?
Lo interesante de Marte es que inicialmente se cree que era muy parecido a la Tierra. Cuando se formaron hace más de 4.000 millones de años, incluso Venus era similar, por tamaño y densidad (rocoso). Pero la evolución los ha hecho diferentes: la atmósfera de efecto invernadero de Venus y su proximidad al Sol lo hacen demasiado cálido.
En Marte, se cree que la ausencia de campo magnético hizo que la radiación solar destruyera la atmósfera que pudo tener. Sin ninguna protección, el agua y dióxido de carbono que tenía se quedaron helados en el subsuelo o evaporados hacia el espacio. Por eso existe un reciente proyecto para proteger al planeta rojo con un campo magnético. Con él se podría recuperar cierto manto atmosférico e iniciar un ciclo que podría acabar con un planeta más “vivo”.
La esperanza de Marte consiste en que ahora mismo es un lugar más agreste que el peor imaginable en La Tierra. Pero podría responder bien a un proceso de evolución que lo convirtiera en mucho más habitable. Su gravedad es un tercio de la nuestra, no está mal. No es mucho más oscuro o frío, ni demasiado cálido. El día (rotación del planeta) dura casi lo mismo, perfecto para futuras plantas terrestres que cultivemos allí.
Más cerca: la Luna
La Luna, por ejemplo, está mucho más cerca y aunque tiene agua helada el resto de condiciones son mucho menos acogedoras. Más oscilaciones de temperatura: -180 a +120ºC frente a -120/+30ºC marcianos. Gravedad muy débil (menos de la quinta parte de la terrestre). Fases de luz (“días”) de 28 días terrestres que ninguna planta podría posiblemente adaptar.
Por eso si preguntamos a alguien de la NASA u otra agencia espacial: ¿podríamos colonizar la Luna pronto? La respuesta será seguramente un rotundo “no”. Pero si preguntamos ¿y colonizar Marte? Nos dirá “un día podremos”.