En una rueda de prensa organizada en su sede de Washington, la NASA ha anunciado el descubrimiento de siete planetas de tamaño y características similares a La Tierra, orbitando una estrella (enana roja) llamada Trappizer-1 en el sistema Acuario, en torno a 40 años luz de nosotros (relativamente cerca). Tres de ellos incluso podrían tener agua y tener una atmósfera que haría posible la vida, dado su tamaño, densidad y temperatura por la distancia a la estrella que orbitan.
Hacía dos días que el mundo científico andaba revuelto, después de que el lunes la Agencia Espacial Americana NASA anunciara para hoy una rueda de prensa en la que desvelaría un importante descubrimiento relacionado con los «exoplanetas«. Es decir, los planetas similares a La Tierra que están fuera de nuestro Sistema Solar (es decir que orbitan alrededor de otra estrella que no es nuestro Sol). La noticia estaba embargada hasta la misma rueda de prensa por la revista científica Nature.
La rueda de prensa la dieron Thomas Zurbuchen (administrador adjunto del Directorio de Misiones Científicas de la NASA), Michael Gillon (astrónomo en la Universidad de Lieja en Bélgica), Sean Carey (director del Centro Científico Spitzer de la NASA en Caltech/IPAC, Pasadena, California), Nikole Lewis (astrónomo en el Insituto de Ciencia Espacial y Astronomía de Baltimore), y Sara Seager (profesora de ciencia planetaria y física en el Massachusetts Institute of Technology en Cambridge).
Telescopio Spitzer
El descubrimiento ha tenido lugar gracias al telescopio espacial Spitzer y los planetas descubiertos orbitan una estrella del tipo enana roja, relativamente cercana a nuestro Sol, llamada Trappizer-1: está a casi 40 años luz, en la constelación de Acuario. Todos los planetas descubiertos orbitan esta estrella, en órbitas más cercanas o lejanas igual que ocurre con los planetas del Sistema Solar, pero al contrario que aquí, donde Venus está demasiado cerca (caliente) y Marte algo lejos (frío) respecto de La Tierra, los siete planetas descubiertos parecen suficientemente acogedores, y tres de ellos podrían tener condiciones habitables por temperatura y por tamaño (similar al de La Tierra en todos los casos).
El grupo de científicos que presentó el descubrimiento estaba muy contento por el descubrimiento, que en palabras de la NASA demuestra que la pregunta no era si se descubrirían mundos parecidos a La Tierra fuera del Sistema Solar, sino cuántos habría y cuánto tardarían en descubrirlos. Estos planetas, a los que ya llaman las «siete maravillas de Trappizer-1«, están convencidos que son sólo el principio de más que aparecerán. Pero son muy interesantes al creerse que son similares, rocosos por su densidad, y en tres casos con condiciones de temperatura y posibilidad de presencia de agua.
Este descubrimiento es un récord por el mayor número de planetas en “zona habitable” encontrados alrededor de una estrella, más allá del Sistema Solar. De hecho, cualquiera de los siete podría tener agua líquida, la clave de la vida tal como la conocemos, si las condiciones atmosféricas fueran las correctas, aunque tres de ellos tienen muchas probabilidades de cumplir esa condición. Es toda una respuesta a la pregunta de si “estamos solos”, que es la más importante que se plantea la comunidad científica mundial.
Descubiertos desde Chile
Este sistema de exoplanetas se llama TRAPPIST-1, el nombre viene de las siglas inglesas “The Transiting Planets and Planetesimals Small Telescope”, el telescopio de de Chile. En mayo de 2016 investigadores que usaban el TRAPPIST anunciaron que habían descubierto tres planetas en el sistema. Ayudados por varios telescopios terrestres, entre ellos el español de La Palma, el telescopio espacial Spitzer ha ayudado a confirmar la existencia de dos de esos planetas y permitió descubrir otros otros cinco, aumentando así el total de planetas del sistema a siete.
Con el Spitzer además se ha podido hacer una buena medición de sus tamaños, y desarrollar las primeras estimaciones de sus masas (de seis de ellos), lo que permite estimar su densidad. Es una información clave pues permite conocer si se trata de planetas formados por rocas, como es el caso. Más adelante se podrá conocer si contienen agua, y si ésta puede estar en forma líquida en la superficie. La masa del séptimo y más alejado planeta de su estrella no ha sido todavía estimada, pero creen que será una “bola de hielo”, aunque no se ha confirmado.
El líder del proyecto y autor del artículo científico que publica hoy mismo Nature, el belga Michael Gillon, afirma que “las siete maravillas de TRAPPIST-1 son los primeros planetas del tamaño aproximado de La Tierra que hemos descubierto orbitando una estrella de este tipo. Son el mejor objetivo que tenemos para estudiar sus atmósferas, buscando modelos de planeta similares a la Tierra, donde pudiera haber o desarrollarse la vida”.
Detalles
En contraste con nuestro Sol, la estrella de TRAPPIST-1 está clasificada como una enana ultra-fría, y su baja actividad y temperatura pueden permitir que planetas orbitándola tan cerca como estos pudieran tener agua líquida. Los siete planetas orbitan tan de cerca que están más cerca de lo que está Mercurio (el planeta más interior) de nuestro Sol, y sus “años” (órbitas al sol) son muy cortos, entre poco más de un día el más cercano a 20 días el sexto más alejado. Los planetas están además muy cerca unos de otros: una persona en pie en uno, miraría arriba y podría distinguir nubes o montañas en el planeta vecino. Se verían a veces más grandes que nuestra Luna desde aquí.
Otra cosa que se sabe es que los planetas no giran sobre sí mismos como La Tierra, sino que están fijos como la Luna: siempre tienen una cara hacia su sol (día) y otra oculta (noche perpetua). Esto, si tienen atmósferas y agua líquida, implicaría una meteorología totalmente diferente a la que conocemos, con vientos fuertes soplando desde la parte soleada hacia la nocturna y fría.
El Spitzer es un telescopio de infrarrojos en órbita, era perfecto para estudiar TRAPPIST-1 porque esta estrella “vieja” brilla más en ese espectro. Durante el otoño pasado el Spitzer estuvo observando la estrella y su sistema continuamente durante unas 500 horas. Así se pudo apreciar cómo transitaban los planetas alrededor suyo y hacer los cálculos. Ahora será el próximo telescopio en órbita, el James Webb, quien tome el relevo y permita descubrir más secretos de estos planetas.
Para Nikole Lewis, que lideró la parte de estudio con el telescopio Hubble (cuyas observaciones confirmaron la estructura rocosa), “el sistema TRAPPIST-1 nos ofrece la mejor oportunidad de estudiar atmósferas parecidas a la de La Tierra durante la próxima década”. También el telescopio espacial buscador de planetas, Kepler, está estudiando este sistema. Los tres telescopios van ayudar a la NASA y se les unirá el James Webb que se lanzará en 2018. Con su mayor sensibilidad, Webb será capaz de determinar si hay agua, metano, oxígeno, ozono y otros componentes de la atmósfera. En resumen, si son planetas habitables.
No soy religiosos,cura o pastor evangélico,menos un científico;pero,me parece,que si todo lo que la NASA afirma fuese verás ¿que pasaría con el primer libro de LA BIBLIA que habla de la creación en la tierra y por otro lado afirma Dios puso en el lugar ideal al planeta para que fuese habitable…
¿Todo el mundo piensa que lo que dice la Biblia es la verdad absoluta?
es verdad la biblia fue escrita hace casi 2000 años en ese entonces pensaban que la tierra era plana y que el sol giraba entorno a ella sin mencionar que desconocian la existencia de otros planetas, si lo que dice la biblia es absolutamente cierto por que no menciona eso?
Seguro que es un pastor menonita