Construir tu propio submarino personal, o fabricar en casa un vehículo volador propulsado por iones, son sólo algunos de los alocados inventos caseros del pasado que aparecían en las revistas de hace medio siglo.
La primera entrega que ofrecimos hace unos días era sorprendente, pero todavía queda más. La imaginación de los redactores de aquella época parecía no tener fin, como se puede apreciar en esta colección de portadas. Si algunos de los chismes que mostraban eran auténticos disparates, espera a ver algunas de sus predicciones para el futuro.
En las grandes ciudades se imponen los diseños de vehículos compactos. Una filosofía que parece poco compatible con las carrocerías de coche intercambiables, como vaticinaba este número de Mechanix Illustrated. Aunque las modas son caprichosas, y con esto del tuning en pleno auge no se puede descartar absolutamente nada.
Algo menos desafortunada estuvo Science and Mechanics cuando anunciaba la llegada del monorraíl. Un medio de transporte urbano que, no obstante, tampoco se ha extendido demasiado. Casi se podrían contar con los dedos los que hay en cada continente, y muchos de ellos sólo tienen fines lúdicos o turísticos. Eso sí, pasan los años y los diseñadores siguen dándole vueltas a este concepto.
Lo de estos televisores portátiles que aparecen en esta edición de Popular Science está más cerca del mundo real. Entonces, las imágenes televisivas apenas llevaban un puñado de años en los hogares, y en aquel entonces las cajas, además de tontas, eran especialmente voluminosas. Un televisor para llevar podía resultar bastante atractivo en la época. Al contrario que ahora, donde buscamos pantallas para el salón, siempre de gran tamaño.
No estuvieron tan finos con esta portada que publicaron en marzo de 1948. Ha llovido bastante desde entonces, los coches son muy rápidos y algunos hacen locuras indebidas al volante. Pero de ahí a que terminemos precipitándonos desde un edificio con nuestro descapotable se han pasado un poco.
Y esta ilustración, también en Popular Science, de un automóvil equipado con una hélice en su parte frontal podría considerarse la última de sus ideas imposibles. De no ser porque la realidad siempre supera a la ficción, y que a un tipo como Chris Krug se le ocurriese ponerle una turbina de helicóptero a su furgoneta. Hay gente para todo.
Puede que no fueran del todo reales, pero al menos estas revistas eran la mar de divertidas. Algunas no tuvieron mucha suerte: Modern Mechanix desapareció en 2001 tras varios cambios de nombre, y Popular Electronics sobrevivió a duras penas hasta 1985. En cambio, otras como Popular Mechanics o la citada Popular Science siguen vivas y coleando en Estados Unidos. A esta última, incluso, le ha salido recientemente una hermana española.
Vía: Well Medicated