Si todas las investigaciones llegan a buen puerto, la ropa del futuro no sólo servirá para mostrar imágenes en movimiento o luces alimentadas por energía solar. También podrá recargar la batería de nuestros gadgets de bolsillo, como el teléfono móvil, el iPod o cualquier otro MP3 portátil. Y lo hará aprovechando simplemente el movimiento de nuestro cuerpo y la energía que se genera con el roce de los tejidos.
Esto es lo que prometen investigadores del Instituto Tecnológico de la Universidad de Georgia, un fructífero centro que trabaja en otros interesantes proyectos como el robot servicial El-E o un nuevo sistema para detectar el Alzheimer. Su nuevo descubrimiento es un tejido que genera electricidad cuando es estirado, arrugado, rozado, presionado, agitado por el viento o incluso afectado por pequeñas vibraciones sonoras.
Esto se consigue combinando el viejo principio de la piezoelectricidad (generación de electricidad a partir de tensiones) con los últimos avances en nanotecnología. El punto de partida consiste en fibras textiles convencionales cubiertas de cables de óxido de zinc 1.800 veces más finos que un cabello humano. Con el movimiento del tejido, las fibras se rozan, y el óxido de zinc convierte la fricción en carga eléctrica.
En un nivel microscópico, las fibras presentan el aspecto de cepillos redondos y giratorios, como observamos en la imagen. Algunas de estas fibras están recubiertas de oro, un metal que se encarga de conducir las cargas eléctricas hasta un circuito, también microscópico, que llevaría la corriente eléctrica hasta el aparato deseado a través de algún tipo de conexión. Y así se obra el «milagro».
Zhong Lin Wang, coordinador de la investigación, afirma que un metro cuadrado de este moderno tejido bastaría para recargar la batería de un pequeño dispositivo portátil. A partir de ahí podrían surgir otras aplicaciones más avanzadas, como usar cortinas agitadas por el viento como fuente de alimentación para los electrodomésticos de una casa.
No obstante, se va a empezar por usos menos ambiciosos. Sobre todo con fines militares, ya que la investigación está financiada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos. De esta forma, en un futuro los soldados podrían vestir trajes que mantuviesen sus aparatos electrónicos siempre en funcionamiento. Más adelante, esto podría extenderse al tratamiento de pacientes que necesiten llevar encima equipos médicos, y finalmente, al usuario masivo.
Sólo tendríamos que caminar y realizar los movimientos que hacemos de forma cotidiana (como respirar, ya que el simple ensanchamiento del tórax cuanto tomamos aire hace que las fibras se rocen y generen energía). Además, el peso de estas prendas sería similar al de la ropa común. Eso sí, de momento no se ha llegado a fabricar ninguna prenda entera, sino sólo unos centenares de pequeños trozos de tejido.
Sería por supuesto una energía «limpia», en la línea de otros proyectos que investigan el uso de azúcar o el calor humano como fuente de recarga. El principal inconveniente es que el agua inutiliza los cables de óxido de zinc, por lo que la lluvia o el simple hecho de meter esta ropa en la lavadora nos dejaría sin ese servicio de recarga de baterías constante.
es bueno elaborar este tipo de rropa ¿pero se puede labar o tiane un limpiado espasial?