En Huawei han lanzado su móvil más avanzado hasta la fecha. El Huawei Mate 20 Pro se presentó con lo último en sus procesadores e Inteligencia Artificial. También cuenta con pantalla curvada de 6,39 pulgadas que integra el lector de huellas dactilares. Con protección al puro estilo iPhone X con su cámara delantera. Y, además, con todo un repertorio de objetivos fotográficos para resolver cualquier escena. Y cierra una batería de 4.200 mAh para dar autonomía más allá del día. Pero no me he quedado con la ficha técnica y he probado de primera mano este Huawei Mate 20 Pro durante casi dos semanas. Esto es lo que me ha parecido.
Batería, batería y más batería
Si hay algo que me ha llamado la atención y que he aprovechado al máximo en estos 10 días de uso es la batería del Huawei Mate 20 Pro. Soy así de básico. Pero es que sus 4.200 mAh y, sobre todo cómo los gestiona, es lo que me ha permitido jugar, hartarme a hacer stories en Instagram o incluso a utilizar aplicaciones que hacen uso de la geolocalización a lo largo de todo el día. Y todo esto sin preocuparme en ningún momento de la batería, llevar el cargador o buscar un enchufe. De hecho, superar mis expectativas en este aspecto me ha obligado a cambiar mis hábitos de carga, que hasta ahora consistían en cargar el móvil cada noche.
Si alguno de estos días con el Huawei Mate 20 Pro no abusaba con las cámaras o los juegos, podía mantener la carga hasta el mediodía de la jornada siguiente. Algo que rompería bastante mis esquemas si no fuera por la carga rápida (súper rápida) que han mejorado en este móvil. Con 40w de potencia, se puede cargar hasta el 70% en tan solo 30 minutos. Lo que en mi caso se ha traducido en pequeñas cargas para asegurar la autonomía antes de salir de casa (en caso de que fuera necesario). Lo suficiente como para poder hacer una carga completa cada dos días, o antes si me he pasado viendo contenidos o jugando con el móvil.
Y no, no he compartido mi carga con nadie. Aunque es una función que no deja de sorprenderme. Activando esta característica desde el menú Ajustes (Batería), puedo usar como base de carga inalámbrica este móvil para dar autonomía a otros. Es un concepto útil y llamativo. Pero en estos 10 días de uso no se ha dado el caso en ningún momento.
Huawei Mate 20 Pro
Pantalla | 6,39 pulgadas 2K (3120 x 1440), OLED, proporción de 19,5:9, curvada en laterales | |
Cámara principal | -Gran angular de 40 megapíxeles con apertura f/1,8 – Ultra gran angular de 20 megapíxeles con apertura f/2,2 – Teleobjetivo de 8 megapíxeles con apertura f/2,4 con OIS y zoom 3x |
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Cámara para selfies | 24 megapíxeles con objetivo gran angular de apertura f/2.0 | |
Memoria interna | 128 GB | |
Ampliación | Tarjeta NM Card | |
Procesador y memoria RAM | Kirin 980 de 8 núcleos (2 x 2,6 Ghz + 2 x 1,92 Ghz + 4 x 1,8 Ghz) / 6 GB de memoria RAM | |
Batería | 4.200 mAh, súper carga rápida de Huawei, carga inalámbrica, comparte carga con otros | |
Sistema operativo | Android 9.0 Pie / EMUI 9 | |
Conexiones | BT 5.0 dual, GPS (Glonass, Galileo, Baidou), USB de tipo C, NFC, LTE Cat 21 | |
SIM | nanoSIM dual | |
Diseño | Metal y cristal, certificado IP68, lector de huellas dactilares bajo pantalla, diseño antideslizante, colores: azul, verde, twilight | |
Dimensiones | 158,2 x 77,2 x 8,3 milímetros | |
Funciones destacadas | Modo macro, filtros de vídeo en tiempo real, Inteligencia Artificial, compartir carga | |
Fecha de lanzamiento | A partir del 16 de octubre | |
Precio | 1.050 euros |
Tres ojos para fotografiarlo todo
Huawei ha hecho un movimiento inteligente en su apartado fotográfico. Aunque no había queja al respecto del sistema de sensor de color más sensor monocromo, la forma de resolverlo en el Huawei Mate 20 Pro me parece mucho más acertada. Al menos para un usuario al que le gusta hacer algunas fotos, como es un servidor.
En este móvil encontramos una cápsula cuadrada con tres cámaras y un flas LED en medio de la carcasa trasera. Hasta aquí nada nuevo respecto a lo visto en el Huawei P20 Pro. La cosa cambia cuando nos fijamos en los sensores (40, 20 y 8 megapíxeles) y, sobre todo, en los objetivos que los acompañan. Ahora, en lugar de tener un sensor monocromo todo es a color, y el de 20 megapíxeles está acompañado por una lente ultra gran angular. La composición final queda tal que así:
- Sensor de 40 megapíxeles con objetivo gran angular de apertura f/1,8
- Sensor de 20 megapíxeles con objetivo ultra gran angular de apertura f/2,2
- Sensor de 8 megapíxeles con teleobjetivo de apertura f/2,4
Esto en la práctica se resuelve con unas cámaras que valen para todo. Es decir, el ultra gran angular nos deja retratar toda una escena de gran tamaño a poca distancia de la misma. Los resultados no son demasiado definidos, ni tienen la mejor claridad, pero cumple sobradamente con su objetivo. Además está integrado de forma cómoda en la aplicación cámara, pudiendo hacer el gesto de pellizco para pasar al zoom 0,6X o pulsando sobre el botón de esta cifra. En estos días lo he usado, sobre todo, como complemento del resto de lentes. Algo así como buscando la comparativa entre una escena retratada con el objetivo habitual y con el objetivo ultra gran angular. Es como mejor se aprecia su valor en este conjunto, aunque la tendencia habitual es usar el sensor de 40 megapíxeles y objetivo gran angular.
Lo mismo ocurre con el teleobjetivo, aunque este sí resulta mucho más práctico. Con él he podido ampliar el zoom sobre manera. Se aprovecha su estabilizador de imagen óptico y la Inteligencia Artificial para conseguir que el resultado luzca definido, aunque no tenga tanto detalle como el sensor principal. Detalles lejanos, espiar pantallas de móviles ajenos o simplemente retratar algo que se queda lejos para el sensor principal. El mecanismo es el mismo, gesto de zoom hasta que la aplicación de cámara nos permita.
Ahora bien, hay que sumarle también un nuevo modo de fotografía: el modo macro. Con él he podido retratar detalles asombrosamente cerca del Huawei Mate 20 Pro. Si el objeto está bien iluminado y tenemos algo de paciencia (por lo general el primer disparo no suele ser el bueno en este caso), conseguimos detalles bastante sorprendentes: textura de ropa, poros en la piel, pistilos de flores… cosas que nunca he hecho antes con un móvil, y que abre una ventana a aquellos que disfruten compartiendo fotos de texturas y detalles. No es lo más práctico del mundo, pero igual que el ultra gran angular, suma valor a este móvil.
Resultados
En cuanto a calidad fotográfica, Huawei sigue sobresaliendo en entornos oscuros o a contraluz. Sus cámaras son muy resolutivas. Eso sí, no tienen el mayor nivel de detalle y realismo del mercado. Hace muy buenas fotos bajo muchas y variadas circunstancias, apoyándose o no en la Inteligencia Artificial que lo acompaña, pero si nos ponemos técnicos y tiquismiquis hay que decir que hay otras cámaras mejores. Pero no tan versátiles.
Los selfies sobresalen a contraluz y en otras condiciones donde otros móviles fallan hasta el punto de no ver tu rostro. También consiguen un buen efecto bokeh o retrato. He conseguido que la cámara respete los pocos pelos que me quedan en el tupé, pero no así la montura de mis gafas. Ahora bien, sigue aplicando un efecto belleza sobre el rostro (incluso cuando lo he puesto a cero) que rompe con el realismo de la escena. Eso sí, esto no significa que sea malo, pero sí es poco realista. Claro que aquí ya depende de si quieres salir divino en la foto o mostrar tus puntos negros en la nariz. Yo me quedo con la primera opción.
También he probado la cámara lenta en este Huawei Mate 20 Pro durante estos 10 días. Y me temo que los resultados no han mejorado respecto al P20 Pro. El sistema sigue inventándose píxeles y la definición queda lejos de lo deseable. Consigue el efecto ‘wow’ durante el poco más de un segundo que graba en este formato. O más bien cuando lo reproduce. Pero al final llama tanto la atención el baile de píxeles y la falta de definición como la situación grabada. Incluso cuando hay buena luz natural. Aunque tampoco es otra de las funciones qué más haya usado en estos días.
En conclusión, el Huawei Mate 20 Pro ha disparado a cañonazos en el apartado cámara. No es el mejor en detalle y precisión, pero es posiblemente el móvil más versátil del mercado en el apartado fotográfico. Y es que resuelve muy bien toda clase de situaciones, al menos para el usuario medio. Yo me doy por satisfecho (salvo en la cámara lenta y en la luminosidad y detalle del ultra gran angular).
Avances de seguridad poco prácticos
Una de las cosas que me sorprendió gratamente en el Huawei P20 Pro fue su reconocimiento facial. Incluso cuando no quería (cuando sujetaba el móvil solo para llevarlo de un lado a otro), si mi cara estaba frente a la cámara de algún modo, el móvil me detectaba y se desbloqueaba. Era rápido y cómodo, hasta el punto de olvidarme un poco del lector de huellas. Ante esta premisa, estaba deseando probar el lector de huellas integrado en la pantalla (por fin se deja ver esta función en público), o la copia del sistema de Face ID de Apple que incluye su notch o muesca. Los resultados no te sorprenderán: la copia no le ha salido del todo bien. La innovación le ha salido un poco lenta.
Empiezo con el sucedáneo de Face ID, que se queda a medio camino de lo que personalmente esperaba. Y es que aunque incluye toda la tecnología con la proyección de puntos y el sensor para identificar su posición sobre el rostro del usuario, tiene sus puntos fuertes y débiles. Es un sistema rápido cuando funciona, pero Huawei ha cambiado su funcionamiento por defecto respecto al desbloqueo facial del P20 Pro. Con el Mate 20 Pro tienes que plantar el móvil frente a tu cara, sin pulsar ningún botón. La pantalla se activa automáticamente y en menos de un segundo ves el icono del candado desbloqueándose. Lo malo es que ahora tienes que deslizar el dedo por la pantalla para retirar efectivamente el bloqueo. Un paso que suma seguridad, pero también tiempo de espera. Y, si por algún casual el sensor no responde tan rápido, la experiencia se alarga y frustra. A mí por lo menos, que estaba demasiado acostumbrado a la rapidez del P20 Pro. Eso sí, también se puede activar el desbloqueo directo, que elimina el gesto del deslizamiento del dedo por la pantalla para acceder al instante del reconocimiento. Esto es más ágil y algo menos seguro (a veces ha reconocido mi rostro cuando solo sujetaba el móvil en la mano para transportarlo). Hasta aquí todo bien en este aspecto, el problema viene con los extras.
Este sistema es infinitamente más seguro que el reconocimiento facial clásico. Pero se aleja mucho de lo conseguido por Apple. Huawei también ha calcado los Animojis de Apple. Es un modo dentro de la aplicación de cámara, con el que se reconoce el rostro del usuario para imitar sus gestos, muecas y movimientos. Pues bien, funciona mal. Igual de mal que si se usara la tecnología de reconocimiento facial (en lugar de los puntos proyectados). Los movimientos no son limpios ni responden de forma realista. Sí, se detecta la lengua y sus movimientos. Pero en conjunto la experiencia es pobre. Claro que tampoco es una función que me mueva a comprar un móvil. Lo feo es que, si lo copias, al menos que sea igual de bueno. Me quedo con las ganas de aprovechar esta tecnología para escanear objetos y animarlos, como pude ver en la presentación en Londres. Algo que daría mucho juego para toda clase de vídeos, aunque presupongo que no sería lo más usado por el usuario medio. Pero, ya que esta tecnología está presente en el móvil…
El otro caso es el del lector de huellas dactilares en la pantalla. Sí, plantas el dedo en la pantalla, aprietas un poco más fuerte de lo habitual y esperas. Y esperas más de lo que ya estás acostumbrado para desbloquear el móvil. Ese es su problema. Bueno, ese y que al principio no sabes ni dónde plantar el dedo registrado. Esto pasa porque el sensor está situado hacia el medio de la mitad inferior de la pantalla. Un icono lo representa cuando sujetas el móvil o activas la pantalla. Sin embargo, los primeros días de mi experiencia me hacía sentir bastante perdido.
También he recorrido la curva de aprendizaje a la hora de usarlo. No solo por conocer su ubicación en la pantalla, sino por saber cómo aprovecharlo y agilizar el proceso de desbloqueo. Tengo que pulsar con cierta presión y contar varios segundos hasta que el terminal se desbloquea. Básicamente es acertar en la posición y esperar hasta que la pantalla ya muestra el interior del teléfono. Algo que rompe con la agilidad de los sensores a los que nos tenía habituado Huawei.
Ambos apartados son un indudable avance tecnológico que hace las delicias de un mí mismo y otras personas interesadas en este ámbito. Sin embargo, parece que esta tecnología aún no está del todo pulida. Situaciones que seguramente se corrijan en el futuro en el apartado de hardware, y también en el de software, con gestos que recortan tiempo en el uso del móvil, en lugar de sumarlo. En definitiva, interesante, pero tedioso.
Inteligencia Artificial y nuevos gestos
Me he lanzado a la piscina de este Huawei Mate 20 Pro a la hora de aprovechar al máximo su pantalla. Un panel OLED de 6,39 pulgadas donde es una verdadera delicia ver películas y series. Es grande para esta práctica, pero sigue siendo asequible para manejar con una mano. Algo que hay que agradecer a su diseño, con notch o muesca incluida, para agrandar al máximo el panel sin sumar milímetros al contorno de su cuerpo. Por cierto, la pantalla es curvada al más puro estilo edge de Samsung. Pues bien, me he pasado por el menú Sistema, dentro de Ajustes, para quitar la barra de botones de navegación. He dado el salto a los gestos.
La experiencia sigue siendo ágil, ya que la ficha técnica de este móvil da más que de sobra para aprovechar aplicaciones y juegos sin ralentizaciones ni parones. Me he hecho rápidamente a los gestos y he apurado la pantalla al máximo. Eso sí, lleva un par de días acostumbrarte a deslizar el dedo desde la parte curva de la pantalla para volver atrás. O deslizar el dedo desde abajo hasta el centro y mantener pulsada la pantalla para saltar entre aplicaciones. Tan solo es otra fórmula para moverse. Quizá no tan rápida como los botones siempre presentes en la parte inferior, pero sí más útil para aprovechar la pantalla.
Tampoco he dejado pasar la oportunidad de grabar vídeos aprovechando la Inteligencia Artificial que incluye el procesador Kirin 980 en este Huawei Mate 20 Pro. Sobre todo por esa función que permite identificar a un sujeto en primer plano, mantenerlo en color, y dejar el resto en blanco y negro. O hacer lo propio con el efecto bokeh. No son funciones perfectas, pero los resultados sorprenden. Sobre todo si eres consciente de todo el trabajo de procesamiento que hay detrás. Lo he probado en lugares más complicados como el Metro de Madrid, donde el número de personas pone en jaque a esta función. Sin embargo, resulta efectiva con una o dos personas en cuadro. Digno de admirar.
Conclusiones
Queda claro que Huawei ha echado los restos con el Mate 20 Pro. Es un móvil con una ficha técnica muy potente, con un diseño admirable y con capacidades muy diversas. Sobresalen la batería, las cámaras y la pantalla por encima del resto del conjunto. Y la experiencia de uso acompaña en estos apartados.
Particularmente me quedo con el apartado de fotografía. Soy consciente de que los resultados no son los mejores del mercado, pero he conseguido buenas fotos sin esfuerzo. Y es tan versátil tener todos estos objetivos que no hay toma que me suponga un reto. Solo tengo que mover el zoom para saltar desde un ultra gran angular hasta un teleobjetivo. Es cómodo y resolutivo.
Sin embargo, hay cuestiones que pulir. Se agradecen mucho los avances tecnológicos en cuestiones biométricas y de salud, pero se nota que aún necesitan desarrollo. También me he encontrado con algunos detalles negativos en torno a la gestión de notificaciones. Pero el tema software puede controlarse fácilmente con actualizaciones. Más aún en EMUI 9, que es un entorno vivo y que ha mutado para ofrecer sus menús de forma más sencilla.
Ahora bien, todo esto tiene un precio. Huawei copia a Appel (funciones biométricas) y a Samsung (diseño y pantalla) en algunos de sus aspectos, y sobre sale en otros (cámara y batería), pero también imita la moda de superar los 1.000 euros de precio. No es el mejor móvil del mundo, pero resulta equilibrado y sigue siendo la opción menos cara entre los terminales más punteros. Sin duda una gran opción si te mueve el tema fotográfico y necesitas un móvil de excelente rendimiento y autonomía.