Cuando nos decidimos a comprar un televisor, nos fijamos en el tamaño de su pantalla, su diseño, la resolución, el sistema Smart TV y su precio. Sin embargo, hay otra característica que en los últimos años se ha extendido rápidamente. Hablamos de la pantalla curva, que ahora vemos como algo normal pero que no hace mucho no existía. De hecho, son muchos los fabricantes que apostaron por los paneles curvos. No obstante, este año hemos visto cierta tendencia a volver a las pantalla planas, especialmente en la gama alta. Esto nos ha llevado a preguntarnos, ¿qué es mejor, una pantalla plana o curva? Vamos a intentar explicar las diferencias y los motivos para elegir una u otra.
Diseño
La diferencia más clara cuando comparamos un televisor curvo con uno plano es su diseño. Son muchos los usuarios que ven los televisores curvos como una evolución del televisor. Generalmente la curva se asocia a modernidad, un televisor más actual. Sin embargo, como comentábamos, son muchos los fabricantes que han vuelto a los paneles planos.
Los paneles curvos pueden quedar realmente bien si los vamos a utilizar con su peana. Es decir, si los vamos a colocar sobre un mueble. Generalmente el soporte de estos televisores también cuenta con cierta curvatura, consiguiendo una bonita estética.
Ahora bien, si vuestra idea es colocar el televisor colgado en la pared, os recomendamos elegir una pantalla plana. Los televisores con pantalla curva se pueden colgar, pero ocupan mucho más espacio. La curvatura hace que quede mucho hueco entre la pared y el televisor, lo cual puede no quedar demasiado estético. Por ello, la mayoría de televisores OLED de última generación, como el LG Signature, han optado por un panel plano.
¿Mejora la inmersión un televisor curvo?
Cuando vamos a una tienda a comprar un televisor, uno de los argumentos más utilizado por los vendedores para convencernos de que compremos un televisor curvo es la inmersión. Un televisor curvo «envuelve» al espectador, provocando así que esté más inmerso en la acción.
¿Es esto cierto? Sí y no. Es cierto que la curva puede conseguir una mayor inmersión del espectador, pero solo si se cumplen ciertas condiciones. La primera es el tamaño del televisor y la segunda la distancia de visionado. Un televisor de grandes dimensiones sí nos ofrecerá una inmersión mayor. Sin embargo, si vemos una pantalla de 49 pulgadas a una distancia de 3 metros, la curva no nos proporcionará ninguna ventaja.
Sin embargo, sí conseguiremos mayor inmersión en pantallas muy grandes o que tenemos a poca distancia. Por eso la mayoría de cines cuentan con pantallas ligeramente curvadas. Algo similar ocurre con los monitores. Al tenerlos más cerca, si tienen un buen tamaño, sí pueden hacer que la inmersión sea muy superior al de una pantalla plana.
Desventajas de una pantalla curva
La ventaja clara de las pantallas curvas es, como hemos visto, la inmersión. Sin embargo, también tienen algunas desventajas. Y no solo a la hora de colgar el televisor.
La primera la encontramos en los ángulos de visión. Generalmente los ángulos de visión de una pantalla curva serán peores que los de una pantalla plana. En televisores curvos se recomienda no situar al espectador a más de 35-40 grados de la pantalla. De hacerlo así, veremos la imagen con cierta distorsión en los colores y el brillo.
Aunque en general esto es así, no todos los televisores curvos son iguales. Los fabricantes trabajan constantemente para mejorar los ángulos de visión de sus televisores. Así que no tendremos la misma distorsión en, por ejemplo, un televisor de alta gama que en un televisor más económico.
Otro problema que podría ser más acusado en un televisor curvo son los reflejos. En realidad, estos dependen del tipo de panel más que de la curvatura. Por ejemplo, los monitores suelen estar fabricados con un acabado mate para evitar reflejos. No ocurre lo mismo en los televisores. Sin embargo, la curva en un televisor puede hacer que los reflejos se estiren y ocupen una mayor superficie de la pantalla.
Conclusiones
Hace unos años hubo una especie de boom de los televisores curvos. Era prácticamente imposible encontrar un televisor de gama media-alta que no fuera curvo. Sin embargo, esto ha cambiado. No sabemos a ciencia cierta si por los usuarios o por los propios fabricantes, pero la realidad es que ahora tenemos muchas más opciones con pantalla plana.
Solo tenemos que revisar los catálogos de los principales fabricantes. Los nuevos QLED de Samsung están disponibles tanto en pantalla curva como plana. Incluso la serie Q8 que en un principio solo se lanzó en curvo, ahora tiene un modelo plano. El Sony A1 OLED, buque insignia del fabricante japonés, tiene una pantalla plana. Y el Panasonic EZ1000, otro de los grandes televisores de 2017, también cuenta con pantalla plana.
Así pues, podríamos resumir las ventajas de los televisores curvos en:
- Diseño más moderno
- Mayor inmersión si estamos muy cerca o tenemos un televisor de gran tamaño
- Sensación de pantalla más grande en tamaños superiores a 60-65 pulgadas
En cuanto a las desventajas, estas serían las principales:
- íngulos de visión más limitados
- Reflejos de mayor tamaño
- Quedan peor si vamos a colgarlos en la pared
Por último, no nos olvidamos del precio. En general, los televisores con pantalla curva suelen ser más caros que los televisores con pantalla plana. Como ejemplo podemos poner el Samsung Q7F. Este televisor tiene un precio oficial, en 55 pulgadas, de 2.200 euros. El mismo modelo en formato curvo, el Samsung Q7C, tiene un precio oficial de 2.350 euros. Es decir, tenemos una diferencia de 150 euros solo por la curvatura de la pantalla.
En definitiva, las pantallas curvas aportan pocos beneficios reales frente a las pantallas planas. Es el consumidor el que tendrá que pensar bien el uso que va a dar del televisor y elegir correctamente. Es cierto que a muchos usuarios les encanta la estética de la curva, pero otros la odian. ¿Qué opináis?
