Uber está protagonizando una caída en picado hacia los infiernos. Esa es la realidad. Sin ir más lejos, hoy hemos sabido que la compañía estadounidense se ha visto obligada a retirar los servicios en Dinamarca el próximo mes de abril.
Esto es así porque el gobierno danés ha aprobado una nueva ley de taxis que establece nuevos requisitos para los conductores profesionales, que a partir de ahora tendrán que incorporar en sus vehículos contadores de tarifas de manera obligatoria.
Esto será así para los conductores que quieran operar en el país europeo. Y esto es completamente antagónico con la manera de funcionar de Uber. El desenlace es inminente.
Uber echa el cierre en Dinamarca el próximo 18 de abril
Esta es la fecha límite que Uber se ha puesto. A partir del próximo 18 de abril, la polémica aplicación dejará funcionar en Dinamarca. La compañía dice que alrededor de 2.000 conductores y la friolera de 300.000 usuarios daneses se quedarán sin servicio.
Y aunque el cambio de la regulación y la decisión final de Uber se limitan solo a Dinamarca, podríamos estar ante una estratagema que podría extenderse al resto de países de la Unión Europea. No hay que perder de vista que Uber ya ha tenido problemas con otras organizaciones del Viejo Continente.
En Dinamarca ya han sido multados dos conductores daneses de Uber. Todo ocurrió en noviembre del año pasado. Fueron acusados de vulnerar las leyes del taxi. Por si esto fuera poco, la facción europea de Uber fue acusada por los fiscales daneses de ayudar a esos conductores a violar la legislación en materia de taxis.
El origen de todas las polémicas
Es muy simple. Uber es un servicio que ha sido acusado desde el principio por competencia desleal. Funciona como los taxis de toda la vida, pero con particulares. ¿Esto qué significa? Pues que cualquier persona que cuente con la aprobación de Uber puede coger un coche y transportar a otra persona que lo necesite.
Los usuarios (pasajeros) tienen instalada una aplicación en el móvil que funciona a través de GPS. Esta les muestra los coches Uber más cercanos. El conductor recibe la petición, monitoriza el recorrido y cobra el importe resultante del viaje a través de tarjeta de crédito. Esta tarjeta es la que el usuario ha guardado como predeterminada. No cabe la menor duda de que el sistema es muy práctico.
Los problemas de Uber en España
Uber está operando en España desde abril de 2014. El servicio se planteaba, tanto en Madrid como en Barcelona, como una alternativa más rápida y económica a los servicios tradicionales de taxi.
Así que los taxistas no tardaron en quejarse. El sector llevó a cabo diferentes propuestas, porque consideraban que Uber no era un servicio seguro para el pasajero. Tampoco era justo para el taxista, que para poder ofrecer sus servicios debe pagar una licencia que supera los más de 150.000 euros, frente a los 0 euros que debe abonar un conductor de Uber.
El conflicto llegó a la justicia española y en diciembre de 2014, la aplicación bajó la persiana en nuestro país para volver a reabrirla de nuevo en 2015, con la obtención de permisos por chóferes. Prometieron alcanzar nuevos acuerdos con otros operadores europeos e incluso crear puestos de trabajo.
El descenso a los infiernos de Uber
Pero, ¿por qué se dice que Uber está de capa caída? ¿Qué ocurre con la aplicación y cuál podría ser su porvenir? No es la primera vez que se habla de esta cuestión. En las últimas semanas y meses se han publicado muchas noticias sobre la crisis interna que sobrevuela Uber. Han dimitido varios directivos. Y es que la organización tiene problemas que van más allá de su enfrentamiento con el sector del taxi.
En noviembre de 2014 un directivo de 2014 ordenaba buscar trapos sucios de algunos periodistas para divulgarlos como venganza. Todo sucedió a raíz de unas publicaciones realizadas por Sarah Lacy, muy crítica con Uber. El vicepresidente de Uber, Emil Michael, dijo ante varios periodistas que podría gastarse un millón de dólares contratando investigadores para sacar a relucir información comprometida de algunos periodistas.
Por si esto fuera poco, la empresa ha recibido acusaciones por acciones sexistas y por haber manifestado conductas poco decorosas. Ahí se mezclan supuestos casos de abusos sexuales y otras tácticas políticas que habrían motivado el abandono de dos ejecutivos importantes de la compañía: Jeff Jones y Brian McClendon.
Este último dimitió, según los rumores, por la entrada de Travis Kalanick, fundador de la compañía, en el consejo asesor del presidente Donald Trump. Este renunció, un poco más tarde, aunque todo apunta a que su abandono tiene mucho más que ver con la etiqueta #deleteUber que se popularizó en esos días. La campaña consiguió que más de 200.000 personas se dieran de baja.
Todo surgió después de que Uber ofreciera sus servicios a los ciudadanos, cuando los taxistas de Nueva York hicieron un parón de una hora en el aeropuerto JFK por el veto de Trump a los inmigrantes.
Prácticas dudosas, quejas en todo el mundo y acusaciones de plagio
Por si con todo esto no fuera suficiente, Uber tiene problemas en casi todos los países en los que opera. Sobre todo con los colectivos de taxistas, que acusan al servicio de competencia desleal. Si el caso de Dinamarca se extiende al resto de territorios europeos, podría convertirse en una fórmula de barrer el servicio en prácticamente toda Europa. Y quién sabe si también del resto de países del mundo.
Existen, por otra parte, una serie de prácticas de negocio que resultan altamente cuestionables y que no fomentan, en ningún caso, convivencia entre compañeros de «profesión». Hay valores como la competición y la ferocidad que pueden desembocar en graves conflictos internos.
A todo esto, hay que indicar que en los últimos tiempos Waymo, una empresa de coches autónomos que se encuentra detrás de Alphabet, ha denunciado a Uber por plagio. Dicen que la controvertida compañía les ha robado su tecnología de coches autónomos, aunque por ahora Uber no ha tenido permisos para probarla.