El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ponía de pie a medio mundo después de anunciar el sábado pasado el veto a la entrada de musulmanes a Estados Unidos. Pocas horas después, la asociación de taxistas anunció una hora de huelga en protesta por la orden lanzada por el polémico dirigente. Al mismo tiempo, Uber anunciaba desde su cuenta de Twitter que el servicio de taxis continuaría disponible durante esa hora y que la alta demanda del servicio habría hecho que los precios se redujeran. Y aunque por lo visto se trata de un mensaje de carácter rutinario, la mayoría lo entendió como un verdadero desafío al sentido común y a la dignidad de los immigrantes. No en vano, a esto hay que sumarle el hecho de que Travis Kalanick, el CEO de la compañía, formara parte del grupo de asesores de negocios de Trump. Pero la gente se puso en marcha y en pocas horas se hizo Trending Topic mundial el hashtag #DeleteUber, lo que provocó, según datos que hoy conocemos, la baja de al menos 200.000 usuarios.
El asunto se enredó por momentos. Las cosas se magnificaron hasta extremos que Uber no imaginaba. Después de que más de 200.000 personas eliminaran la aplicación de sus teléfonos, Lyft, que es su competencia directa, empezó a ver incrementadas las descargas. La compañía aprovechó esta circunstancia no solo para ganar usuarios, sino también para hacer un oportunista donativo de un millón de dólares a la Unión de Estadounidenses por las Libertades Civiles (ACLU).
El descontento hacia Uber no solo se materializó en los usuarios de esta aplicación. También fueron los conductores, muchos de ellos inmigrantes, los que mostraron su descontento con respecto a las decisiones que últimamente habían tomado los dueños de la aplicación. Pero Uber ha movido ficha y en las últimas horas, Travis Kalanick, el presidente de Uber, ha presentado su renuncia a participar en el grupo de asesores de negocios del presidente Donald Trump. Kalanick ha emitido un comunicado en el que explica que no participará en ese consejo y que ha hablado directamente con el presidente para explicárselo. En la nota cuenta que le ha ofrecido su opinión acerca de la orden ejecutiva contra la inmigración musulmana y le ha dicho que se ve incapaz de participar en su consejo económico. Él dice que entrar en ese grupo no implica un respaldo a ciegas al presidente y cree que sus acciones se han malinterpretado.
Para Kalanick, la polémica ley de inmigración impulsada por Trump está perjudicando a muchas personas que residen en las diferentes comunidades de Estados Unidos, pero también a todas aquellas familias que en estos momentos siguen permaneciendo separadas. El desplante de Kalanick podría presionar ahora a otros empresarios que también habrían sido invitados al consejo económico, aunque muchos no tienen la menor intención de renunciar. El responsable de General Motors Co. sí participará este viernes en el mismo, pero el CEO de Walt Disney Co. seguirá los mismos pasos que el presidente de Uber.
La decisión está tomada y aunque en el mensaje de Kalanick pueda haber un punto de verdad, está claro que Uber no puede permitirse bajo ningún concepto una sangría de 200.000 usuarios, que en cualquier caso, habría beneficiado a la competencia.