Ahora que los grandes fabricantes de ordenadores comienzan a lanzar sus ultraportátiles de bajo coste, hay otro tipo de máquinas que ven amenazada su supervivencia: los ultraligeros. Son esos portátiles que, moviéndose por debajo de los dos kilos de peso, ofrecen una potencia y equipamiento similares a las máquinas más habituales de 15 pulgadas, para atraer al profesional que necesita llevar su PC siempre encima. Y uno de los más ligeros es este Toshiba Portégé R500 que vimos por primera vez en el SIMO 2007.
Una máquina que pesa menos de un kilo, y que se encuadra junto con el MacBook Air y el Lenovo X300 en ese grupo de portátiles finísimos, muy ligeros y con un precio, todo hay que decirlo, prohibitivo. Después de probar este Toshiba durante varios días, podemos confirmar muchas de sus virtudes de rendimiento y facilidad de transporte. Pero también hemos encontrado un par de fallos que os detallamos más adelante en este análisis.
Un diseño sin alardes pero liviano como un cuaderno
El diseño de este Toshiba no apuesta por innovar ni en las formas ni en los colores, pues presenta una estética bastante clásica con el no menos clásico acabado en gris. En cambio, pone el acento en reducir su peso y dimensiones al máximo, consiguiendo un equipo que se queda en todo momento por debajo de los tres centímetros de grosor y que es realmente ligero. Tanto que podemos llevarlo en la mano casi sin cansarnos.
De hecho, podríamos llevar dos de estos Portégés dentro de un maletín de transporte y la sensación del peso sobre el hombro seguiría siendo la de un único equipo ultraligero. Esto es algo a lo que no han llegado sus citados rivales de Apple y Lenovo. Lo mejor de todo es que, dentro de estas limitaciones de espacio y peso, conserva el lector-grabador de DVD y un completo apartado de conexiones, con tres puertos USB, un FireWIre, un VGA y un lector de tarjetas memoria SD.
Un lector cuya compatibilidad puede aumentar usando los típicos adaptadores que traen consigo sus variantes más pequeñas miniSD y microSD. Las conexiones sin cables también son bastante completas, pues además de las ya obligatorias conexiones Bluetooth y Wi-Fi (compatible con el último estándar 802.11n), este portátil también incluye de serie un módulo para conectarse a la banda ancha móvil por HSDPA en la configuración que hemos probado (R500-12P).
Una pantalla con sabor agridulce
La medida estándar para la pantalla de un ultraligero es de 12 pulgadas. Y éste es el caso del Toshiba Portégé R500. Una pantalla que lleva además retroiluminación LED, para mejorar el brillo y reducir el consumo de batería. Y esto está muy bien, pero por desgracia no compensa con el principal fallo de este portátil: el ángulo de visión de la pantalla es prácticamente nulo. De frente todo se ve perfectamente, pero a medida que cambiamos el punto de vista de forma vertical u horizontal, no veremos más que una mancha borrosa sobre fondo negro.
Y decimos que no compensa porque la autonomía del equipo tampoco es para tirar cohetes: unas tres horas y media de reloj. El defecto del ángulo de visión puede serle muy útil al ejecutivo que esté trabajando con un documento confidencial de su empresa durante un viaje de avión, ya que no habrá forma de que ningún pasajero curioso consiga leer lo que pone en pantalla (a no ser que le robe el portátil, aunque para evitar este tipo de problemas el equipo lleva un lector de huellas digitales que protege nuestros datos y archivos). Pero siendo realistas, un PC que cuesta 2.900 euros debería llevar una pantalla mucho más decente.
Igualmente negativo es el hecho de que este portátil no lleve la típica cámara web integrada en el marco de pantalla. Sí que integra un micrófono para que podamos hablar con los programas VoIP sin usar uno externo. Pero para videoconferencias, necesitaremos llevar una cámara externa aparte y conectarla al puerto USB, lo cual resulta mucho menos cómodo en el transporte y menos práctico en su uso.
Pequeño pero matón
Aunque el procesador de este Toshiba sólo trabaje a una velocidad de 1,33 GHz, lo cierto es que consigue mover Windows Vista que da gusto. Cada vez queda más patente que el chip ya no importa tanto como antes, y que a partir de un mínimo lo que realmente cuenta es disponer al menos de esos 2 Gigabytes de memoria RAM necesarios para dominar con soltura el último sistema operativo de ventanas de Microsoft.
La velocidad con la que se abren archivos es igualmente satisfactoria. Y gran parte de la culpa la tiene el disco duro en estado sólido (SSD). Un estándar más veloz y resistente que el clásico plato magnético y cuyo principal inconveniente es el precio. Otros portátiles suelen llevar un disco SSD de 64 Gigabytes, pero el Portégé R500-12P lleva el doble: 128 Gigabytes. Esto ya es una capacidad bastante aceptable, pero por desgracia provoca que el precio del equipo se acerque peligrosamente a los 3.000 euros.
¿Quién quiere este Toshiba Portégé R500-12P?
Indudablemente, el equipo va dirigido hacia esos ejecutivos obligados a cargar con la oficina digital a cuestas en todo momento, incluyendo desplazamientos cortos dentro un mismo país y viajes al extranjero. Y dentro de éstos, el precio del equipo lo enfoca definitivamente a usuarios con un bolsillo de largo alcance.
Puntos fuertes
Al pensar en un portátil de menos de un kilo de peso, nos imaginamos uno de esos miniportátiles económicos con pantalla de nueve pulgadas, equipamiento muy básico y, dando gracias, capaces de moverse con WIndows XP (además de la alternativa Linux). Pero este Toshiba, en cambio, no renuncia al lector de DVD, a un disco duro bien servido y una potencia acorde con los tiempo que corren.
Se puede mejorar
En el apartado de puntos fuertes nos gustaría haber citado la pantalla, puesto que 12 pulgadas no es una mala medida para el trabajador itinerante. Pero los problemas citados con el ángulo de visión son muy exagerados, pues a la larga nos obligarán a adoptar una postura rígida mientras lo usamos, capaz de provocarnos serios dolores de espalda. Si a ello le sumamos la ausencia de la cámara web y tenemos en cuenta el elevado precio del equipo, su valoración final baja bastante.
Una lástima que esto suceda con un portátil tan ligero y capaz. Sobre todo ahora que, por ejemplo, Apple ha aplicado una buena rebaja a la versión con disco SSD del MacBook Air (de 2.800 a 2.318 euros). El precio ya es de por sí una barrera considerable para la compra de este tipo de portátiles, y esto es algo que Toshiba debería tener en cuenta con su Portégé. Y junto con ello, también debería echarle un ojo a la visibilidad de la pantalla.
Ficha técnica
Pantalla | 12,1′ TFT LCD WXGA (1280 x 800 píxeles) Retroiluminación LED |
Peso y dimensiones | 283 x 215,8 x 19,5/25,5 mm 0,979 Kg (batería incluida) |
Procesador | Intel Core 2 Duo U7700 a 1,33 GHz |
Memoria RAM | 2048 MB |
Disco Duro | 128 GB (SSD) |
Sistema Operativo |
Windows Vista Business |
Controles | Teclado QWERTY (86 teclas) Touchpad Tecla para apagar pantalla Tecla para iniciar Toshiba ASSIST Control lateral de activación / desactivación de Wi-Fi y Bluetooth Rueda de volumen Lector de huellas digitales |
Conectividad | 3 puertos USB 1 puerto FireWire Lector de tarjetas de memoria SD Ranura ExpessCard Salida VGA Salida de auriculares/altavoces Entrada de micrófono Salida de línea telefónica y Conexion Ethernet Sin cables: WiFi (802.11n, Bluetooth, HSDPA (3,6 Mbps) |
Tarjeta gráfica | Intel Graphics Media Accelerator 950 integrada (hasta 256 MB de memoria de vídeo compartidos con el sistema) |
Unidad óptica |
Lectura y escritura de CD y DVD |
Audio |
Altavoces y micrófono integrados |
Autonomía | 3,5 horas |
Precio | 2.900 euros |
+ info | Toshiba |
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