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Telecinco ha decidido imitar la postura de empresas audiovisuales como Viacom, Time Warner o la francesa TF1: demandar a YouTube por difundir sus contenidos sin permiso. Y lo ha hecho por partida doble: en España y en Estados Unidos. En el primer caso, con una demanda formalizada el 21 de febrero en el Juzgado número 1 de lo Mercantil de Madrid; en el segundo, notificando la actuación al Estado de Illinois, donde el portal de ví­deos propiedad de Google tiene su sede.

La cadena considera que YouTube incurre en un delito de piraterí­a, por permitir a los usuarios alojar y publicar ví­deos protegidos por derechos de autor. Su consejero delegado, Paolo Vasile, compara a YouTube con el top manta, al funcionar como «piratas que están haciendo un daño muy grave al mundo de los autores y de la cultura», y estima que la demanda coloca a Telecinco «a la vanguardia».

Según el diccionario de la RAE, la expresión «a la vanguardia» significa «en primera posición, en el punto más avanzado, adelantado a los demás». Pero mucho nos tememos que el señor Vasile está usando la acepción militar del término «vanguardia», porque peca de un gran desconocimiento en lo que a las últimas innovaciones en Internet se refiere. ¿Alguien en las altas esferas de Telecinco ha oí­do hablar de la herramienta anti-piraterí­a de YouTube?


Parece que no, porque en la nota de prensa que nos ha llegado se afirma que «YouTube se limita simplemente a ofrecer la posibilidad de retirar los contenidos que desee Telecinco». Esto es incorrecto, pues el portal de ví­deos permite tres grandes opciones: retirar el ví­deo, hacer un seguimiento de éste (obteniendo información sobre número de visitas, por ejemplo) y financiarlo a través de publicidad.

El problema es que para que el sistema sea efectivo, las cadenas tienen que colaborar proporcionando los ví­deos originales para compararlos automáticamente. Y esto requiere un esfuerzo demasiado grande. Telecinco sí­ que está a la vanguardia dentro de España, en el sentido de que está completamente sólo en su postura respecto al resto de cadenas nacionales. Vasile afirma que esto se debe a que «cada uno es de su padre y su madre».

Y es cierto: unos prefieren demandar y otros aprovechar al máximo las posibilidades que ofrece YouTube con canales especiales como los que crearon TVE y Antena 3 para las elecciones generales. También la Sexta se sumó a esta iniciativa e incluso ha tenido la idea de subir a Internet sus programas después de ser emitidos. Pero no ví­deos resumidos como hace la propia Telecinco, sino los programas enteros.

Una práctica seguida también por otras cadenas y programas, como las series de Antena 3 y los chicos de Muchachada Nui. Un auténtico despropósito eso de permitir el acceso completo a los programas a través de Internet y financiarlos con publicidad. ¿Para qué hacer eso cuando podemos guardar todas las emisiones antiguas y reponerlas cada cierto tiempo? Eso sí­ que es estar a la vanguardia, apostar por la innovación y enriquecer la parrilla televisiva, sí­ señor.

Por último, Vasile considera un «disparate» que Google haya recibido el Premio Prí­ncipe de Asturias de la Comunicación, pues «está detrás de una filial que comete cada dí­a una infinidad de delitos», y por lo tanto los gobiernos y la policí­a deberí­an perseguirla como al top manta. Más o menos lo que muchos televidentes pensamos sobre las pausas publicitarias maratonianas y los programas telebasura. Menos mal que, en este sentido, Telecinco es una cadena que mantiene una polí­tica í­ntegra y de respeto al espectador, ¿verdad?

Ví­a: Servimedia (para acceder a la noticia hay que registrarse como usuario, por aquello de estar «a la vanguardia» en Internet).

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