Los niveles de polen y otros agentes alérgicos en el aire se han disparado, y el COVID sigue entre nosotros. Necesitamos aire más puro, y precisamente eso es lo que consiguen los purificadores eléctricos. No son gadgets inútiles, al menos los que te vamos a mostrar: un buen purificador realmente elimina partículas nocivas del aire y además puede ayudar a eliminar malos olores (tabaco, cocina). Aunque a veces creamos que estando encerrados en casa estamos más seguros, se ha demostrado que el aire se llega a viciar más si no se ventila mucho y bien. Vamos a ver qué debemos tener en cuenta a la hora de elegir un purificador, y algunos ejemplos de modelos populares en varias gamas de precios (los precios indicados son de tarifa o aproximados cuando hay varias ofertas disponibles).
Filtros HEPA y niveles de CO2
Con la llegada del COVID todo esto ha cobrado más importancia: si antes las personas alérgicas sabían lo importante que es la calidad y limpieza del aire, ahora todos somos conscientes de que podemos disminuir mucho el riesgo de contagio de coronavirus controlando nuestro aire. Ya hemos visto cómo un medidor de CO2 en el ambiente puede ayudarnos a generar alertas cuando haya demasiadas personas, o demasiado poca ventilación, en una sala o habitación: por encima de 800 partes por millón de CO2 (el gas que expiramos al respirar) hay una «densidad» de personas demasiado alta y el riesgo de contagio si alguno está infectado (ya sabemos que se puede estarlo sin tener síntomas) es alto.
¿Cómo es posible filtrar partículas microscópicas en un aire viciado? Gracias a los filtros HEPA: las siglas significan «alta eficacia parando partículas» (High Efficiency Particulate Arresting en inglés). Se trata de filtros compuestos por una malla de fibras muy tupida y que no dejan pasar partículas mayores de 0’3 a 0’4 micrómetros, incluso menores. Al evitar la propagación de virus y bacterias se empezaron a usar en hospitales y existe una clasificación en función de la capacidad de capturar partículas. Aunque un filtro HEPA empieza en el tipo E10 (retiene más del 85 por ciento) nos interesa, ya que nos ponemos, uno que al menos cumpla con la siguiente etapa: H13 (filtra más del 99’95 por ciento) o mejor (bastará a nivel doméstico que sea H13 o H14).
Su uso en el sistema de ventilación de los aviones ha permitido mantener los vuelos (con ciertas precauciones) en época COVID y ahora están empezando a llegar al uso doméstico o comercial en locales públicos relativamente compactos. Su uso en purificadores domésticos hace de estos unos aparatos muy interesantes, por este efecto y por supuesto porque eliminan polen y otras partículas críticas para alérgicos, e incluso olores. Aunque han salido algunas mascarillas con filtro «portátil» vamos a repasar algunos modelos de purificadores que están en venta en diferentes distribuidores comunes y podemos comprar fácilmente (según el precio) para usarlos en nuestra casa o espacios no muy grandes.
Cómo elegir un purificador: el CADR
Enseguida repasaremos los modelos que nos han parecido más interesantes del mercado, pero antes hay algo que debemos calcular: la cantidad de aire limpio que son capaces de entregar por hora. Esto, conocido por CADR por sus siglas en inglés (Clean Air Delivery Rate) dependerá de la cantidad de metros cúbicos de la estancia (los metros cuadrados de superficie multiplicado por la altura) y la cantidad de «cambios de aire» que queremos, que la OMS recomienda sean 6 por hora (o sea cada 10 minutos se renueva todo el aire).
Si te da pereza sacar la calculadora puedes ayudarte con ésta virtual, como ejemplo hemos calculado la CADR de un salón medio de 4 por 6 metros con una altura de techo de 2,5 metros, y la renovación recomendada (6 por hora). Nos sale un CADR de 120 metros cúbicos por hora y como veremos la mayoría de purificadores superan los 300 (eso declaran), de forma que para ese salón con cualquier modelo iríamos sobrados. Es mejor que sea así y no tenga que trabajar a plena potencia…
Un último factor a tener en cuenta, además del precio o el tamaño del purificador (para poderlo mover entre estancias o plantas) es su nivel de ruido: indicado en decibelios (dB) es importante que no supere nunca los 50 dB o empezaría a ser molesta su presencia constante. El nivel de ruido en «silencio» suele rondar los 30 dB por la noche en una zona tranquila así que necesitamos que el purificador esté entre esos dos valores (parecido al ruido de una nevera o un buen aire acondicionado por ejemplo), o por debajo.
Xiaomi Mi Purifier 3H (120 euros)
Este modelo de Xiaomi parece el favorito del mercado. No es caro y lleva un filtro HEPA H13 muy eficaz (tricapa, de ahí su nombre «3H»), que eliminaría posibles virus, polen, pelos, incluso malos olores debidos a partículas como el formaldehído. Tiene un caudal notable a máxima potencia: un CADR de hasta 400 metros cúbicos por hora. A ese nivel sería demasiado ruidoso (66 dB) pero en modo silencioso baja hasta un susurro de 34 dB. Tiene temporizador y es programable (compatible Alexa y Google Asistant), y la aplicación dedicada contabiliza las horas de uso y avisa cuando hace falta cambiar el filtro (en uso medio cada seis meses aproximadamente). Es muy compacto: su base mide 24 centímetros de ancho y solo pesa 4,5 kg así que podremos llevarlo de nos convenga.
Dyson Pure (desde 350 euros)
Los Dyson son la gama alta de los purificadores y disponen de varios modelos según la cantidad de aire que queramos «mover» y si deseamos que además tengan -o no- función de calefactor y humidificador. En común tienen el uso de filtro HEPA auténtico (H13) además de un filtro propio de carbono activo, y el acabado lujoso propio de Dyson además de su diseño o garantía. También comparten las múltiples formas de control (mando a distancia, pantalla y aplicación móvil) o que su chorro de aire es orientable (preciso o ancho). Probamos en su momento el modelo Humidify+Cool y nos llevamos muy grata impresión, así que aunque el precio es alto, la satisfacción también.
El modelo de base actualmente es el Dyson Pure Cool Link (350 euros en su web directa) que actúa como purificador y ventilador. Es una torre de un metro de alto con una base de unos 20 centímetros pero pesa solamente 3,7 kg y tiene un modo nocturno (pantalla apagada y más silencioso). En el otro extremo de su gama tenemos el Dyson Pure Hot+Cool (650 euros) que incluye un detector de partículas (podemos programar que se active él solo en ese caso) y como su nombre indica que también calienta el aire en invierno. Es algo más compacto (76 centímetros de altura por 25 cm de base) aunque más pesado (5,7 kg). Entre ambos tendríamos el Dyson Pure Cool (600 euros) con las funciones avanzadas del segundo pero sin calefacción, y que mide un metro de alto por 20 cm de base (pesa 4.9 kg). Existe un modelo más compacto, el Dyson Pure Cool Me (350 euros) de sobremesa, que mide 40 centímetros de alto por 25 cm de ancho y pesa solo 2,7 kg.
Levoit Core300 HEPA H13 (100 euros)
Tras los lujosos Dyson, aquí tenemos la que es posiblemente «compra maestra» en purificadores: la americana Levoit (menor popular en Europa) ofrece este compacto purificador por un precio excelente. Y no le faltan cualidades: usa un filtro HEPA auténtico (H13 además) y a pesar de sus compactas dimensiones (36 centímetros de alto por 22 cm de base y 3,4 kg) tiene un CADR de casi 200 metros cúbicos por hora que le permiten ser eficaz en salas de hasta 40 metros cuadrados. En modo silencioso es inaudible (25 dB) y su diseño es atractivo y bien acabado. La marca dispone de un modelo más compacto (y a mitad de precio) también con HEPA H13 para habitaciones pequeñas (hasta 15 metros cuadrados), y de modelos más grandes y potentes aunque éste o el pequeño nos parecen el equilibrio ideal en uso doméstico.
Philips 2000 (300 euros)
Una marca bien conocida que por supuesto cuenta con este tipo de aparatos en su catálogo: el modelo 2000 es doméstico pero de buen tamaño (56 centímetros de alto por 35 cm de ancho y 24 cm de fondo) pero es fácil de mover al no pesar en exceso (7,7 kg). A cambio de su tamaño y peso, es un purificador potente con una CADR de 333 metros cúbicos por hora (capaz hasta para salas de casi 80 metros cuadrados), y eso sin ser ruidoso pues declara solamente 21 dB de ruido. Cuenta con un claro indicador de calidad de aire instantánea, que siempre es reconfortante. Sus usuarios destacan su capacidad para eliminar el olor del tabaco en hogares con fumadores.
Philips dispone de unos cuantos purificadores más, tanto de mayor tamaño y capacidad (hasta modelos de uso quizás más industrial que doméstico) como más compactos y hasta portátiles para habitaciones pequeñas. Recomendamos mirar en algún punto de venta en detalle si buscamos algo diferente, recordando siempre comprobar que dispongan de filtro HEPA (mejor H13 o superior) y de su capacidad de renovación de aire en función del tamaño de la estancia.
Rowenta Intense Pure Air PU4020 (200 euros)
Otra marca de electrodomésticos conocida y que también ofrece sus propios purificadores. Este modelo es uno intermedio pero ya muy capaz: su CADR de 345 metros cúbicos por hora lo hace adecuado para estancias de hasta 60 metros cuadrados aproximadamente. Rowenta cuenta con modelos más potentes, como el PU6020 (unos 300 euros) para hasta 120 metros cuadrados, por ejemplo, pero éste es bastante compacto con sus 5,7 kg de peso (mide 54 centímetros de alto por 30 de ancho). La Sociedad Española de Alergiología lo recomienda por la eficacia de sus filtros (entre ellos un HEPA H13) y su nivel de ruido en modo silencioso es notable (22 dB que son 45 dB a plena potencia). Cuenta con indicador de pureza del aire, programador… las funciones que no faltan en estos modelos de gama media-alta.
De’Longhi AC75 (150 euros)
Otra marca popular en su caso por sus climatizadores, que ofrece varios purificadores en su catálogo. Este es un modelo relativamente compacto: pesa 3,8 kg y mide solamente 43 centímetros de alto por 40 de ancho y solo 13 cm de fondo. Es apto para habitaciones de hasta 25 metros cuadrados y dispone de un temporizador y controles directos sencillos. Pero ya tiene filtro HEPA además de otro filtro de carbono, e ionizador del aire para neutralizar partículas cargadas.
