Sabemos ya que las criptomonedas como Bitcoin se están usando en actividades ilegales, y ya hay muchas instituciones y empresas que están estableciendo medidas para regular o prohibir su uso.
Lo más alarmante es el uso de Bitcoin para lavar dinero, un fenómeno que se extiende en Europa. Según la Europol, la cifra de «dinero negro» lavado a través de Bitcoin se sitúa entre los 3.500 y 4.500 millones de euros.
Anonimato y falta de regulación agravan el problema
A pesar del intento de regulación y control por parte de los Estados, las criptomonedas como Bitcoin siguen siendo muy difíciles de supervisar. Muchos usuarios aprovechan el anonimato a través de Internet o de la deep web para realizar las operaciones.
De este modo, usuarios de todo tipo y hasta bandas criminales organizadas tienen acceso al Bitcoin como herramienta de lavado de dinero. Los expertos aseguran que la única manera de combatir el problema es con legislación.
La Europol asegura que el lavado de dinero con criptomonedas sigue en aumento. El mecanismo ya supone entre un 3 y un 4% de todo el lavado de dinero en el continente.
A diferencia de las monedas de los países, Bitcoin y otras criptomonedas se generan en un proceso de «minado». En esta creación participan ordenadores complejos usando ecuaciones matemáticas.
Además, las transacciones se realizan a través de una red de ordenadores que emplean direcciones virtuales anónimas. Los gobiernos y los bancos de cada país tendrían que intervenir creando leyes que luchen contra ese anonimato en las compras y ventas por Internet.
Bitcoin para lavar dinero usando «testaferros» virtuales
Las organizaciones criminales usan Bitcoin para lavar cantidades de dinero pequeñas. Entregan dinero sucio a individuos que en apariencia no tienen ninguna relación con la actividad y que actúan de testaferros.
Cada uno de esos usuarios anónimos se encarga de lavar una parte del dinero a través de Bitcoin, y después entregan el dinero obtenido (y limpio) a los responsables.
Los cuerpos policiales no sospechan de estos individuos anónimos y tienen pocas opciones para actuar. En la mayoría de los casos, no se puede conectar al testaferro con la organización criminal ni demostrar que ha habido lavado de dinero.
Por otra parte, cada vez hay más variedad de criptomonedas, por lo que la actividad no se limita a Bitcoin. Esto explica que algunos gobiernos quieran crear sus propias criptomonedas bajo la regulación de sus bancos centrales.