Roboat

En 2017 empezarán a circular barcos de conducción autónoma por los canales de ímsterdam, una ciudad donde el agua ocupa alrededor de un 25% de la superficie. La emblemática ciudad de los Paí­ses Bajos es conocida mundialmente por la gran cantidad de personas que se desplazan a diario en bicicleta, pero las autoridades quieren pensar en otras alternativas al desarrollar las polí­ticas de transporte público a largo plazo.

Barcos autónomos para el transporte en los canales

El Instituto de Soluciones Metropolitanas de ímsterdam ha anunciado la puesta en marcha de un ambicioso proyecto de investigación que durará cinco años y que se propone encontrar una solución innovadora y sostenible para garantizar la fluidez del transporte público en la ciudad mediante un sistema de barcos autónomos. Se espera que el primer prototipo de barco con estas caracterí­sticas esté terminado y listo para empezar a realizar pruebas de navegación en 2017.

Para el nuevo modelo de transporte se aprovecharán las ideas y los avances ya realizados sobre navegación acuática autónoma, que podrí­an ofrecer otras muchas aplicaciones además del traslado de personas por los canales.

El objetivo que se pretende para ímsterdam es crear una amplia flota de embarcaciones autónomas que permitan transportar tanto personas como mercancí­as a lo largo y ancho de los canales de la ciudad. Para optimizar los resultados, esta flota se acompañarí­a de un entramado de paradas y puentes construidos bajo demanda con los que se podrí­an satisfacer las distintas necesidades puntuales. Gracias a la simplicidad de estas estructuras, los puentes podrí­an montarse y desmontarse rápidamente, en solo cuestión de horas.

Roboat

El programa en su conjunto ha recibido el nombre de Roboat (por la mezcla de los términos en inglés robot, robot, y boat, barco) y en el desarrollo están involucrados el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y dos universidades holandesas, con una financiación de unos 25 millones de euros.

El programa Roboat también destinará recursos a la creación de robots de análisis de distintos basuras para detectar señales que puedan indicar futuros problemas de salud pública. Por último, se creará una lí­nea de investigación destinada a crear productos más comerciales, que apliquen la avanzada tecnologí­a de estos sistemas autónomos a otros inventos relacionados con los espacios costeros, como taxis acuáticos para otras ciudades, sistemas de análisis de aguas y arenas en zonas como deltas, etc.

La ciudad de Boston, en Estados Unidos, también ha querido adherirse el programa para hacer frente a futuros problemas de transporte. Las subidas de las mareas son un problema importante para esta localidad, donde podrí­an plantearse a largo plazo transformar algunas de sus calles en canales como solución a las subidas del nivel del mar provocadas por el calentamiento global. El modelo creado para ímsterdam podrí­a convertirse en pocos años en un sistema de referencia para otras ciudades amenazadas por el cambio climático, y para todo tipo de ciudades con grandes canales de agua.

¿Llegarán a aplicarse estas ideas  o acabarán cayendo en el saco de los robots que no llegaron a tener éxito?

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