Nos encanta jugar a Farmville para ver crecer nuestras alcachofas y hasta entretenernos con las cocinitas de Cafe World. Si eres asiduo a Facebook y a sus juegos o aplicaciones, sabrás que éstas requieren de un nutriente básico: los datos personales. Tuyos y de tus amigos. Es el peaje que tienes que pagar si quieres conseguir que tus calabacines estén bien fertilizados o prefieres ampliar la superfície útil de tu restaurante. Si ésto te suena a chino, es que todavía no estás puesto en el mundo de los juegos a través de Facebook. Según la empresa de seguridad BitDefender, los juegos son la principal vía de entrada de cibercriminales dispuestos a obsequiarnos con un buen fajo de spam o a robar los datos que les permitirían echar el guante a nuestra cuenta corriente.
Ya es vox populi que Facebook cuenta con 450 millones de usuarios, carne de cañón para los ciberdelincuentes más avispados. Tanto es así, que a los usuarios que se apuntan y ceden sus datos personales, condición sine qua non si quieren acceder a Farmville o Cafe World, se les pide de forma continuada que inviten a sus amigos o les manden regalos en forma de pastelito virtual (una manera más sutil de recaudar información), por si quieren seguir jugando y obteniendo el éxito en sus huertos, granjas o restaurantes.
Esto hace que los usuarios más incautos acepten a desconocidos como amigos, con la voluntad de ampliar su red de contactos y poder facilitar más vínculos o datos personales a la empresa propietaria del juego. No es nada extraño. En los últimos tiempos hemos visto como los hackers utilizaban perfiles falsos de personajes famosos como Andreu Buenafuente o Joan Manuel Serrat para estafar a los usuarios de Facebook, pidiéndoles ayuda para el terremoto de Chile o para los damnificados de Haití. A ésto, recordar que existe el botón ‘Eliminar’ para todos aquellos usuarios que solicitan nuestra amistad y desconocemos, además de aquellos mensajes de correo interno que no son nada habituales. Nos saldrá más rentable que las alcachofas virtuales.