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Ya hay robots que corren, que juegan, que cocinan, que hacen la cama, que luchan, que exploran otros planetas, que se convierten en coches y hasta que emulan emociones humanas. Pero de poco les puede servir ir tan sobrados con sus habilidades cuando a la hora de cargar baterí­as dependen del ser humano para no quedarse en standby. El poquito control que nos quedaba sobre los humanoides puede quedar en agua de borrajas por culpa de los chicos de Intel, que han hecho de Marvin todo un adulto responsable que ha demostrado ser el más independiente de estos dispositivos.

No es que Marvin sea una unidad con un acabado atractivo y seductor para el tecnófilo. Ni siquiera hace gala de unas formas afinadas y futuristas. Parece una aspiradora con la orientación de un topo pasado de gintonic, pero puede hacer algo que lo convierte en único. A través de un sistema de sensores que aún no ha sido afilado para un mejor funcionamiento, es capaz de rastrear las emanaciones eléctricas que provocan los enchufes, trazar una ruta y llegar hasta él para alimentar su baterí­a.

Como decimos, Marvin ha aprendido a alimentarse, pero aún no sabe comprar la comida, por jugar con la analogí­a. El sistema de desplazamiento y detección de los campos eléctricos de su entorno parece que debe mejorarse notablemente, aunque es evidente que en este robot promete ser el inicio de una tecnologí­a que podrí­a llegar a facilitarle la vida al usuario humano a la hora de abastecer el suministro energético de los aparatos. Ahora sólo queda plantearse una cuestión: ¿es Marvin el inicio de una generación de portátiles que se dirijan solitos a los enchufes cuando noten que se quedan sin energí­a?

Ví­a: Gizmodo

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