Este robot no puede preparar la comida, no sabría cómo cuidar del jardín y no tiene ni idea de cómo se aplica un masaje. La única utilidad de Push-kun, si es que realmente tiene alguna, es entretenerte con sus pintorescos movimientos y con sus excéntricas habilidades. Aún así, en lugar de dotarle de un físico fornido como el del Graupner RB1000, sus creadores pensaron que era más apropiado darle el aspecto de una papelera con patas arácnidas.
Nuestro amigo es capaz de lindezas tales como hacer redobles de batería sobre sí mismo o lanzar un dado al aire. También puede moverse de un lado para otro como si fuese un cangrejo. Pero sin duda su número estrella es el de contar chistes. No tendrá la espontaneidad de Chiquito de la Calzada, pero queda claro que este Push-kun está hecho todo un showman. He aquí un vídeo del robot en acción (por cierto, el invitado especial de color rojo se llama OniRoppo, y casi mola más que éste):
No deben ser nada malas sus historietas cuando fue seleccionado para la pasada edición de la Baka RoboCup. Que no es otro de esos torneos de fútbol robotizado. Es una competición humorística, al más puro estilo de programas como El club de la comedia o Tú sí que vales, donde los androides participantes tienen que hacer reír al público y al jurado con sus actuaciones. No consiguió alzarse con el gran premio, pero al menos quedo bien situado en el ránking definitivo.
Así que, después de todo, parece que este cubo de palomitas andante ha encontrado una razón de ser en su robótica existencia. No obstante, este invento desarrollado por la compañía japonesa lo tiene muy complicado para mantenerse en lo más alto del mundo del espectáculo. Más que nada porque sus competidores directos vienen pisando fuerte.
Vía: Gizmodo
