Hace casi dos años nos preguntábamos si por estas fechas tendríamos ya entre manos un papel reutilizable. Es decir, un papel que borrase su contenido para que pudiéramos volver a imprimir sobre él. Al menos es lo que prometía Xerox. Y la respuesta es no. Lo único que ha conseguido la firma es mostrar algunas imágenes del papel que está desarrollando y que podría convertirse en un producto real «en algún momento del próximo año». Volvemos a poner el cronómetro en marcha con una nueva promesa.
Lo afirma Mark Bernstein, director y presidente de PARC, el famoso centro de investigación de la ciudad californiana de Palo Alto, propiedad de Xerox, donde nacieron inventos como el ratón, el sistema operativo de ventanas o la conexión Ethernet. En colaboración con otro centro de investigación de Xerox en Canadá, los científicos de PARC han creado un papel que se borra progresivamente, hasta quedar completamente «en blanco» pasadas 24 horas. En la imagen superior podemos ver el nuevo invento. Sí, esos papeles que parecen pergaminos del siglo XV sacados de un cajón olvidado. Eso es lo último en papel.
Al igual que en proyectos como el de Zink, la «magia» de este papel no se basa en la tinta. Las hojas contienen una capa fotosensible que responde de distintas formas a las longitudes de onda de la luz: si se le aplica luz ultravioleta, pasa progresivamente de color oscuro a claro, de ahí el efecto de borrado en 24 horas. ¿Y cómo podemos escribir entonces sobre estas hojas? Con una impresora especial en la que también está trabajando Xerox.
Dicha impresora escanea el papel y le aplica luz con longitudes de onda especiales que van oscureciendo la capa fotosensible, creándose así textos y diagramas. La misma máquina también puede acelerar el proceso de borrado: insertamos el papel especial ya impreso por una bandeja y la impresora la escupe por otra bandeja completamente en blanco.
Bernstein señala que sería un sistema «muy atractivo como impresora de sobremesa autosuficiente», ya que estos papeles podrían ser borrados y reimpresos cientos de veces. Más comodidad para el usuario, al que le bastarían unas pocas hojas para poder imprimir siempre esos documentos de «leer y tirar». Y menor impacto sobre el medio ambiente, debido al ahorro de papel.
Pero el mundo no es perfecto, y mucho menos un prototipo tecnológico. El inconveniente de este papel es que, aunque tenga el aspecto clásico de las hojas convencionales, queda completamente inservible cuando lo doblamos, arrugamos o escribimos sobre él con un bolígrafo. Digamos que a la capa fotosensible, formada por un compuesto químico que Xerox no ha querido revelar, no le sientan nada bien este tipo de gajes del oficio del papel.
Quizás por ello tengan más futuro otros inventos como el papel electrónico que también desarrolla Xerox. En cualquier caso, habrá que esperar y ver si se vuelve a repetir la historia con los laboratorios de PARC, cuyos científicos han creado algunos de los inventos informáticos más extendidos hoy en día, pero sin embargo no han sabido obtener beneficios económicos de ello. Hay que ser más avispado (o que otros no lo sean tanto).
Vía: news.scotsman / Xerox