Dos en uno. Así es este coche futurista de Opel. Un vehículo que combina funciones innovadoras, cualidades ecológicas y, sobre todo, una pareja de patinetes eléctricos escondidos debajo del maletero. Para llegar, aparcar y seguir circulando por la acera a lomos de nuestros flamantes Segways.
Opel Flextreme es un concepto de coche del futuro que causó sensación en el último Salon del Automóvil de Frankfurt. Un diseño ultramoderno, con techo acristalado, pantallas táctiles y un enorme salpicadero lleno de paneles con información. Un motor eléctrico que se enchufa directamente a la corriente y que nos sirve para recargar la batería de nuestros gadgets. Para rematar, incorpora dos de esos patinetes electricos, llamados Segway, perfectamente integrados en el maletero.
No tiene espejos retrovisores, ya que su función la cumplen las tres pantallas que hay justo debajo del parabrisas, formando un bloque de 1,2 metros ancho y 10 centímetros de alto, y que muestran las imágenes recogidas por dos cámaras externas, de una forma similar al sistema especial de aparcamiento de Nissan. Estas mismas pantallas mostrarían también información sobre el coche, las emisoras de radio que escuchamos o una llamada entrante en el teléfono móvil mientras va conectado con el «manos libres».
Tampoco tiene palanca de marchas, ya que las cambiamos a través de una pantalla táctil colocada en el centro del salpicadero, que también sirve para regular la temperatura del aire acondicionado o controlar el navegador GPS. Pero el detalle más curioso son los huecos que hay repartidos por el coche para cargar la batería del móvil o el reproductor MP3: nada de enchufes o conectores, las baterías se cargan por inducción, como en la placa Wildcharge.
Esto se debe a que las baterías eléctricas del coche están situadas justo debajo del habitáculo para el piloto y los pasajeros, y la escasa distancia permitiría que pasasen su carga eléctrica a nuestros gadgets a través de ondas magnéticas. Para cargar el motor sí que tendríamos que recurrir a un enchufe, consiguiendo una autonomía de 55 kilómetros en tres horas de recarga.
Gasolina «de recarga»
Durante esos primeros kilómetros el Flextreme no emitiría ningún gas tóxico para la atmósfera. Rebasado este límite, entra en juego un motor Diesel de 26,5 litros, con la peculiaridad de que éste no hace moverse a las ruedas. Su función es generar energía para recargar el motor eléctrico. Así obtendríamos una autonomía total de 775 kilómetros sin tener que volver a llenar el depósito.
Las emisiones de dióxido de carbono cuando el diesel entra en funcionamiento serían de apenas 40 gramos por kilómetro, por debajo de lo que establece la Unión Europea como una cifra contaminante. En cuanto a la velocidad, el Flextreme alcanzaría sin problemas los 160 Km/h, pasando de 0 a 100 en menos de 10 segundos.
La apariencia externa tampoco se queda atrás, con su diseño aerodinámico y la curiosa forma de apertura de puertas. Los Segways, por supuesto, pueden ir recargando sus baterías en pleno viaje mientras descansan en sus compartimentos especiales. Eso sí, tuneados o no, nuestros patinetes eléctricos tendrían que poseer un manillar retráctil, o de lo contrario no cabrían dentro.
En fin, parece que todavía habrá que esperar a que avance la tecnología, especialmente en lo que se refiere a la carga de baterías por inducción, para poder ver un Opel Flextreme circulando por la calle. Pero comparado con otros conceptos imposibles como el Mercedes-Benz SilverFlow, ese tiempo futuro se nos antoja mucho más cercano.
Vía: Connect (revista impresa)
El concepto de coche eléctricos con un pequeño depósito de gasolina de reserva está muy bien, ya que hace un consumo mucho más eficiente. Lo que no me gusta nada del coche es el diseño. Lo del techo abierto es una cagada. ¿Os imaginais lo que puede pasar en un atasco en pleno verano o simplemente si hay mucho sol? Te puedes freir en el coche, literalmente. Si quitamos esos detalles una pasada