bose companion 20 7

Cuando abres la caja, esperas encontrarte algo más, pero sólo hay dos altavoces, además no demasiado grandes y un pequeño mando a distancia redondo que se conecta por cable. No tienen cajón de graves. Eso sí­, son unos altavoces elegantes, muy bien construidos, pero no te das cuenta realmente de lo que has comprado hasta que los conectas a tu ordenador y pones la primera canción, y la segunda, y la tercera. Porque con un equipo como éste, escuchar sonido desde tu ordenador personal de sobremesa se puede convertir una actividad sumamente adictiva.

Es cierto, sólo hay dos altavoces, pero es que están tan bien diseñados que no precisan de altavoces de graves. No es uno de esos equipos que se encuentra en las tiendas de informática, y que utilizan un cajón de cartón con un cono de graves para intentar compensar las carencias de los dos pequeños altavoces que pones a los lados de la pantalla. En este caso los graves salen de los dos altavoces frontales autoamplificados gracias a un diseño especial de puerto de graves, muy inteligente, pero que no sólo da graves. Ofrece detalle y ofrece mucha potencia. Es entonces cuando te das cuenta de que te has gastado 260 euros para disfrutar de verdad de la música y de los videojuegos en tu ordenador. Porque reproducen con la misma calidad un violí­n en una sinfoní­a que las guitarras más cañeras o la ensalada de tiros del videojuego más desenfrenado.

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