Un Lamborghini en la pared 3
Conocemos la obsesión de los millonarios por adquirir coches extravagantes (¿recordáis las subastas del coche de Batman, la Pantera Rosa o Minority Report?). Lo que no sabí­amos es lo que hacen con los deportivos comunes de “andar por casa”. Richard Moriarty, por ejemplo, los cuelga en la pared.

Resulta que este señor estaba harto de que su Lamborghini Countach del 74 se calase cada dos por tres. En lugar de donarlo a la redacción de tuexperto.com como hubiese hecho cualquiera, se le ocurrió que el vehí­culo podrí­a quedar divino de la muerte en la pared de su casa.

Un Lamborghini en la pared 3

Ni corto ni perezoso, contrató a un puñado de currantes que se hubieran quedado con el coche aunque tuvieran que moverlo a pedales. Pero no, les tocó elevarlo con una grúa de una tonelada para trasladarlo a la habitación en la que Mr. Moriarty pensaba que quedaba más bonito. A un hombre con un ojo para el arte como el suyo no hay que llevarle la contraria.

Aparte de esto, el motor que tantos problemas le habí­a dado fue reconvertido en una mesita para tomar el café. Con esta información podrí­amos suponer que este tí­o duerme sobre neumáticos y que su bolsa de aseo debe ser una caja de herramientas. En fin, recuerda que cada vez que cuelgas un cochazo de la pared Dios mata a un gatito.

Ví­a: Bornrich

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