Los coches autónomos pasaron hace unos años de ser un elementos que nos sonaba a ciencia ficción a convertirse en una realidad.
Hoy en día hay varias marcas que tienen diseños creados que pueden desplazarse sin conductor. Aún no los hemos vistos circular por las calles ni en los concesionarios a los que vamos a comprar nuestros vehículos, pero hace más de un lustro que hay modelos preparados para salir al mundo real. Claro que lo que preocupa a los usuarios que se plantean comprar uno de estos coches es la seguridad. Y aunque se han realizado numerosos estudios al respecto, la realidad es que a la hora de sacar los vehículos a las calles hay bastante discrepancia.
Los estudios son claros: los coches autónomos son seguros
Los estudios acerca de la fiabilidad de los coches autónomos parecen tenerlo bastante claro: pueden ser incluso más seguros que los conducidos por un humano.
Esto se desprendía ya en un estudio publicado por la revista Nature a principios de 2023. Para ello se hizo un seguimiento a 2.100 vehículos de conducción autónoma y 35.133 coches con humanos al volante durante seis años. De este estudio se dedujo que los coches autónomos tienen hasta un 45% menos de probabilidades de sufrir una colisión frontal o lateral.
Esto se debe principalmente a que los humanos no somos perfectos. Es normal que tengamos momentos en los que nuestra atención no sea la deseable para manejar un vehículo de las características de un coche, mientras que una máquina no tiene emociones ni despistes. Por lo tanto, podría parecer lógico que confiar en un sistema automático sea más fiable que hacerlo en una persona.
La realidad de las calles es otra
Pero en estos estudios hay una puntualización que deja un poco en entredicho eso de que los coches autónomos son más seguros. Y es que lo son siempre que no se tengan que realizar viajes en situaciones de poca luminosidad, al amanecer, al anochecer y en situaciones en las que haya que realizar maniobras que impliquen giros. Es decir, en numerosas situaciones con las que las personas que conducimos nos encontramos casi a diario los coches de conducción automática no consigue responder como se espera de ellos.
Por lo tanto, aunque sobre el papel parece que los coches autónomos son más seguros, la realidad es que solo lo son en unas condiciones que no se dan en el mundo real. Pocas personas que compran un coche no tienen intención de usarlo nunca de noche, ni al atardecer, ni al anochecer ni en ninguna situación que implique un giro. Por lo tanto, a la hora de utilizar el coche en nuestra vida real sigue siendo más seguro que seamos nosotros los que nos ocupemos de conducir el vehículo, en lugar de dejarlo en manos de la informática.
La dependencia de la informática, otro gran problema de los coches autónomos
Hay otro gran problema que puede implicar que los coches autónomos tarden un poco más de lo esperado en llegar a las calles, y es el problema que puede suponer que dependan completamente de los sistemas informáticos. Que suelen funcionar correctamente, pero que si no lo hacen puede implicar un gran problema.
Justo estos días hemos podido observar el caos en el que se han sumido bancos, hospitales o aeropuertos tras el fallo de Microsoft que se produjo el pasado 19 de julio. Y es fácil imaginar lo que podría haber pasado si ese fallo hubiera afectado también a la seguridad de la conducción de vehículos. Los daños tanto personales como materiales podrían haber sido incontables. Por lo tanto, si la mejora de los sensores de luminosidad son uno de los grandes retos para los fabricantes de coches autónomos en un futuro, los riesgos de la dependencia de sistemas informáticos que nunca podemos estar seguros de que no van a fallar es otro problema que también puede ser importante.