Si quieres saber por qué no deberías desactivar las actualizaciones en tu móvil, lo mejor es que siguas leyendo, ya que lo entenderás de manera muy clara.
La inmensa mayoría de los dispositivos móviles, sean un Android o un iPhone, vienen con las actualizaciones automáticas de serie, lo que hace que se actualicen sin que el usuario tenga que hacer nada, algo sumamente cómodo.
La pregunta es ¿estas actualizaciones se hacen de manera automática simplemente por comodidad del usuario o por alguna que otra razón?
Pues la verdad es que tener las actualizaciones desactivadas son, a priori y en la inmensa mayoría de los casos, una mala idea. Por lo menos, se debería permitir que dichas apps se conviertan a la nueva versión una vez estés conectado a una red WiFi, en el caso de que no quieras que te consuma datos de tu tarifa.
Existen varias razones por las que deberías actualizar las aplicaciones, o al menos razones de peso de que podría ocurrir si no las tienes a la última.
El móvil es menos seguro
En el momento en el que descargas cualquier aplicación de los medios oficiales, seguro que está a la última en cuestión de funcionalidad, versatilidad, datos, privacidad y, por supuesto, seguridad.
En la inmensa mayoría de las veces, y sobre todo en las aplicaciones más famosas y usadas, el nivel de desarrollo es muy alto, lo que permite que se detecten fallos o problemas de cualquier tipo, también de seguridad, de manera muy veloz, por eso la importancia de que la app está actualizada.
Como es normal, tanto en las actualizaciones, como en la propia instalación, lo conveniente es que se haga desde las tiendas oficiales, ya que la seguridad es mucho mayor. También existen algunas de terceros con muy buena fama, las cuales puedes aprovechar siempre y cuando las conozcas y sepas que no habrá ninguna problemática.
Pero no solo las apps son aquellas que hay que actualizar para que el móvil sea seguro, sino también las actualizaciones de seguridad que los responsables del sistema operativo lanzan cada cierto tiempo, además de aquellas que se refieren al propio Android o iOS.
Tener las últimas versiones de las aplicaciones en tu dispositivo significará que la mayoría de tus aplicaciones funcionarán mejor que antes.
Fuera errores
Muchas aplicaciones están protegidas contra vulnerabilidades importantes, además de poseer un sistema de protección adicional, lo que hace que dichas apps sean de las más protegidas del mundo, haciendo que marquen el camino a las demás.
Pueden ser apps fundamentales, bien por su interés global o estratégico, o por ser totalmente simples, al fin y al cabo, los errores aparecen en cualquiera de estos casos, siendo terrible para quien las está utilizando.
Si se actualizan con asiduidad muchos de los fallos que las acechan, ni siquiera podrán salir a la luz pública. Utilizar una app con errores es sumamente frustrante, sobre todo si funcionaba bien y de repente pierde todo el sentido.
Si las actualizaciones estuvieran aplicadas, cabe la posibilidad de que ni te hubieras dado cuenta de que ese error existía.
La inestabilidad
Otra de las grandes verdades en las que muchos usuarios no piensan, es que, al igual que ocurre con los coches, las apps necesitan un mantenimiento regular para que todo sigua funcionando de manera efectiva.
Los cambios importantes que genera una app son evidentes y se producen cada cierto tiempo, en muchos casos bastante espaciado, por lo que las novedades pueden tardar entre una y otra.
Pero mientas tanto los desarrolladores se dedican a modificar e ir manteniendo y mejorando lo que son las aplicaciones, su estabilidad y particularmente su rendimiento.
Los desarrolladores seguirán intentando encontrar formas de hacer que sus aplicaciones funcionen de forma más fluida y rápida para ofrecer una mejor experiencia de usuario.
Tener las últimas versiones de las aplicaciones debería ser un sinónimo de que todo funciona cada vez mejor y que cada vez la aplicación, aunque no haya cambiaos significativos, es más eficiente.
Lo nuevo
Pero al igual que las actualizaciones se dedican casi siempre a lo que son las mejoras de rendimiento, seguridad y estabilidad, también existen aquellas otras que mejoran la aplicación, cambian su aspecto y modifican la app, haciéndola mucho más funcional y moderna.
Como es evidente, este tipo de actualizaciones pasarán desapercibidas para ti si no tienes tu móvil preparado para que se actualice de manera automática, algo que, como ya te hemos dicho, es mucho más recomendable, pero sobre todo en casos como este, puesto que te estás perdiendo una app completamente nueva.
El propio sistema operativo
La gravedad de no actualizar va más allá de las aplicaciones, puesto que te afecta también al sistema operativo. No solo, no tendrás parches de seguridad en Android, sino que las nuevas versiones, dando igual si tiene un móvil Android o un iPhone, tampoco te van a llegar, o no lo hará cuando debería, sino cuando te acuerdes de apretar tú mismo el botón.
En cuanto el sistema operativo envíe otra nueva versión, tú no la vas a tener, perdiéndote todo aquello que sea nuevo o todo aquello que hayan remodelado en cualquier tipo de función dentro de tu smartphone.
En los casos extremos tendrás apps que ni siquiera te funcionen
Por razones de seguridad, existen aplicaciones que se pueden quedar obsoletas en cuanto esté disponible una nueva versión o que después de un tiempo dicha versión ya no sea compatible con lo nuevo.
Si las actualizaciones automáticas están desactivadas durante mucho tiempo, tendrás que ejecutar actualizaciones manuales de las aplicaciones antes de poder usarlas, puesto que abrirás una que ayer funcionaba y hoy no habrá forma de que puedas ejecutarla.
Es posible que, en ocasiones, estas aplicaciones no te notifiquen por qué no funcionan y que esto te obligue a realizar pasos de solución de problemas innecesarios, algo que no te iba a ocurrir si tuvieras las actualizaciones automáticas o al menos fueses una persona que se acuerde de actualizar al menos una vez por semana las aplicaciones.