Honor ha marcado como objetivo lanzar sus propios flagships o móviles estrella y ser una marca reconocida más en el mercado. Y esa ruta pasa ahora mismo por el Honor Magic4 Pro, un terminal con acabados Premium, características avanzadas como portar el procesador Snapdragon 8 Gen 1 y contar con una sorprendente carga rápida de 100 watios y una más que disfrutable cámara fotográfica Sony de 50 megapíxeles. Todo ello, eso sí, por 1.100 euros. Pero ¿está a la altura de lo que se espera de un móvil de estas características y rango de precio?
He pasado cerca de dos semanas usando este Honor Magic4 Pro como móvil de cabecera. Para llamar, para enviar WhatsApp, para publicar mis historias de Instagram y, por supuesto, también para jugar o incluso para usar apps que suman varios recursos a la vez como Tinder (batería, pantalla y GPS). Todo ello para poder contarte en detalle mis impresiones, dónde me ha sorprendido este terminal y dónde necesita mejorar para próximas versiones. Porque sí, hay mucho que desgranar. Pero vamos poco a poco.
Batería controvertida y bastante caliente
Uno de los primeros puntos que llamó mi atención fue la batería. No precisamente por su capacidad de 4.600 mAh, algo por debajo de los móviles más avanzados del mercado (y también ya en gamas medias), si no por lo errático de su consumo durante los primeros días. Sé que Honor incorpora Inteligencia Artificial para conocer las costumbres y usos que se hace de este Honor Magic4 Pro para ajustar la gestión de la energía y el consumo. Pero durante los primeros días había jornnadas que el móvil llegaba con carga al final del día y otros días en los que no. Con mucha diferencia. Por suerte, solo ha sido durante los primeros días de uso, y parece que mis costumbres y el algoritmo que gestiona todo esto han llegado a buen puerto. De hecho, tras cuatro o cinco días de uso intensivo, he logrado alcanzar y superar las 5 horas de pantalla activa a lo largo del día. Y, como usuario intensivo, generalmente llego a las 11 de la noche aún con unos cuantos puntos de porcentaje de batería. Eso sí, siempre con un ojo a la batería a lo largo de la jornada por si estoy consumiendo más o menos de lo normal. Así que paciencia si te haces con este móvil, parece que necesita algo de rodaje.
Lo que me ha gustado menos es la sensación térmica que desprende. Sobre todo durante estos primeros días cuando parece que todo estaba algo descontrolado y algunos procesos se disparaban de fondo sin mucho control. Y es que parece que todo esto solo ha promovido que el teléfono subiera unos cuantos grados su temperatura, llegándose a hacer incómodo su uso mientras se carga o los primeros minutos tras desacoplarlo de la corriente. También te digo que esto ha sucedido justo en la misma semana que hemos sufrido la primera ola de calor del verano en España (concretamente en Madrid), por lo que no creo que haya ayudado a estas sensaciones.
Lo bueno es que, como decía, con el cambio de tiempo atmosférico y, sobre todo, con el paso de los días, todo parece haberse regulado. Quizá el móvil se caliente algo más de lo que me gustaría, pero en ningún momento ha vuelto a ser incómodo al uso ni alarmante. De nuevo: no te asustes y ten algo de paciencia con este terminal. Y un consejo: desactiva la carga inalámbrica inversa rápida que llega activa por defecto. Esto ayudará a rebajar la temperatura si no usas este recurso.
Pero lo mejor de su batería, como decía antes, no es su autonomía, sino la tecnología de carga rápida. El cargador, incluido en la caja, soporta hasta 100 watios de potencia, y esto permite cargar sus 4.600 mAh en apenas media hora. Así que en esos días en los que la autonomía se me ha quedado corta, ya fuera por procesos descontrolados dentro del propio móvil o usos descontroladamente intensivos por mi parte, solo he necesitado unos pocos minutos de carga para contar con horas de autonomía. De hecho, ha cambiado mis hábitos al no necesitar cargarlo durante toda la noche. El tiempo de la ducha o el paseo con el perro son suficientes para cargarlo al 100 por 100.
Ficha técnica Premium, pero no del todo
Otro de los pilares de este Honor Magic4 Pro es su ficha técnica. Sobre el papel nos encontramos con un móvil que carga un procesador Qualcomm Snapdragon 8 Gen 1. Un chip construido en 4 nanómetros que promete un gran rendimiento con muy buena eficiencia. Y la verdad es que cumple, pero con algunos peros que te detallo más adelante. Y es que hay que entender que su ficha técnica es avanzada pero no lo más potente del mercado.
Lo acompañan, además, 8GB de memoria RAM y 256 GB de almacenamiento. Suficiente y capaz para mover con soltura aplicaciones o para grabar vídeos 4K, descargar películas o juegos pesados y no preocuparnos demasiado por las capacidades. Sin embargo, si los móviles que valen más de 1.000 euros cuentan este año con 12GB de RAM (aunque no lo aprovechen al máximo) y 512 GB de almacenamiento ¿Por qué no sucede lo mismo con este Honor Magic4 Pro?
Que no se me malinterprete. Esta configuración es más que capaz para cualquier aplicación o juego actual. Durante estos días no he sufrido problemas o incompatibilidades con juegos como Diablo Inmortal o incluso con máscaras y filtros de Instagram, que suelen dar algún problema si la ficha técnica del móvil no cumple requisitos. Pero me he topado con ralentizaciones al usar el modo vídeo del terminal (quizá por las funciones extra que añade) y un consumo bastante abusivo de la batería por parte del procesador. Algo que le ha restado puntos a mi experiencia de uso. Además está el tema del precio. ¿Por qué cuesta 1.100 euros un móvil con una ficha técnica no tan avanzada como la de los otros terminales del mercado de este rango de precio?
Honor Magic4 Pro | |
Pantalla | Panel AMOLED LTPO de 6,81 pulgadas con resolución 2K (2.848 x 1.312 píxeles), 1.000 nits de brillo máximo, 120 Hz de tasa de refresco y tasa de muestreo táctil de 360 Hz |
Cámara principal | Sensor principal Sony de 50 megapíxeles y apertura focal f/1.8 Sensor secundario con lente gran angular de 50 megapíxeles y apertura focal f/2.2 Sensor terciario con lente teleobjetivo de 64 megapíxeles, apertura focal f/3.5 y zoom híbrido de hasta 100 aumentos |
Cámara para selfies | Sensor principal de 12 megapíxeles y apertura focal f/2.4 |
Memoria interna | 256 GB de tipo UFS 3.1 |
Ampliación | No |
Procesador y memoria RAM | Snapdragon 8 Generación 1 8 GB de memoria RAM |
Batería y autonomía | 4.600 mAh con carga rápida de 100 W (cargador incluido), carga inalámbrica de 100 W y carga reversible |
Sistema operativo | Magic UI 6.0 bajo Android 12 |
Conexiones | 5G SA y NSA, 4G LTE, WiFi 6E, Bluetooth 5.2, USB tipo C, GPS, NFC para pagos móviles… |
SIM | Dual nano SIM |
Diseño | Fabricación en metal y cristal Colores: blanco, negro, verde y oro Resistencia IP63 |
Dimensiones | 163,6 × 74,7 × 9,15 milímetros y 215 gramos |
Audio | Altavoz doble con certificación Dolby Atmos |
Funciones destacadas | Carga rápida e inalámbrica de 100 W, conectividad 5G, tasa de refresco de 1.000 nits, sonido estéreo… |
Fecha de lanzamiento | Disponible |
Precio | Desde 1.100 euros |
Cámaras muy versátiles, buen software y la posibilidad de fotografiar la luna
Pues tras unos días de uso de este Honor Magic4 Pro sí se puede decir que unos de sus pilares sea el apartado fotográfico. Y cómo para no, con el pedazo de módulo de cámaras que porta. De hecho ha sido lo más destacado entre mis amigos cada vez que han visto el dorso de este móvil. En el módulo circular, que es grande pero no sobresale mucho del resto del cuerpo, encontramos tres cámaras fotográficas para cubrir cualquier espectro necesario: gran angular, una cámara principal y un teleobjetivo de hasta 100 aumentos digitales. Y también un sensor para mejorar la profundidad en las tomas y conseguir retratos decentes o un modo de foto que imita las cámaras réflex de manera más que digna.
Pues bien, puedo afirmar que he disfrutado de su sensor principal durante estos días. Es de 50 megapíxeles y se comporta de forma muy inteligente ante mucha variedad de situaciones complejas. Algo que hay que agradecer a la Inteligencia Artificial y al software que procesa toda esta información, y que nos recuerda mucho a lo visto en Huawei (de hecho usa muchos de sus recursos, diseños y experiencia de uso). Con ello da igual que tomes una fotografía a contraluz o que retrates una escena con un contraste tal que en pantalla ves zonas quemadas. Tras la captura y el procesado el resultado es una fotografía radiante, con zonas muy luminosas y muy oscuras bastante bien ecualizadas y con mucho detalle.
Con algo de luz este sensor consigue sorprender en detalles como definición (la textura de la ropa, los detalles del pelo), el contraste y el color. Apenas inventa o colorea las escenas, y aun así consigue fotos llena de color y con un buen rango dinámico si hay estos grandes contrastes de luz, por ejemplo. No hay aberraciones y los diferentes modos de fotografía sirven a la causa sin poner impedimentos. Sobre todo el modo Apertura que consigue ese desenfoque natural propio de cámaras DSLR. Cuando la luz empieza a escasear los colores se falsean, pero aguantan el tipo de forma más que correcta. Y con una definición y detalle apreciables. Cumple pues con creces ante la mayoría de situaciones. Es una cámara versátil para dar buenos resultados a expertos en fotografía y a usuarios muy nóveles.
La cosa cambia, como es habitual, cuando saltamos al objetivo gran angular. Aquí la concordancia cromática a veces salta por la ventana en situaciones algo complicadas. Sobre todo al cambiar de cámara antes de hacer la captura. El procesado ayuda y pule muchos de estos pequeños detalles. Pero si tienes el ojo entrenado notarás algo de cambio en el color y, sobre todo, en la definición de la captura. Algo que se acrecienta conforme desaparece la luminosidad de la escena. El teleobjetivo, por su parte, se disfruta con notable en sus aumentos ópticos, pero como el resto de terminales que lo integran, deja de ser realmente útil cuanto la parte digital toma el control. Sí, puedes sorprenderte capturando la luna o vigilando a algún vecino a muchos metros de distancia. Pero entre lo difícil que se hace encuadrar y disparar y el resultado poco definido no deja de ser un objetivo complementario.
Donde me he llevado la sorpresa negativa ha sido en el apartado de vídeo. La calidad con el objetivo principal es sobresaliente, al igual que en las fotos. Sin embargo, ocurre algo extraño en cuanto al rendimiento. Cuando he grabado en 4K y he usado el zoom, el salto entre objetivos se hace algo errático y pausado. No resulta útil si quieres hacer un vídeo donde estos cambios sean sutiles. Y aun peor, en esos momentos en los que el móvil estaba más caliente, o estaba haciendo un uso intensivo del mismo, el vídeo ha llegado a bloquearse al aplicar zoom en 4K y saltar entre objetivos. Elementos que deben pulirse en un móvil con precio Premium.
Por lo demás, los retratos, los selfies, las cámaras lentas y el modo apertura dan herramientas útiles a los usuarios más presumidos y preocupados por el ámbito fotográfico. Y, además, cuenta con un modo Película muy interesante si quieres hacer tus pinitos en el mundo de los cortos, aprovechando la tecnología Log para guardar más información y grabar todos los colores para retocarlos en la edición o conseguir ese toque peliculero directamente. El único punto negativo es que aquí el petardeo y los parones a veces aparecen durante la grabación.
Honor también ha hecho hincapié en el modo multivídeo, con el que grabar a través de dos de los objetivos del móvil a la vez. Y la verdad es que es un modo entretenido. Pero no lo he usado habitualmente. Llegando a pasar desapercibido tras probarlo un par de veces y ver que los resultados a nivel de detalle y definición no terminan de casar con mis expectativas. Quizá con algo más de calidad o unas aplicaciones prácticas más llamativas… Pero no pasa de lo curioso.
Una gran pantalla para todo tipo de contenidos
Si la carga rápida y la cámara principal son de las patas que sostienen este Honor Magic4 Pro, el panel es la tercera para mantener el equilibrio y asegurar el disfrute en el uso de este terminal. Es un panel muy generoso de 6,81 pulgadas. Para quienes les gusten grandes. Y cuenta con tecnología AMOLED para disfrutar de un buen contraste y colores vibrantes y luminosos. Da gusto mirarla, vaya. Y lo curioso es que también cuenta con tecnología LTPO, que permite regular la frecuencia de muestreo para reducir el consumo. Algo que este terminal necesita como el agua de mayo.
Tras los primeros días he comprobado que es el componente que desangra con más vehemencia la batería. Pero vale la pena. Su brillo, su agilidad (hasta 120Hz) y sus colores cumplen con creces. Y se nota especialmente al ver escenas oscuras como el último episodio de la serie Obi-Wan en esta pantalla, disfrutando de la profundidad, el color y unos píxeles que se muestran nítidos a pesar de las dificultades técnicas que suponen algunas de estas escenas para ser iluminadas.
Por supuesto es posible configurar desde el tono o calidez del panel en los ajustes, hasta detalles como variar entre una resolución HD y otra 2K de 2.848 x 1.312 píxeles de forma inteligente según lo requiera el contenido (recomendable para ahorrar batería), o variar la velocidad de refresco hasta los 120Hz para lo propio. Incluso cuenta con los ya típicos modos de lectura para reducir la emisión de luz azul o convertir el móvil en un ebook para hacerlo más cómodo en el ámbito de la lectura. No hay quejas en este apartado.
Diseño pesado pero muy reconocible
En Honor pueden presumir de diseño diferenciador en su Honor Magic4 Pro. El dorso, sobre todo por ese módulo de cámaras circular gigante, atrapa las miradas como ya quisieran lograr otros fabricantes. Quizá por lo basto, quizá por poner tanto empeño en llamar la atención sobre las cámaras o simplemente porque hace mucho que no se ve un módulo circular que ocupe casi la mitad de un móvil. Pero lo han conseguido.
El resto de su cuerpo es más estilizado, limpio y elegante. He probado el modelo con acabado azul, que refleja perfectamente la luz y resulta llamativo y vistoso sin pasarse de la raya del buen gusto. No es especialmente limpio a la hora de protegerse ante las huellas dactilares, pero tampoco es un imán para ellas. Los laterales son curvados y ayudan a la ergonomía del terminal, además de darle ese aspecto de móvil delgado y elegante. La curva predomina y es algo que resulta atractivo. Estas curvas se prolongan hacia la pantalla, que también tiene laterales curvados y se integra a la perfección con el diseño.
Si hay peros en este diseño es por el peso, que aun sin ser especialmente llamativo dadas las proporciones, sí se deja notar si lo comparamos con modelos de pantallas con pulgadas similares o cercanas. Además, el peso del módulo de cámaras parece querer desequilibrar su agarre, pero sin ser exagerado. Lo bueno es que, con la funda protectora que se incluye, todo queda protegido sin añadir muchos milímetros de más. Y es cómodo de sostener a pesar de su peso y su tamaño.
Conclusiones tras más de una semana de uso
Queda claro que Honor apuesta fuerte por la gama alta/Premium. Pero no parece que lo haya apostado todo con este Honor Magic4 Pro. Es un gran terminal y sobresale en los puntos que, para mí, son más importantes en un móvil: cámaras, pantalla y batería. Sin embargo, adolece en pequeñas cuestiones de rendimiento como usar el zoom y saltar entre cámaras o calentarse ligeramente de más en situaciones puntuales. Cuestiones que pueden marcar la diferencia entre un móvil de gama alta y un móvil Premium, donde el precio debería estar completamente justificado.
Honor no ha lanzado el móvil del año, pero es uno de los competidores directos en algunos de sus aspectos. ¿Sería mi recomendación principal para un móvil que supere los 1.000 euros este 2022? Me temo que no. Pero sería una de las mejores opciones si su precio fuese 200 euros más barato. Sin duda, un buen arranque para una compañía que parece querer buscar la excelencia, pero que no parece haber llegado este año. Aunque el camino es prometedor.