Conciertos sin móviles, ¿un imposible?

Cualquiera que asista a conciertos con asiduidad hoy en dí­a será consciente de que gran parte de la concurrencia utiliza los móviles durante la actuación, ya sea para hacer fotos, grabar ví­deos o comunicarse con otras personas. La tradicional escena de los mecheros entre la multitud se ha sustituido por la linterna del móvil.

Muchos asistentes, y especialmente músicos, consideran esta práctica nociva y desagradable, ya que distrae de la actuación principal. Pero, ¿qué hacer? Es difí­cil actuar frente a un producto que literalmente todo el mundo lleva en el bolsillo. El músico Jack White lo está intentando, con un ambicioso plan que explica en un comunicado a través de la web de venta de entradas Ticketmaster.

Bolsas compartimentadas

«Por favor, tenga en cuenta: este es un concierto libre de teléfonos«. Así­ comienza el comunicado, donde se afirma que «Consideramos que apreciarás dejar de lado tus gadgets durante un rato para experimentar la música en persona«.

El texto continua informándonos cómo van llevar a cabo este complicado operativo:  “A la llegada al recinto de conciertos, todos los teléfonos y otros dispositivos de captura de ví­deo y fotos serán encerrados en una bolsa Yondr que será abierta al final del show.»

Esta bolsa de seguridad se quedará cerrada, y el asistente la llevará consigo durante la actuación, sin poder abrirla. Para hacerlo, tendrá que esperar al final de la actuación, donde unos encargados desbloquearán la bolsa y liberarán el móvil. En caso de necesitar usarse el terminal con urgencia, se establecerán zonas especiales fuera del área del concierto para ello.

Como intentar abrazar el aire

La idea, aunque parece desarrollada con cabeza, probablemente contará con un rechazo casi unánime de la concurrencia. En una época de adicción al móvil, privarnos de su uso durante una hora y pico de actuación puede ser, para muchos, una tortura.

Además, ¿cómo evitar que alguien diga que no lleva móvil, para luego sacarlo en la actuación? ¿Les cachearán? A eso se añade el coste extra de organización de este operativo, que habrí­a que ver si repercute en el precio de la entrada.

Es fácil entender lo frustrante que puede ser para un artista el actuar y sentir que el público solo atiende a lo que pasa a través de la pantalla, antes de hacerlo con sus propios ojos. Sin embargo, una tendencia tan global es difí­cil de controlar. Deseamos mucha suerte al señor White, veremos qué tal le funciona en su próxima gira.

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