En una época donde vivimos una peligrosa escalada de violencia tanto en Europa como en EEUU, la polémica ante las acciones policiales está más que servida. Por ello, el Servicio de Policía de Londres ha decidido adelantarse a esos problemas y usar la tecnología en su favor. En los próximos meses, los agentes armados de la policía llevarán incorporado en su casco o gorro una cámara.
Estas cámaras están pensadas para proteger tanto a los propios policías de falsas acusaciones como a los ciudadanos ante un posible atropello de autoridad. En el caso de los agentes armados, los peligros potenciales son mayores, y es por ello que se ha reforzado la seguridad con esta medida.
Según sabemos por Engadget, el modelo de cámara que se usará será la Axon Flex 2, un dispositivo que puede grabar en alta definición dentro de un ángulo de 120 grados. Esta cámara se activará manualmente, y los agentes estarán obligados a avisar al público de que están siendo grabados. La grabación será después guardada en un servidor seguro, y la cámara, en la comisaría. Si el contenido de los vídeos no es demandado como uso para un juicio u otros procedimientos legales, serán borrados pasados 31 días.
Un procedimiento cada vez más común
No es la primera vez que en Londres encontramos agentes con cámaras. Desde mediados del 2016, el Servicio de Policía Metropolitano se ha encargado de poner más de 17.000 cámaras en las camisas o chaquetas de sus agentes. El paso a elevar la cámara al casco en los agentes armados tiene una razón: se adquiere un mayor ángulo de visión, englobando los movimientos relativos al uso de armas.
En números, 30 de los 32 municipios de Londres ya cuentan con estos agentes actualizados, los que han generado casi 800.000 vídeos. Se espera que para finales de mes, los municipios restantes tengan ya agentes con cámara. Añadidos a los agentes armados con las nuevas cámaras, Londres se convertirá en una ciudad completamente conectada en materia de seguridad.
Esta medida, que como decíamos ayudará a solventar polémicas relativas a la acción de los policías durante las operaciones, levanta otras nuevas polémicas. Principalmente la de dónde se encuentra el límite de nuestra privacidad, y hasta qué punto tenemos los ciudadanos control respecto a las grabaciones que se hacen de nosotros.