7 razones por las qué las redes sociales están arruinando nuestro futuro

Las redes sociales están en nuestras vidas. Eso no podemos negarlo. Salvando alguna rara avis, la mayorí­a de nosotros estamos dados de alta en Facebook, Twitter, Instagram, LinkedIN, Pinterest, Snapchat… Aunque no estés presente en todas, estamos seguros de que no te has escapado de la primera.

No hay bicho viviente que no esté fichado en Facebook. En mi colectivo de amistades tengo dos o tres honrosas excepciones. Pero por lo demás, para mandar las invitaciones a mi fiesta de cumpleaños me basta y me sobra con echar un ojo a mis contactos de Facebook.

Sin embargo, y aunque a veces nos gusten, somos de la opinión que las redes sociales están arruinando nuestro futuro. ¿Quieres saber las razones? Pues sigue leyendo estas siete que te ofrecemos a continuación.

facebook

1. Todo el mundo seguirá hablando de nosotros en las redes sociales (aunque hayamos muerto)

Nacemos, vivimos, nos damos de alta en Facebook y morimos. No hay otro camino. Y nuestros perfiles permanecerán. Estamos seguros de que te ha pasado en más de una ocasión. Alguien fallece y tú corres raudo y veloz a ver qué es lo último que publicó.

Luego puede que, si nadie ha hecho nada para impedirlo, esa persona incluso te aparezca como sugerencia de amistad. Y esto sí­ que da miedo. A todo esto hay que añadir el hecho de que nuestras fotos sigan publicadas en las redes por los siglos de los siglos. Así­ que puede que sigan hablando de nosotros por mucho tiempo. Aunque hayamos muerto.

2. Lo tendremos todo (absolutamente todo) en digital para recordarlo

¿Dónde estuvo usted la madrugada del 13 de mayo? ¿No es más cierto que se pasó con las copas y amaneció traspuesto en plena calle? ¡No mienta! ¡Está documentado en Facebook, ¡insensato! Si echas un vistazo a tus galerí­as fotográficas, verás que ya es posible hacer un perfecto recorrido por la última década de tu vida.

Pero ahora ya no vale esconder los álbumes de cuando eras adolescente para que no los vea tu nueva novia. Ahora lo tienen todo a pedir de boca. No hará falta ni que te pidan permiso para verlo. Y puede que tú ni tan siquiera te acuerdes de que la foto de la fatí­dica madrugada del 13 de mayo estaba ahí­.

3. La vida de tus hijos habrá quedado expuesta para siempre

Mucho cuidado con esto, porque no hablamos de un asunto menor. Célebre fue el caso, en septiembre del año pasado, de la chica que denunció a sus padres. Estaba harta de que la avergonzaran colgando fotos privadas en Facebook. 

Allá por 2009, los padres de esta austriaca empezaron a colgar imágenes suyas. En total fueron unas 500 instantáneas personales, cuya publicación no estaba consentida, y en las que se mostraba a la pequeña haciendo pipí­ en el orinal o mientras le cambiaban los pañales.

Lo más grave es que yo también he visto eso en Facebook. Y estoy segura de que mientras lees esto, te acuerdas de ese primo, pariente o amigo que hace justo lo mismo con su prole. Se merecen otra demanda y bien gorda. ¿O no?

redes sociales famosos

4. Una hemeroteca viviente para los famosos

Las celebrities tampoco tienen escapatoria. En las últimas semanas, por ejemplo, David Bustamante y Paula Echevarrí­a han protagonizado una de las (supuestas) separaciones más sonadas del año. Ahora, periodistas y cotillas, andan escudriñando entre sus publicaciones para ver cuáles son cada uno de sus movimientos.

Que si se ha vuelto a poner el pendiente que a ella no le gustaba. Que si le ha escrito un comentario con un emoticono dándole un besito. Que si hace 35 dí­as, 22 horas y 13 minutos que no se dan ningún «me gusta»

Luego está el historial de publicaciones. En el que los famosos pueden ser pillados más fácilmente: ahora la hemeroteca es un lugar más público y accesible. Ya no hay quien se libre de esta particular lupa.

 5. Lo malo es más malo. Y se sabe antes.

El futuro de los restaurantes y sitios públicos también puede arruinarse en cuestión de minutos. Basta una mala crí­tica – o un comentario demasiado duro en una página – para que ese lugar pierda credibilidad por momentos. Si a esto le sumamos otra crí­tica mala y quizá un par más, los efectos para la economí­a del negocio pueden ser desastrosos.

De ahí­ que en los últimos tiempos, los propietarios de estos sitios se estén tomando las crí­ticas de TripAdvisor o Google muy en serio. Un simple punto negativo, de hecho, puede suponer la pérdida de una (y de muchas) visitas. Algo que antes se limitaba al boca oreja, hoy puede ser verdaderamente desastroso para un sitio.

6. Las relaciones son y serán más artificiales

Antes veí­amos a nuestros amigos de higos a brevas. Pero por lo menos, cuando lo hací­amos, era para tomarnos algo a la salud de los dos – o de los que fueran – y darnos un abrazo. Hoy con la excusa de que todos los dí­as vemos lo que hacemos, ya no perdemos ni un minuto en preguntarnos cómo va o qué nos preocupa.

Lo damos todo por supuesto y por conocido. Aunque lo cierto es que, resulta evidente que lo que nuestros amigos publican en Facebook pocas veces se ajusta a la cruda realidad.

La productividad al traste

7. La productividad al traste

¿Cuánto tiempo perdemos cotilleando en las redes? ¡Uy, que nos han escrito un comentario! ¿A ver qué ha hecho este? ¿Dónde habrá ido esta de vacaciones? ¿Has contado el número de veces que desbloqueas tu móvil o abres una ventana en el navegador para cotillear tu Facebook?

Si esto sigue igual, lo más probable es que nuestra productividad se vaya al traste. Si es que no lo has dado ya todo por perdido. En este segundo caso, serí­a interesante que echaras un vistazo a estas cinco apps que te ayudarán a no distraerte en el trabajo.

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