Con su creciente popularidad, cada vez es más obvio el riesgo que suponen los drones: en parte por desconocimiento de las normas que los regulan, en parte por la voluntad de quien quiere hacer daño (terrorismo) aprovechando sus ventajas, el caso es que las autoridades buscan cómo impedir que puedan generar problemas. Por un lado se avanza en soluciones tecnológicas, pero por otro se está echando mano de la naturaleza.
Si primero fue la policía holandesa quien puso en marcha un proyecto de “escuadrón anti drones” con águilas, ahora es el ejército francés el que sigue sus pases entrenando a aves rapaces para que puedan perseguir y derribar drones. Un cuerpo de defensa con plumas.
Caza y captura
Según el mismo portavoz del ejército francés ha declarado, después de no pocas pruebas con otros métodos supuestamente más científicos como la interferencia electrónica, armas guiadas o incluso redes soltadas por otros drones, lo que mejor resultado está dando es entrenar águilas para que capturen y derriben drones en zonas de seguridad.
“Las águilas no sólo pueden detectar un dron a miles de metros, sino que evitan el riesgo que representaría usar armas de fuego en zonas con mucha población, o con mucho tráfico aéreo. Además dado su tamaño y fuerza están mejor capacitadas para este trabajo que los halcones, milanos o aves rapaces que también podrían hacerlo, pero que pueden estar en desventaja frente a un dron que no sea pequeño”.
El entrenamiento ha empezado hace un año en Mont de Marsan con cuatro familias de águilas, y lo de “familias” es porque les están entrenando desde polluelos: les dan de comer sobre drones y así identifican el aparato como una presa, como comida, de forma que desarrollan más su capacidad de detección.
Ahora se ha hecho público este pequeño escuadrón de águilas doradas en una demostración de cómo pueden detectar y abatir un dron en cuestión de segundos y con seguridad, pues sus patas son fuertes frente a las hélices y además han aprendido cómo cogerlos de zonas frágiles esquivando el posible peligro de las aspas que giran a toda velocidad.
En principio se dedicarán a capturar drones de uso particular, como los DJI Phantom y similares, que estén volando sin permiso cerca de bases militares. Pero el plan consiste en tenerlos preparados para eventos donde vaya a haber mucha gente y la seguridad sea un problema, o en aeropuertos, donde ya hace muchos años que hay “escuadras” de halcones para ahuyentar bandadas de pájaros que pueden representar un peligro para los aviones que operan en las inmediaciones.
Drones como armas
Como decíamos ahora cualquiera puede comprar un dron capaz de llevar una carga considerable, y enviarlo hacia un posible blanco, como una arma si lleva explosivos o contaminantes químicos/biológicos. Y ya ha pasado: que sepamos, por lo menos en 2015 un activista posó un dron cargado de material radiactivo en el tejado del despacho del primer ministro japonés en Tokio. Además se sabe de vuelos de drones “misteriosos” cerca de centrales nucleares francesas o por famosos edificios de París. Una brecha de seguridad que las águilas permitirán controlar mejor.