Los Final Audio Lab II son los auriculares para el interior del oído, o «intrauriculares«, más exclusivos del mercado: vienen de Japón donde solamente se fabricarán 200 unidades, y cada pareja es el fruto de un meticuloso montaje a mano que empieza en una impresora 3D que moldea las carcasas exteriores, en titanio nada menos. Son tan exclusivos que a estas alturas ya no deben quedar disponibles, así que te puedes ahorrar los algo más de 3.000 euros que costarían al cambio…
Lo más destacado de estos Final Audio Lab II es precisamente su carcasa: los japoneses han trabajado mucho “imprimiendo” numerosos prototipos con diferentes formas exteriores e interiores, buscando una ecualización mecánica, es decir, controlando las resonancias internas para conseguir afinar al máximo el sonido que acabe llegando a nuestros oídos. Otra característica de estos auriculares es que, a pesar de ser del tipo intra-auricular, es decir que se introducen en el canal auditivo, no están diseñados para crear un gran aislamiento del ruido de nuestro entorno. De hecho es justo al contrario: la carcasa está llena de perforaciones, es “abierta”, y con ellos puestos nos llegará el ruido ambiente sin atenuación. El motivo es que la marca japonesa ha querido recrear con estos auriculares el efecto de espacialidad que se consigue con auriculares grandes, llamados “orejeros” (los que se apoyan por encima de los oídos), y que un auricular cerrado no puede alcanzar.
La construcción de estas pequeñas joyas es digna de admirar en cualquier caso: como hemos dicho empiezan en una exclusiva impresora 3D capaz de trabajar con titanio, única en Japón y prestada para esta ocasión a la marca Final Audio: cortesía de NTT Data Engineering Systems, una empresa con una experiencia y unos conocimientos únicos en el campo del moldeado de metales mediante impresión 3D. Pero las carcasas tal como salen de la impresora no ofrecen el acabado pulido adecuado a la función del auricular, ni por su terminación poco lujosa (rugosa) ni porque sería incómoda para el oído, así que Final Audio tuvo que desarrollar un tratamiento para conseguir el acabado que ves en las fotos (pulido químico).
Las pruebas determinaron la forma del interior de las carcasas, donde se monta el transductor en sí, también bastante único: es un minialtavoz de 15 milímetros de diámetro, un tamaño grande para un intrauricular, que condiciona la forma del Lab II (el minialtavoz está en la parte más ancha de la “vasija” que imita un antiguo instrumento tradicional japonés) y que por ello necesitó esas pruebas, para adaptar un ecualizador mecánico-acústico que mejorara la respuesta en altas frecuencias. Este montaje ha sido manual en las 200 parejas fabricadas, esto y la condición de pieza única de cada uno de los auriculares fabricados con la impresora 3D justifican el alto precio.
Pero para los afortunados que puedan disfrutarlos, los Final Audio Lab II ofrecen un sonido comparable a los mejores auriculares abiertos, evitando la sensación de sonido claustrofóbico de tener los oídos taponados pero ofreciendo la dinámica y transparencia de que sólo auriculares que trabajan tan cerca de nuestros tímpanos pueden ofrecen. Los demás esperaremos a que su tecnología derive hacia algunos de sus otros modelos, siempre de gama alta, pero menos exclusivos.