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En los últimos años el programa espacial chino se ha convertido en una absoluta realidad. Con los taikonautas chinos ya son la tercera versión de los astronautas estadounidenses y los cosmonautas ruso-soviéticos. En la presente década el imperio del medio ya ha conseguido uno de los grandes hitos de la nueva carrera espacial. Colocar en órbita su primera estación espacial. Bautizada como Tiangong-1, este laboratorio espacial fue puesto en órbita hace justo cinco años.

Este era tan solo el primer paso de cara a un proceso que tendrá su culminación, según las previsiones del gobierno chino, a mediados de 2020. Será en esa fecha cuando China tenga completamente operativa y en funcionamiento su propia estación espacial. En lo que serí­a un rival para la ISS (Estación Espacial Internacional) en su lucha por el espacio exterior.  Hegemónica desde que los rusos estrellaran la mí­tica MIR en el océano Pací­fico allá por 2001 y se incluyeran en el programa espacial occidental.

El siguiente gran paso de los chinos en su particular carrera espacial será la puesta en órbita del Tiangong-2, el segundo «palacio estelar», como lo denominan coloquialmente en el paí­s asiático. Una nave no tripulada que despegará mañana por la mañana (hora de España) y que recibirá a sus primeros moradores dentro de un mes y medio cuando una pareja de taikonautas chinos se desplace a la misma.

Al contrario que americanos y soviéticos que buscaban los puntos más al sur de sus respectivos paí­ses para su lanzamientos (la Tierra, al estar achatada por los polos, ofrece menor distancia al espacio desde el Ecuador, por lo que se buscaban puntos lo más cercanos posibles para ahorrar energí­a en los lanzamientos) los chinos pondrán en órbita el Tiangong-2 desde el centro aeroespacial situado en la ciudad de Jiuquan, en pleno desierto del Gobi, relativamente cerca de la frontera con Mongolia.

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La sustituta de la ISS

De momento, el proyecto espacial china está lejos del de occidente. Ya que su estación espacial tiene un tamaño (medido en peso) de 60 toneladas. Muy lejos todaví­a de las 420 toneladas que pesa Estación Espacial Internacional (ISS). Pero ante el futuro incierto de ésta, ya que la NASA planea a medio plazo privatizar al estación y dejarla en manos privadas a partir de 2024 y los objetivos del gobierno chino, puede que dentro de una década China sea la reina de los cielos. O incluso el único gobierno de la Tierra con una estación propia en órbita.

La Tiangong-2 tiene el objetivo de ser una base espacial para la experimentación e investigación cientí­fica. Especialmente en las áreas relativas a la biologí­a, la fí­sica y la medicina. Para dentro de un año está previsto el lanzamiento de la nave Tianzhou-1, la primera misión robótica autotripulada de reabastecimiento.

La apuesta por la tecnologí­a

El espacio no es el único campo de avance de los chinos. Ya que también tiene planeado construir un acelerador de partí­culas cinco veces más grande que el CERN europeo. A su vez, hace poco inauguró el radio telescopio más grande del mundo, un proyecto colosal de 500 metros de diámetro (casi dobla al segundo más grande, construido por los Estados Unidos en Puerto Rico) y que ha llegado tras cinco años de trabajo.

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