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Fibra óptica. La dos palabras de moda en las ofertas comerciales de prácticamente todas las operadoras. Hasta hace bien poco la fibra óptica estaba muy poco extendida, sólo la ofrecí­an dos compañí­as. Ahora, sin embargo, prácticamente todas las compañí­as de telecomunicaciones ofrecen algún paquete con fibra. Pero, ¿qué es la fibra exactamente? ¿Cómo funciona? ¿Necesitamos realmente instalar fibra óptica en lugar de ADSL? Vamos a intentar explicar, con palabras que todos podamos entender, en qué consiste y cómo funciona la fibra que las operadoras nos quieren vender a cualquier precio.

Tranquilos, nuestra intención no es hacer una explicación de cómo funciona la fibra óptica tan técnica que sólo lo entienda un ingeniero de telecomunicaciones. Todo lo contrario, queremos explicar, a groso modo, en qué consiste esa maravillosa tecnologí­a que dota a nuestros hogares de conexiones de 300 Mbps que nos hacen volar por internet. Lo primero que tenemos que saber es que actualmente tenemos dos tipos de fibra disponibles en el mercado: HFC y FTTH. Las siglas HFC vienen de Hibrid Fiber Coaxial o Fibra hí­brida coaxial. Es decir, aunque las operadoras la vendan como una conexión de fibra óptica, realmente se trata de un sistema hí­brido entre fibra óptica y cable coaxial. Se utiliza fibra óptica para conectar el nodo principal con los nodos de cada zona, pero el cable que conecta el nodo con la casa del cliente es un cable coaxial. El cable coaxial, para que nos entendamos, es como el cable de la antena de televisión, pero el que se utiliza es más gordo y más rí­gido.

Cable Coaxial

En una instalación HFC el instalador llevará el cable coaxial desde el RITI (cuarto de comunicaciones del edificio) o desde la azotea (si no hay RITI) hasta el domicilio del cliente. En el domicilio tendrá que instalar cable coaxial hasta donde queramos ubicar el cablemodem (así­ se llama el router que se pone en este tipo de fibra). Si hemos contratado televisión, también tendrá que llevarnos el cable hasta el lugar en el que queramos poner el decodificador.

Uno de los operadores más conocidos en nuestro paí­s que utiliza este tipo de tecnologí­a es ONO, o ahora Vodafone, ya que la compañí­a británica adquirió la empresa cablera precisamente para conseguir su red de fibra. Así­ pues, la compañí­a actualmente ofrece HFC en las zonas que ya tení­a cableadas ONO.

Por otro lado tenemos el sistema FTTH o Fiber To The Home (Fibra hasta el hogar). Este sistema es el utilizado por Movistar, y ahora por el resto de compañí­as que empiezan a ofrecer fibra, como Orange o Jazztel. Vodafone también tiene parte de su red con FTTH, pero sólo en zonas en las que ONO no habí­a desplegado cable todaví­a. Con el sistema FTTH se llevan los cables de fibra óptica hasta el hogar de cada cliente, utilizando sistemas de distribución ópticos. Así­ pues, todo el cableado, desde la central (OLT) hasta nuestra casa se realiza mediante cable de fibra óptica. Una vez en el domicilio, el instalador subirá el cable de fibra desde el RITI y nos pondrá una roseta óptica. Como dato curioso, el aparato que se utiliza para fusionar los cables de fibra óptica se llama pigtail. Aquí­ tenéis un esquema básico de la instalación que realiza Movistar.

Instalación Fibra Óptica

Entonces, ¿qué diferencias hay entre HFC y FTTH? A nivel técnico, las velocidades que se pueden ofrecer con la tecnologí­a FTTH son superiores, pero de momento el máximo que tenemos en el mercado son conexiones de 300 Mbps, velocidad que la fibra óptica hí­brida (HFC) soporta sin problemas. No obstante, el uso de cable coaxial puede dar lugar a mayores problemas posteriores, como pérdida de potencia, cables pinzados por una grapa, pérdida de señal o conectores mal puestos. También existen diferencias en los equipos que se instalan. Con el sistema HFC el acceso a la red se realiza mediante un cablemodem. A este equipo se le conecta el cable coaxial y él se encarga de modular y demodular la señal de datos. Actualmente los cablemodem llevan incorporada la función de router WiFi, así­ que es posible utilizar un sólo equipo. Si contratamos televisión, el instalador tendrá que ponernos un cable coaxial hasta el decodificador, ya que en una instalación HFC este no se conecta al router.

En cambio, en una instalación FTTH se tienen que utilizar dos equipos. Por un lado, desde la roseta óptica tendremos un cable de fibra que irá conectado a un dispositivo llamado ONT (Optical Network Terminal). El ONT es el dispositivo encargado de traducir la señal óptica en eléctrica y viceversa. Es un intermediario entre la red óptica y el router WiFi. Además, es necesario que esté conectado a la corriente eléctrica. Desde el ONT tendremos un cable de red, lo lógico es que sea de categorí­a 6, que irá conectado al router WiFi. Si contratamos televisión, a diferencia de si tenemos HFC, el decodificador tendrá que ir conectado al router mediante un cable de red, ocupando así­ uno de los puertos ethernet del router.

Ventajas respecto al ADSL

Fibra Óptica

La ventaja principal es obvia, la velocidad. Una conexión ADSL ofrece una velocidad máxima de hasta 20 megas. Muy importante destacar el «hasta», ya que la velocidad de una conexión de ADSL depende mucho de la distancia que haya desde la central a nuestro domicilio. Si vivimos a más de un kilómetro de la central, la velocidad que nos llegará será muy inferior a esos 20 megas. Por otro lado, al utilizar el cable de cobre, el ADSL es más propenso a tener averí­as o pérdida de calidad del servicio. El cable de fibra óptica, por el contrario, está fabricado en fibra de vidrio y está especialmente ideado para trasmitir grandes cantidades de información. Además, este tipo de cable no sufre problemas de interferencias ni le afecta la distancia de la central. Es decir, la fibra o va o no va (siempre hablando de FTTH).

¿Realmente necesitamos una velocidad tan alta de internet?

Es una pregunta realmente difí­cil de responder. La respuesta es: depende. Depende del uso que le vayamos a dar a nuestra conexión a internet. Siendo sinceros, la mayorí­a de usuarios tendrá bastante con una conexión ADSL que funcione correctamente. Para navegar por la web, leer el correo y visitar nuestras redes sociales no necesitamos una conexión de alta velocidad. Si queremos ver pelí­culas o series en streaming sí­ necesitaremos más velocidad, aunque os puedo decir que personalmente utilizo una conexión rural de hasta 10 megas y veo Netflix en HD sin cortes ni parones. El juego online sí­ es más exigente y si somos muchos en casa y todos nos conectamos a la vez, el ADSL podrí­a quedarse corto.

Por último, es necesario comentar que la velocidad de internet no depende exclusivamente de nuestro operador. Nosotros tenemos que tener unos equipos preparados. A groso modo, si contratamos una conexión de más de 100 megas y tenemos una tarjeta de red que no es gigabit, no obtendremos jamás la velocidad máxima contratada. Debemos asumir también que por WiFi es muy complicado que llegue toda la velocidad contratada, ya que este depende de muchos factores externos no controlables. En el artí­culo «¿Merece la pena instalar fibra de 300 megas?» os contamos qué factores debemos tener en cuenta para conseguir sacar el máximo partido a nuestra conexión a internet.

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