7 aspectos a tener en cuenta antes de comprar un teleobjetivo

La lente larga, el teleobjetivo, es generalmente la primera en la que nos fijamos cuando nos hacemos con una cámara de objetivos intercambiables. Es un objetivo muy divertido, con un montón de posibilidades y con el que podemos entrenarnos en un muchas disciplinas distintas como el retrato, la fotografí­a de naturaleza o la deportiva.

Pero antes de hacernos con una de estas lentes conviene que nos informemos bien de sus prestaciones, echando un ojo no sólo al precio, sino también a las caracterí­sticas técnicas, los números pequeños que ponen en la etiqueta, que nos van a informar de cuanto nos vamos a tener que esforzar para sacar una buena foto. Vamos a ver algunos aspectos importantes antes de pasar por caja con nuestra nueva lente.

1. La Marca

La marca del teleobjetivo, pero también la de la cámara. Las marcas de fotografí­a más punteras como Canon, Nikon o Sony fabrican sus propias lentes, pero su volumen de ventas el lo suficientemente importante como para que otras marcas fabriquen lentes compatibles.

Generalmente estas otras marcas como Tamron o Sigma ofrecen lentes más baratas y con una calidad algo más baja, pero esto no es una norma universal. También tienen objetivos premium de igual o mayor calidad que los de las marcas originales. Por eso hay que fijarse bien en la marca y en su compatibilidad así­ como en la calidad que ofrece cada uno.

2. El Precio

Teleobjetivos se pueden encontrar desde los 200 euros hasta por varios miles. Las diferencias de precio son enormes y como en todo el mundo de la fotografí­a, a partir de un determinado nivel los ceros en las etiquetas se disparan. Antes de apostar sólo por el más barato o uno más caro sólo por el hecho de serlo, lo mejor es leer el resto de punto de esta lista y decidir hasta que punto merece la pena gastarse más o menos dinero.

3. La distancia focal

Vamos con las cosas importantes. Se suele considerar teleobjetivo a toda lente con una focal mayor a los 80 mm, y los que están por encima de 300 mm se les suele llamar superteleobjetivos. La distancia focal es la que marca cuán lejos podemos llegar con nuestro tele, cuanto mayor sea el número, más «acercaremos» la imagen. La mayor parte de los teleobjetivos de gama media que encontramos en el mercado tienen medidas entre los 200 y los 300 milí­metros.

4. El Zoom

Hay dos tipos de objetivos, los de focal fija y los objetivos zoom. Los primeros sólo pueden elegir una distancia focal, y a cambio suelen ofrecer más durabilidad, un precio a veces algo más contenido o mayor luminosidad. Pero son más habituales los objetivos zoom, en los que el fotógrafo puede mover algún tipo de dispositivo, generalmente un anillo, y elegir entre distintas distancias focales.

En el mundo de los teleobjetivos las lentes fijas más habituales son las de 200 y 300 mm, mientras que los objetivos zoom que encontramos con más facilidad son los que se mueven en valores como 70 – 300 mm y los llamados «todoterrenos», que abarcan distancias focales mucho mayores como 18 – 200 mm.

En principio ofrecer versatilidad está muy bien, pero hay que tener en cuenta que estos movimientos de distancia focal suelen tener algunos efectos secundarios. En los objetivos de bajo precio y gran recorrido es habitual que se pierda mucha apertura, es decir, mucha luz. También tienden a dar más problemas con el foco y en general hay que tener muy claro que la calidad se puede resentir.

Es fácil encontrar también expresiones como «teleobjetivo de 10 aumentos» o «teleobjetivo 10x». Esta medida es algo más comercial y ofrece bastante menos información que decir simplemente el recorrido focal. Significa, utilizando el ejemplo anterior, que hay multiplica por 10 la distancia focal mí­nima. Es decir, que podrí­a tratarse de una lente 20 – 200 milí­metros. No obstante, este tipo de denominaciones es más habitual en las cámaras de fotos compactas o bridge que cuando compramos directamente una lente para una cámara.

5. El diafragma

La luz y la ausencia de ella es la clave de la fotografí­a y del dinero que nos vamos a gastar en ella. Los teleobjetivos más baratos suelen ser muy poco luminosos, y en los que tienen zoom este efecto se va agudizando según nos acercamos a las focales más largas. Por eso, la apertura del diafragma es algo que no debemos pasar por alto, cuanto más bajo sea el número, más luminoso es el objetivo. Si encontramos valores como f. 4,5 – 6,3 ya sabemos  que vamos a tener mucho problemas a la hora de hacer fotos cuando las condiciones de iluminación sean excelentes.

6. El foco

Uno de los problemas más habituales con los teleobjetivos baratos es que enfocan mal. A veces el problema es que si no hay una luz radiante, el foco automático no termina de encontrar el punto. En otras ocasiones el problema es incluso peor, ya que cuando llegamos a casa con las fotos nos encontramos con que están desenfocada porque el AF no ha acertado con el punto.

Ningún fabricante va a poner en su anuncio «teleobjetivo barato que enfoca un poco mal pero esto no es muy importante». Por eso, lo mejor que podemos hacer es pasar por las páginas y foros de fotógrafos antes de hacernos con un modelo en concreto. Sobran referencias y opiniones de modelos que enfocan en cualquier sitio menos donde les dice el fotógrafo.

En cualquier caso hay indicios que nos pueden hacer sospechar desde el principio. Los principales candidatos a ofrecer estos problemas son los objetivos «todoterreno», que abarcan desde distancias angulares hasta los 200 o 275 milí­metros. Si le parece una buena solución y además el precio es realmente barato, sospeche.

7. El estabilizador de imagen

El estabilizador es especialmente importante en los teleobjetivos, ya que son las lentes más propensas a trepidar las imágenes. Por eso, no está de más intentar contar con esta caracterí­stica, especialmente si nuestra cámara de fotos no cuenta con su propio estabilizador. Sube el precio, pero no demasiado, y en lentes baratas puede marcar la diferencia por completo.