Sony Xperia Z1 Compact

Los smartphones llevan relativamente poco tiempo arraigados en la sociedad y su uso ha cambiado la forma en la que nos relacionamos unos con otros. Existe la creencia de que los teléfonos avanzados causan problemas en nuestras relaciones y de algún modo están aumentando la distancia entre individuos. Es cierto que hay situaciones en las que el uso del smartphone puede ser entendida como una falta de respeto a nuestros acompañantes, por ejemplo cuando estamos cenando o en una conversación de grupo. Esta actitud de ignorar a las personas que tenemos alrededor en favor de la tecnologí­a se le conoce como phubbing, un término que surge de la unión de «phone» y «snubbing», que en español significa «despreciar«. Sin embargo, un reciente estudio publicado por The New York Times revela que esta creencia no es del todo acertada, incluso concluye que los smartphones pueden hacernos más sociables en lugar de lo contrario.

En 1970, el sociólogo William H. Whyte grabó ciertas áreas urbanas de la ciudad de Nueva York con el fin de estudiar el comportamiento de la gente en las ciudades. El estudio fue titulado Street Life Project y buscaba combatir el efecto alienante que supuestamente producí­an los núcleos urbanos con mucho movimiento. Algunos de los lugares seleccionados para las grabaciones fueron la esquina noroeste de Bryant Park, en el centro de Manhattan, o las escaleras del museo Metropolitan de Nueva York. El estudio que nos ocupa ha sido realizado por el profesor Keith Hampton y lo que ha hecho es regrabar en los mismos lugares para comparar y encontrar nuevas pautas en las que los smartphones son una nueva e importante variable.

Smartphones sociabilidad

Según Hampton, todas las afirmaciones que apuntan a los smartphones como causa de numerosos problemas sociales no están bien fundamentadas, al menos no con una perpectiva histórica. La polémica entre defensores y escépticos de la tecnologí­a  está llena de tópicos, como por ejemplo «la tecnologí­a no está aislando unos de otros», ante lo que Hampton responde «¿en comparación a qué?» Ante esta problemática se inicio el estudio grabando las mismas áreas desde los mismos puntos, pero entre los años 2008 y 2010, casi cuatro décadas más tarde. Tras el registro de imágenes comenzó la etapa de observación, en la que se tuvo en cuenta cuatro variables: sexo, tamaño de los grupos, uso de teléfonos y «loitering» que significa algo así­ como perder el tiempo o pasar el rato.

Las conclusiones del estudio son que los smartphones no están aislando a las personas, de hecho pequeño porcentaje de los individuos que aparecen en las cintas está usando sus teléfonos, y lo que es más interesante: la mayorí­a de ellos están solos, no en grupos. La lectura más obvia es que usamos nuestros smartphones para distraernos mientras estamos solos o esperando a alguien. No se observaron apenas conductas que respondan al concepto de phubbing, al menos no en espacios públicos. Serí­a interesante estudiar las mismas variables en otros espacios, por ejemplo el hogar o restaurantes, donde se cree que hay una mayor incidencia de este problema. En cualquier caso, el resultado del estudio de Keith Hampton es claro: los smartphones no están perjudicando las relaciones sociales.

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