baño publico

Lausanne, es la ciudad suiza en la que se realizan la mayor cantidad de exposiciones urbanas de todo el mundo, desde bancos para sentarse, hasta esculturas con forma de vaca, como las que tuvimos hace unos meses en la capital española. Pero ahora es el turno para algo bastante más surrealista, un baño público con cristales transparentes. Los autores de semejante invento se llaman Olivier Rambert y Sebastian Homberger. En realidad las paredes no son transparentes sin más. Vamos a aclararlo un poco, los cristales que lo rodean se vuelven opacos con pulsar un botón desde el interior, por lo menos conservaremos la intimidad. Para ello sus creadores han utilizado utiliza cristal lí­quido en las paredes que, por medio de tensión eléctrica, puede regular la opacidad del cristal en cuestión.

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El objetivo de este invento es que la gente se acostumbre a usar los baños públicos. Muchas personas no se atreven a usar estgos servicios porque no se fí­an de la limpieza que tienen al no poder ver el interior. Gracias a las paredes transparentes, los peatones sabrán que el estado higiénico del baño es bueno. Una vez dentro, podrán hacer que no les vean desde el exterior. Por estos lares, solemos abrir la puerta y asomarnos discrétamente a ver si está limpio, que también es muy efectivo y no consume energí­a eléctrica.

Además, los cristales están preparados para que, si no se detecta movimiento durante un determinado espacio de tiempo, vuelvan a su estado transparente. Así­, si el usuario se queda inconsciente o tiene algún percance (suponemos que no por el olor, porque ya ha visto que estaba limpio), los peatones podrán ver lo que le ocurre.

Los cristales también retornan a su estado transparente de forma automática si se produce la acción inversa, es decir, si detecta una actividad muy elevada. Así­, se consigue que nadie pueda usar el baño para ciertas actividades (legales o ilegales) para las que no está ideado como bailar el tango, correr la marathón, hacer flexiones o eso otro que estábais pensando. De momento se desconoce si algún dí­a veremos esta delicatessen de los baños en las calles españolas. La única duda que nos queda es qué pasa si se va la luz y los cristales pierden su opacidad en plenas maniobras a calzón quitado.

Ví­a: Lift Lab

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