Microsoft Word sopla las 25 velitas de un pastel que cada vez se reparten más empresas. El 25 de octubre de 1983, Charles Simonyi y Richard Brodie, sacaron a relucir uno de los programas que, con el tiempo, daría más beneficios al gigante Microsoft. Se llamaba Microsoft Word y se estrenaba en el mundo de los procesadores de texto, para quitar de en medio a un rupestre WordPerfect. Pero el programa no saldría en su versión más bonita y visual hasta 1989. Fue a partir de los 90 cuando empezaría a labrarse la ascendente curva del éxito.
Mientras WordPerfect tardó en sacar una versión de su procesador de textos para Windows, Microsoft no dudó en sacar pronto un Word for Windows 1.0. Una versión adaptada específicamente para Windows 3.0, la primera versión exitosa de Windows. Y para cuando sacó Word 2.0, Microsoft ya se había hecho con el liderazgo del mercado de procesadores de texto.
Después llegaron las numerosas mejoras. Incluso las versiones para el sistema Macintosh. Poco a poco se metieron más herramientas, un interfaz más atractivo, más facilidad de uso, mejor compatibilidad con otros formatos. Hasta que llegó el asistente de Office «Clippy«. Ese odioso clip que no hacía más que preguntar si podía ayudarte o interpretar que estabas escribiendo una carta, cuando en realidad escribías una receta de gazpacho. Logró ganarse la enemistad de muchos. Suerte que Microsoft rectificó y lo eliminó de la última versión de Office.
Pero todos los mercados cambian. Y, con eso no queremos decir que Microsoft Word haya desaparecido del mapa, ni mucho menos. Pero no cabe duda de que Google Docs está pisando fuerte para convertirse en un procesador de textos mucho más práctico que el de Microsoft. De hecho, en la actualidad ya recibe 1,3 millones de visitantes mensuales, que se suman a los usuarios que se han pasado al software libre, con productos como OpenOffice. Habrá que ver como se las apaña Microsoft para seguir reinando. Y, por supuesto, felicitarle por sus años tan bien cumplidos.
Fotos de: The Shopping Sherpa, kalebdf y robertnelson / Vía: El Mundo