LG HB620T – A fondo

Es cierto, se ve. La hoja de caracterí­sticas del LG HB620T no mentí­a, pues en honor a la verdad este teléfono puede sintonizar la TDT de forma completamente gratuita. Ahora bien, lo hace en una pantalla demasiado pequeña (2 pulgadas), a costa de desplegar una antena que le da un aire del siglo pasado y, en cualquier caso, no siempre consigue captar la señal. Un quiero y no puedo es lo que constantemente nos ha dicho este móvil de LG durante nuestras pruebas.

Unas pruebas que, aprovechando el periodo vacacional, hemos podido realizar en distintos puntos de la geografí­a española. Porque en grandes ciudades como Madrid o Barcelona puede que la cobertura TDT sea amplia y efectiva, pero en otras poblaciones eso de evitar el apagón analógico pasa por instalar un muro en un cerro para que la señal rebote y baje hasta el pueblo. Dificultades técnicas y del terreno que condicionan notoriamente el funcionamiento de este LG HB620T como televisor digital de bolsillo.

Una promesa técnicamente difí­cil de cumplir… cuando no imposible

Lógicamente, un teléfono móvil no puede competir en igualdad de condiciones con un televisor doméstico. Éste descansa en casa, conectado a una red de cableado y una antena de gran envergadura con las que las barreras fisicas de un edificio apenas influyen en lo que se ve en pantalla (siempre que el sistema esté adaptado a la televisión digital). En cambio, el LG HB620T debe apañárselas con una antena minúscula y buscando siempre una ubicación mí­nimamente despejada de obstáculos.

El problema añadido estriba en que muchas veces tampoco basta con ello. En núcleos urbanos como Madrid o Sevilla el móvil es capaz de mantener la señal bastante estable en la calle, incluso mientras caminamos. Dentro de casa, conviene dejar la ventana abierta, aunque en función de la estructura del edificio a veces es necesario salir al balcón. No es perfecto, pero sí­ una delicatessen comparado con lo que sucede, por ejemplo, en las localidades costeras de las provincias de Cádiz y Málaga. Claro que allí­ es difí­cil hasta para los televisores (en plenos Juegos Olí­mpicos, muy pocos bares cercanos a la playa recibí­an de forma decente la señal para ver los partidos de la selección de baloncesto, ya fuese señal analógica o digital). Dentro de un coche en movimiento es sencillamente incapaz de sintonizar nada, estemos donde estemos.

Televisión en miniatura

El ritual para ver la tele en este móvil consta de varios pasos. En primer lugar hay que desplegar la antena, que el resto del tiempo permanece oculta en la parte superior trasera del terminal. Y la primera impresión que nos deja la antena es de extrañeza. Su aspecto es muy similar a la que usan los viejos transistores, pues está formada por varios tubos de distinto grosor que se despliegan uno a uno. Pero sorprendentemente el más fino está en la base, y los siguientes van aumentando de grosor progresivamente hasta el extremo superior. Hablando claro, parece una antena al revés. El principal inconveniente de esto es que la antena da la sensación de ser bastante frágil, y la movemos instintivamente con mucha precaución, no nos vayamos a quedar con el trocito de metal en la mano.

Hecho esto, el funcionamiento de la tele es muy sencillo: pinchamos en el botón con la inscripción «TV» situado debajo de la esquina inferior izquierda de la pantalla y esperamos unos segundos a que se sintonice el último canal que fue visualizado. Los dos botones siguientes sirven para acceder al listado de canales y a información sobre cada uno de ellos (una tecla esta última un tanto inútil, pues siempre nos muestra el mensaje «Datos no encontrados»).

Cuando conseguimos cobertura, la imagen se ve con buena calidad, se mueve con soltura y lleva un retraso de dos o tres segundos respecto a la tele del salón, el mismo tiempo que el móvil invierte para cambiar de un canal a otro. Lo malo es que dos pulgadas no es un tamaño apto para ver ni una pelí­cula ni un informativo ni nada. Hay que acercarse mucho la pantalla a la cara y forzar la vista para percibir bien todos los elementos que aparecen. Por ejemplo, intentar seguir el recorrido de la pelota en un partido de tenis es una misión imposible. Si hubiésemos seguido toda la gesta olí­mpica de Rafa Nadal con este móvil, el manacorí­ hubiese ganado la medalla de oro en «tenis mí­mico».

Es un error emplear una pantalla tan pequeña en un móvil cuyo gran punto de interés es ver la tele. Se podrí­a haber evitado, por ejemplo, aprovechando mucho mejor el espacio. Teniendo en cuenta las dimensiones de la zona en la que está la pantalla, se podrí­an haber logrado cerca de tres pulgadas (que son las que tiene el LG T80), y luego no habrí­a más que colocar el teléfono en posición apaisada para ver los canales. Tampoco serí­a como sentarse delante de un plasma gigante en el salón de casa, pero se hubiese agradecido.

Por otra parte, el sonido que sale por el altavoz integrado alcanza un volumen aceptable, aunque en lugares con mucho ruido es mejor usar los auriculares (lástima que no lleve una salida universal de 3,5 mm). Y hablando de sonido, este móvil también sintoniza la radio, sí­, pero la digital terrestre (el equivalente radiofónico de la TDT). También hay que desplegar la antena para hacerlo y encontramos los mismos problemas de cobertura que con la tele.

Un móvil muy convencional

Dejando a un lado la curiosidad del sintonizador de TDT, este LG HB620T es uno de esos móviles sencillos y equipados casi con lo básico: cámara de dos megapí­xeles sin flash, las aplicaciones multimedia tí­picas como el reproductor de MP3, una escueta capacidad interna de 100 MB (ampliables, como suele ser habitual, con tarjetas de memoria microSD) y función de videollamada. Posee un diseño de tipo concha acabado completamente en negro en la parte exterior, donde encontramos una pequeña pantalla para mostrar el reloj.

Es uno de esos móviles que pueden conectarse a Internet a alta velocidad por HSDPA, la red telefónica de pago, y que poseen Bluetooth con perfil A2DP para transmitir la música a auriculares y altavoces inalámbricos. Pero el mejor punto de su equipamiento es el mismo que caracteriza a esos móviles sencillos y que los operadores suelen ofrecer a precios reducidos incluso en modalidad de prepago: la autonomí­a. Sobre el terreno, e incluso haciendo un uso medio del sintonizador (una hora diaria), este LG HB620T sobrevive sin problemas unos cuatro dí­as sin necesidad de recarga.

¿Quién quiere este LG HB620T?

Aquel usuario que sienta curiosidad por ver cómo funciona un sintonizador de TDT en un móvil, tiene en este terminal de LG la única alternativa actual dentro del mercado español. Eso sí­, recomendamos encarecidamente buscar la financiación de un operador, pues su precio en versión libre es de 430 euros, y por el resto no tiene ninguna otra función excepcional.

Puntos fuertes

Una vez aclarados todos los inconvenientes que tiene ver la tele en este móvil, hay que recordar algo fundamental: cuando conseguimos verla, lo hacemos completamente gratis. Esto se debe a que usa un sintonizador DVB-T, el estándar europeo para la «tele del futuro». Sin costes adicionales en función del uso ni ninguna otra trampa ni cartón. Y teniendo en cuenta el panorama actual de los precios de la televisión en el móvil, es al menos un primer paso. Por otra parte, y como hemos destacado antes, es un teléfono que no depende constantemente del cargador, y que presenta un diseño correcto aunque sin grandes alardes.

Se puede mejorar

Varios actores tendrí­an que poner de su parte para que la televisión en el móvil fuese algo realmente factible e interesante. Empezando por LG, quien deberí­a tener en cuenta que con dos pulgadas de pantalla no se va a ningún lado. Y ya de paso podrí­an haber cuidado un poco más la antena, de forma que no pareciese que podemos romperla en cualquier momento.

Pero eso es lo más sencillo. El estándar DVB-T es gratuito y todas la cadenas lo usan para emitir, pero hemos comprobado en persona que no es lo más indicado para un equipo de bolsillo. El estándar DVB-H, al menos en teorí­a, sí­ que podrí­a conseguir mejores resultados. Pero por un lado, hasta ahora las cadenas se muestran con él tan entusiastas como un vendedor de enciclopedias que visita el mismo bloque de pisos por tercera vez en un mes.

Por otra parte, el DVB-H combina la transmisión por DVB-T con la difusión de datos por IP (por Internet móvil, hablando más o menos en cristiano). Y cuando hablamos de tráfico de datos al móvil, hablamos de pagar por usar. Y todaví­a queda un tiempo para que los operadores ofrezcan una tarifa realmente plana de datos que resulte interesante. La televisión en el móvil está en punto muerto, y nos tememos que seguirá siendo así­ mientras que empresas de sectores tan dispares no se pongan de acuerdo.

Ficha técnica