Hemos visto muchas ideas de diseño para móviles del futuro. Pero este Digital Tattoo Interface ya se pasa de la raya. Siguiendo la última tendencia del mundo de la telefonía, este móvil llevaría una pantalla completamente táctil, de dos pulgadas de ancho por cuatro de largo. Táctil, sí. Pero tatuada en el brazo, como resultado de un implante debajo de la epidermis. Un implante con ciertas dotes de vampiro, ya que su combustible para funcionar sería nada más y nada menos que nuestra propia sangre.
Es una ocurrencia del estadounidense Jim Mielke. Su imaginación da hasta para precisar parte de su funcionamiento. Sólo tendríamos que implantarnos una sencillita placa flexible de silicio y silicona entre la piel y el músculo, que llevaría incorporada todos los componentes internos del teléfono. El tatuaje, en blanco y negro, sólo aparecería en nuestra piel cuando usásemos el terminal, desapareciendo cuando terminemos las llamadas o no estemos escribiendo un SMS toqueteándonos el brazo.
De la placa saldrían dos tubitos para transportar sangre. Uno de ellos se conectaría a una arteria para tomar su sangre y llevarla hasta una célula capaz de convertir el oxígeno y la glucosa en electricidad, alimentando así al terminal. Después de ser usada, la sangre viajaría a través de un segundo tubo hasta una vena. Así, sin anestesia ni nada.
También cabría la posibilidad de que la pantalla-tatuaje mostrase la cara de nuestro interlocutor en una videoconferencia. Lo que no sabemos es si Mielke tiene en mente que este teléfono llevara soporte JAVA, para poder echarnos unas partiditas al comecocos como aquel aficionado a los tatuajes frikis.
Vía: TechEBlog
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