Panasonic SDR-H250 – A fondo

Panasonic SDR-H250 es una de esas videocámaras que graban en definición estandar y ofrecen buen almacenamiento interno dentro de unas dimensiones cómodas y manejables «a una mano». Un modelo que tiene similitudes con la Sony Handycam DCR-SR72E, sobre todo en su diseño y la convivencia de un disco duro con tarjetas de memoria (es una cámara «hí­brida»). Pero también algunas diferencias en lo positivo y en lo negativo.

Tiene muy buen comportamiento en interiores con poca iluminación, gracias a la antorcha que lleva colocada junto al objetivo. Además, es fácil de usar con sus funciones básicas. Sin embargo, este modelo ofrece algunas incomodidades, bastante evitables, a la hora de transferir archivos al ordenador.

Ligera y manejable

Con la baterí­a incluida, esta Panasonic SDR-H250 apenas llega a los 460 gramos de peso, dentro de unas dimensiones de 83 x 75.8 x 121 milí­metros. Unas dimensiones y un peso adecuados para que lo maneje un simple aficionado. Tiene dos sistemas de almacenamiento: el disco duro de 30 Gygabytes, que nos brinda unas 12 o 13 horas de grabación en calidad DVD, y una ranura para tarjetas de memoria SD. En la caja del producto viene una tarjeta de 512 Megabytes, buen recurso para almacenar fotos y dedicar el disco duro sólo a ví­deos. Pero esta ranura está preparada para las SD de alta capacidad (SDHC), por lo que podemos hacernos con un modelo de hasta 4 Gigabytes, bastante más interesante para almacenar tanto fotos como imágenes en movimiento.

En lugar de recurrir a una pantalla táctil, este modelo presenta un panel de 2,7 pulgadas que sólo sirve para visualizar imágenes y menús. Se controla a través de botones, teclas y pulsadores repartidos por toda la estructura de la cámara, en especial un stick que podemos mover en cuatro direcciones y hace las veces de pulsador. Aprender a manejarlo es bastante rápido, y para redondear los controles encontramos varios botones directos muy útiles, como el que activa el foco del modo nocturno o el borrado de archivos.

Óptica fiable y con pocas complicaciones

Panasonic ha confiado en una óptica firmada por Leica en esta videocámara, dotada de un sensor 3CCD de 3,1 megapí­xeles de resolución. Esto último convierte a la SDR-H250 en unavideocámara aceptable para hacer fotos. Lástima que el foco de luz, bastante eficiente al grabar ví­deo en interiores oscuros, apenas consiga una diferencia sustancial cuando queremos sacar una instantánea.

A la hora de grabar ví­deo, es bastante eficiente, con un sencillo zoom óptico de 10 aumentos, estabilizador de imagen y la posibilidad de colocar los ajustes básicos tanto en modo automático, para el usuario que no quiere comerse mucho la cabeza, como en manual, para el aficionado con conocimientos que sepa sacarle partido al enfoque o el balance de blancos. Los ví­deos se graban en formato MOD, la extensión tí­pica que usa la multinacional japonesa para el estándar MPEG-2, y con la que no hemos encontrado problemas al usar programas de edición ajenos a Panasonic.

Conectándo la cámara al ordenador con el cable USB podemos explorar su contenido y copiar fotos y ví­deos sin tener que instalar ningún programa, como hacemos con un pendrive o la mayorí­a de reproductores MP3. Lo único que no podemos hacer es borrar archivos. Tenemos que hacerlo manualmente en la propia cámara o instalando el programa que viene en la caja, ImageMixer 3, en nuestro ordenador. Pero esta pequeña salvedad se queda en anécdota cuando la comparamos con el mayor fallo de la Panasonic SDR-H250: su baterí­a tapa varias conexiones (más adelante entraremos en detalles).

¿Quién quiere esta Panasonic SDR-H250?

Estamos ante una videocámara destinada al uso doméstico y familiar. Útil para usuarios a los que no les seduzca la alta definición ni tengan aspiraciones de cineasta. La Panasonic SDR-H250 es un modelo de andar por casa, con un diseño cómodo y portable y que se comporta especialmente bien en interiores y con escenas poco iluminadas.

Puntos fuertes

Hay un antes y un después muy claro cuando, en condiciones de baja iluminación, conectamos la luz de la cámara. Eso sí­, hay que tener en cuenta que, cuando la penumbra es muy pronunciada, la antorcha será prácticamente la única fuente de luz que registre el sensor y aparecerá un cierto efecto de granulado en las imágenes. No es una cámara para rodar nuestra propia versión de «La bruja de Blair», pero nos da un buen margen de maniobra para grabar, por ejemplo, una escena familiar en interiores y con sólo un par de lámparas encendidas. Por otra parte, su manejo y los cambios en la configuración se realizan de forma rápida y sencilla.

Se puede mejorar

No entendemos cómo se le ha podido pasar a la gente de Panasonic el detalle de la baterí­a. Y nos explicamos: cuando está conectada, tapa completamente la toma de alimentación y el puerto miniUSB con el que conectamos la cámara al ordenador. La baterí­a no se recarga en la propia cámara, sino que lo hace acoplándose en un hueco habilitado en el cargador. Esto se traduce en que, si queremos pasar un ví­deo o una foto del disco duro de la cámara al del ordenador, tenemos que montar una auténtica ensalada de cables: la cámara al cargador, con la bateria acoplada, y éste a un enchufe de pared, y al mismo tiempo el cable adaptador USB entre la cámara y el ordenador.

Bastante incómodo y, lo que es peor, siempre necesitaremos tener un enchufe cerca y llevar todos los cables encima si queremos pasar los ví­deos al portátil de un amigo, por ejemplo. Eso, o grabar todos los ví­deos en la tarjeta de memoria, que ofrece mucho menos espacio y puede resultarnos bastante corta para ví­deos, en especial si usamos la que viene en la caja del producto. Lo ideal serí­a que pudiésemos conectar la cámara al ordenador momentáneamente sin tener que quitarle la baterí­a, pero esto es algo que no puede hacerse con la Panasonic SDR-H250. Y no es de recibo en un modelo cuyo precio oficial es de 750 euros.

Ficha técnica