Hay quienes eligen un monovolumen como medio de transporte para toda la familia. Y luego está Joachim Schoeneich. A este ciudadano alemán se le ocurrió comprar un tanque del ejército británico para ir de compras con los suyos. Seguro que nadie se atreve a disputarle el sitio en el aparcamiento de supermercado.
En realidad, tenemos que confesar que, técnicamente el modelo Fox FV721 que tiene, no es un tanque, sino más bien un vehículo de reconocimiento. Su blindaje de 7,6 centímetros de grosor es uno de los factores que influyen en sus seis toneladas de peso (desde luego no es el más ligero del mundo). Pero ya que sus días de actividad militar han pasado, se le han realizado algunas modificaciones para adaptarlo a la vida familiar cotidiana. Por eso el cañon de 30 milímetros está inutilizado, y se le ha agregado un asiento especial para el pequeño de la familia (el joven Paul, de sólo dos años de edad).
Y la verdad, no es que tenga muchas ventajas con respecto a un coche normal. Debido a su tamaño (es ligeramente más estrecho que un Hummer H1) a veces es complicado encontrar un espacio adecuado para aparcar. Su conducción es bastante complicada, sobre todo porque el cañón frontal resta visibilidad al conductor. Y por si fuera poco, el motor de 4,2 litros con el que está equipado consume 3,7 litros de combustible cada 8 kilómetros.
Con tantos inconvenientes uno se pregunta qué tendría este vehículo para seducir a Schonoeich y gastarse 24.000 libras (casi 17.000 euros) en él. “La experiencia de conducirlo lo compensa”, asegura en unas declaraciones. Veremos si no cambia de opinión cuando el pequeño Paul crezca y le pida las llaves para ir a dar una vuelta con los amigotes.
Vía: Ananova