Juntar el Juego del Calamar y las criptomonedas ha sido el último timo de la estampita. Aprovechando el tirón de la última superproducción de Netflix, Squid – “calamar” en español – se presentaba hace escasos días como una nueva criptomoneda que imitaba la filosofía de Shiba.
Una semana después, los responsables de su creación han desaparecido del mapa, haciéndose con el total de las inversiones realizadas por los usuarios, apropiándose de más de 3 millones de dólares según las últimas informaciones procedentes de Gizmodo.
Más de 3 millones de dólares aprovechando el tirón del Juego del Calamar
Presentada en sociedad hace tan solo una semana, Squid llegaba al mercado de criptomonedas como un activo virtual conocido como play-to-earn cryptocurrency, es decir, una moneda para jugar y ganar. Tal ha sido la popularidad del token, que su valor se ha llegado a incrementar de un centavo a más de 2.800 dólares en menos de una semana.
Este tipo de sistemas son usados a menudos por videojuegos para incentivar la compraventa de ciertas monedas, como es el caso de Squid. La particularidad de esta es que no podía venderse a otros usuarios: una vez se adquiría el token, no podía ser canjeado por otros tokens. Esta fue la red flag que hizo saltar las alarmas a los expertos, que alertaban desde entonces que se trataba de un presunto timo. De hecho, este tipo de prácticas se conocen como rug pull, que no es ni más ni menos que la limitación de la venta de activos para obtener beneficio económico de la compra de tokens.
Tras alcanzar su máximo histórico, fijado en 2.856 dólares, los responsables de su creación han desmantelado el token, haciéndolo desaparecer de la faz de la Tierra. En total, los creadores se han hecho con 3,38 millones de dólares, según la información recogida en Gizmodo.
Por el momento, se desconoce el número de afectados, aunque todo apunta a que podría superar el millón si tenemos en cuenta la capitalización bursátil de la moneda en el momento de su salida.
