Si Venus está cerca de nuestra querida Tierra en el Sistema Solar… ¿por qué es un mundo tan infernal? La NASA quiere buscar más respuestas a esa pregunta y por eso va a enviar dos misiones próximamente, un hito porque hace más de 30 años que nadie tiene interés en ese planeta. Serán dos misiones robotizadas con los nombres Davinci+ y Veritas, que fueron las ganadoras entre otros cuatro proyectos en el último programa NASA Discovery dedicado a exploraciones planetarias con presupuestos (relativamente) pequeños de unos 500 millones de dólares cada uno. Y la ESA se acaba de descolgar con una tercera misión… ¡Venus está de moda!
¿Por qué Venus?
Como sabemos la investigación espacial tiene como finalidad conocer mejor cómo se originó, es y evoluciona nuestro Universo. Pero también existe mucho interés en descubrir posibles mundos en los que futuras generaciones pudieran vivir, incluso donde haya algún tipo de vida. Al examinar exoplanetas lejanos, los márgenes que se consideran razonables para eso suelen contar con distancias a las estrellas principales de esos sistemas parecidas a las que la Tierra tiene con nuestro Sol.
Por eso también, en nuestro propio Sistema Solar, Marte y Venus fueron y son de mucho interés: son los planetas más cercanos, Marte más alejado del Sol (más frío a priori) y Venus más cercano (más caliente). Las primeras misiones de la carrera espacial, más allá de orbitar la Tierra o llegar a La Luna, intentaron saber más de estos planetas. Nada menos que en 1961 envió la entonces URSS la primera (Venera 1) seguida en 1962 de la primera americana (Mariner 2). No sería hasta 1965 (Mariner 4) cuando tendríamos información cercana de Marte, por ejemplo. Venus está más cerca del Sol y, una vez fuera de la órbita terrestre, una nave «cae» hacia él atraído por la gravitación solar. Bastaba con calcular la órbita y cómo frenar al alcanzar Venus para quedarse allí.
Aunque las observaciones desde la Tierra ya daban pistas, la intensa exploración espacial de Venus hace décadas confirmó que es un mundo infernal: de tamaño y masa parecidos a los de la Tierra, pero muy diferente atmósfera y condiciones. La temperatura media es de más de 460ºC (no falta una coma, son más de cuatrocientos sesenta), lo que fundiría cualquier plástico instantáneamente, incluso metales como el plomo estarían (o están) en forma líquida. Y su «aire» se compone de dióxido de carbono, nitrógeno y ácido sulfhídrico: no muy habitable ni respirable… aunque hace 800 millones de años pudo tener tanta agua como la Tierra.
Antes de 2030
Según el administrador de la NASA Bill Nelson «estas dos misiones hermanas nos ayudarán a entender cómo acabó siendo Venus el mundo infernal que es ahora. Ofrecerán a toda la comunidad científica una posibilidad de investigar un planeta en el que no hemos estado desde hace más de 30 años«. Fue la misión Magellan, en 1990, la que tomó imágenes por última vez del caliente planeta vecino, así que seguramente haya mucho por descubrir con la tecnología actual.
La misión Davinci+, prevista para su lanzamiento en 2029, será la primera misión liderada por la NASA a Venus desde ¡1978! Entonces la segunda Pioneer se sumergió en la atmósfera venusiana para estudiar sus nubes. La nueva misión pasará dos veces cerca de Venus para hacer fotos de mucha mejor resolución y precisión de su superficie, antes de lanzar una nave más pequeña hacia la espesa atmósfera para medir composición de gases y condiciones ambientales.
La otra misión, Veritas, se lanzará en 2028: orbitará Venus y hará mapas de su superficie, de nuevo con cámaras de mucho mejor detalle y resolución que lo disponible en su día. Usará además un radar para escanear la superficie en tres dimensiones y poder recrear la topografía de Venus. Así se podrá confirmar si sigue habiendo actividad volcánica en el planeta, o movimientos de su superficie.
Además de estas dos misiones, la ESA dio a conocer pocos días después de su anuncio que tiene en marcha una tercera que también tiene por objetivo mejorar lo que hemos visto de Venus. Es la EnVision que entre otras cosas contará con la ayuda de la NASA en forma del radar VenSAR, otro instrumento para conseguir imágenes mejores del suelo venusiano. «Conseguir imágenes en alta resolución de Marte en recientes años nos ha hecho cambiar mucho cómo pensamos del planeta rojo, y estas misiones pueden hacernos ver Venus con otros ojos, además de entender qué pasó allí y cómo es ahora«, afirman desde la NASA.
¿Vida en Venus?
El interés en este infernal planeta se ha disparado últimamente además porque se descubrió hace poco que su atmósfera contenía fosfina (gas fosfano): este gas, incoloro, tóxico y con mal olor (a pescado podrido) lo generan en la Tierra algunos tipos de microbios presentes en los intestinos de algunos animales, o en aguas pobres en oxígeno (estancadas o pantanos). ¿Podría haber vida en Venus a pesar de todo? Sería microbiana pero podría ser un residuo de otro tipo de vida que pudo haber cuando el planeta tuvo agua y mejores condiciones hace varios miles de millones de años…
Las nuevas misiones también ayudarán a resolver este misterio, y aunque desde la NASA reconocen que cuando eligieron estas dos misiones no tuvieron en cuenta este reciente descubrimiento, sí tendrán capacidad por ejemplo de detectar la poca agua que queda de la que pudo tener Venus hace mucho tiempo.
«Aunque Venus está más cerca del Sol y ahora es un ámbito demasiado caluroso, tiempo atrás pudo ser de otra forma muy diferente» afirman en la NASA. Estudiar su atmósfera mejor y más de cerca dará oportunidades para entender cómo y por qué evolucionó así. Es importante porque, como decíamos, cuando exploramos explanetas lejanos nos parecen «interesantes» (quizás habitables) a estas distancias de su Sol. «Venus está en una zona «buena» y queremos saber qué demonios pasó allí para que se haya convertido en lo que es ahora«. No tardaremos en saberlo y… ¡ojalá que a nuestra Tierra no pueda pasarle algo parecido!
