Una de las lunas de Júpiter, Europa, podría albergar vida extraterrestre. De hecho, es este uno de los lugares del vasto universo con más probabilidades de albergar organismos vivos. Y por ello, la NASA quiere enviar, de aquí a diez años, una expedición de dos naves que explorarán concienzudamente la luna de Júpiter. Así lo acaba de anunciar la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos: para ello necesitaba el visto bueno de la sonda espacial Europa Clipper que llegará a la luna Europa alrededor del 2030. Esta sería una de las naves que llegarían para explorar la superficie lunar. La segunda nave forma parte del proyecto Jupiter Icy Moons Explorer, literalmente, ‘Explorador de las lunas heladas de Júpiter’. Esta nave investigaría no solo la luna de Europa sino también Ganímedes y Calisto.
Dos misiones en busca de vida en Europa, Jupiter
Ambas naves, la de la sonda Europa Clipper y la del proyecto JUICE, llevarían sendos instrumentos especiales de radar para registar sondeos en la superficie helada de la luna. Esta técnica ya ha sido usada con anterioridad pero en nuestro propio planeta, por ejemplo, para encontrar lagos subglaciares en el continente antártico o, más recientemente, en Marte. De hecho, en verano del año pasado, la sonda espacial ‘Mars Express’ consiguió descubrir un lago de agua bajo el hielo de Marte, una masa de agua salada de 20 kilómetros de largo, situada en el sur del planeta. Este descubrimiento fue posible gracias al instrumento MARSIS que enviaba señales de radio a la superficie del planeta. Gracias a la forma en que estas señales rebotaban en dicha superficie, los investigadores podían saber la composición del subsuelo.
Europa puede ofrecer un terreno mucho más amable que el de Marte a la hora de investigar si puede haber vida en esos lagos helados. Cuanto más frío sea el hielo del que está compuesto el lago más transparente se vuelve el terreno para el radar que lo analiza. Y el objetivo de las sondas en Europa es ver cuándo ese hielo se convierte en agua líquida. Actualmente, se predice que podría encontrarse a unos 15-25 kilómetros de distancia. Todas estas investigaciones también tendrían como objetivo la posibilidad de instalar una plataforma para poder perforar el hielo y alcanzar el océano que se encuentra oculto.
¿Por qué puede haber vida en Europa?
Tres de las lunas de Júpiter, pero sobre todo Europa, albergan, bajo su superficie, una gran cantidad de agua helada y es por ello que la NASA las considera como los lugares con más probabilidad de albergar vida. ¿Y como puede ser que el agua helada pueda ser contenedor de vida? El paradigma científico cambió hace ya tiempo, ese en el cual se creía que para que hubiese vida se necesitaba, obligatoriamente, la luz del sol. Posteriormente se descubrió que en estas lunas heladas se podían encontrar ecosistemas vivos, gracias a las fuentes hidrotermales que contienen y que insuflan la energía propicia para el crecimiento de moléculas, aunque no les dé la luz de ningún sol.
Pero lamentamos informar que cuando nos referimos a ‘vida extraterrestre’ no nos referimos a criaturas antropomorfas que viven en los lagos helados de Europa. Se trataría, más bien, de una vida bastante simple, microbiana. Esto sería posible gracias a tres requisitos imperdonables: fuente de moléculas bioquímicamente útiles, una fuente de energía y una superficie líquida en la que las sustancias disueltas pueden reaccionar químicamente entre sí. ¿De donde provendrían dichas moléculas bioquímicamente útiles para que la vida prospere? Pues de impactos de cometas u originadas en las profundidades del núcleo rocoso de Europa.