Desde que los lavavajillas comenzaron a irrumpir en los hogares, no han sido pocos los mitos y rumores que han ido circulando a lo largo de los últimos años en torno a estos electrodomésticos. La mayoría de estos mitos están relacionados precisamente con el propio proceso de lavado, así como la cantidad de luz y agua requeridos para realizar los ciclos de limpieza y los resultados obtenidos por los lavavajillas modernos. Beko, una de las marcas de electrodomésticos más reputada del mercado, ha recopilado algunos de los mitos más extendidos para arrojar algo de luz en torno a las medias verdades que se vierten sobre estos.
Los ciclos cortos ayudan a ahorrar en la factura de la luz y el agua
Falso. Y es que a pesar de que los tiempos de lavado se reducen, la cantidad de agua empleada y la potencia eléctrica requerida no difieran de la de un programa tradicional. Si lo que queremos es ahorrar unos cuantos euros en la factura de la luz y el agua, siempre podemos echar mano de los programas ECO, programas destinados a la sostenibilidad que ayudan a ahorrar hasta un 50% de recursos respecto a un ciclo convencional.
Lavar a mano la vajilla gasta menos agua que un lavavajillas
Otro mito bastante extendido en la sociedad pero que es igual de falso que el anterior. Según estimaciones de Beko, un ciclo de lavavajillas emplea aproximadamente 10 litros de agua, mientras que lavar a mano la vajilla puede exceder esta cantidad en 5 litros. En el caso particular de Beko, la compañía cuenta con un sistema denominado AutoDose que dosifica la cantidad justa de detergente y agua en función de la suciedad detectada.
Llenar el lavavajillas de vajilla ayuda a ahorrar
Correcto, pero con matices. Si bien es cierto que optimizar el espacio del lavavajillas ayuda a reducir el número de ciclos necesarios para lavar la vajilla, el exceso de peso en los diferentes compartimentos puede ocasionar daños permanentes en la estructura interna. En este caso, lo más recomendable es distribuir la vajilla de manera equilibrada, colocando cada utensilio en su correspondiente compartimento o bandeja.
Enjuagar los platos antes de meterlos en el lavavajillas mejora los resultados
Aunque retirar los restos sólidos de la vajilla puede ayudar a mejorar la limpieza general, lo cierto es que la temperatura que alcanza el agua en la mayoría de lavavajillas modernos (en torno a los 50º C) elimina cualquier ápice de suciedad. Para reducir el consumo medio de agua, que según estimaciones de Beko implica una media de 47 litros de agua adicionales, la marca recomienda recurrir a una espátula o una esponja húmeda.
Los lavavajillas estropean las copas y los vasos
Otro de los mitos más extendidos tiene que ver precisamente con el cuidado de la cristalería. Aunque este mito es parcialmente cierto, la mayoría de problemas está relacionados con una mala colocación de la vajilla en el habitáculo interno del lavavajillas. La correcta posición de copas y vasos no solo ayuda a mejorar la limpieza de los mismos, también reducir cualquier posibilidad de ralladura. Cabe destacar que algunos lavavajillas modernos cuentan con programas específicos para la cristalería, en tanto que su uso es recomendable si lo que queremos es preservar el estado de la misma.
Lavar la cubertería a mano siempre es mejor
El último mito está relacionado con la limpieza de la cubertería, como cuchillos, tenedores y cucharas. Y es que si bien es cierto que algunos fabricantes de cuchillos recomiendan no lavar este tipo de cubertería en lavavajillas, la mayoría suelen ser compatibles con su lavado. Desde Beko recomiendan consultar directamente las instrucciones del fabricante, aunque por norma general, los cuchillos fabricados en acero inoxidable son compatibles con este tipo de lavados. Eso sí, tanto cuchillos como tenedores deberán ser colocados boca abajo para reducir el riesgo de cortes, a la par que se facilita el propio proceso de lavado.