Lo números no acompañan. La industria del cine ha quedado tocada por la crisis del coronavirus. Concretamente, el sector de las salas de exhibición pasa por una profunda crisis, y aunque la reapertura de algunos cines, aun con reducción de aforo, ha podido paliar parcialmente las pérdidas ocasionadas, el fantasma de los rebrotes sigue en el aire.
Así todo, las grandes cadenas de cine están poniéndose las pilas de manera escalonada y con un número limitado de sesiones diarias. La cartelera resiste a duras penas apoyándose sobre todo en los estrenos del cine independiente y las películas que llegaron a estrenarse antes del confinamiento, como Onward o Sonic.
Ante ese panorama, el gran desafío al que se enfrentan las salas de exhibición es ver si este modelo de distribución de contenidos audiovisuales seguirá siendo igual de rentable para las grandes productoras o si, por el contrario, irá cogiendo mayor relevancia el mundo del streaming. Hagan sus apuestas.
Hambre de blockbusters
Las majors estadounidenses, responsables de los grandes éxitos comerciales durante la época veraniega, han ido retrasado todos sus estrenos debido a la crisis sanitaria en Estados Unidos y Europa.
Aunque esto pudieran parecer buenas noticias para el cine independiente, que se deshace así de la asfixiante competencia de los blockbusters, en realidad no es bueno para el mundo de las salas de cine en general. Después de todo, los grandes taquillazos tienen una capacidad de convocatoria mucho mayor, y traen una ingente cantidad de público a las salas, ayudando a normalizar sus ingresos.
Aquí entran en juego dos grandes películas que, tras sucesivos retrasos, por fin verán la luz en las salas de cine estadounidenses. Hablamos del remake en imagen real de Mulan, de Disney, y la última película de Christopher Nolan, Tenet.
Estos dos grandes blockbusters se estrenan en un momento poco habitual para este tipo de propuestas, justo cuando se acaba la temporada de verano y demasiado pronto para entrar en la carrera por los premios.
La situación es clave ya que, si las películas fracasan en taquilla debido a las restricciones de aforo en los cines, o si se originan nuevos rebrotes de forma masiva por la asistencia de público a las salas, resulta difícil imaginar nuevos estrenos de blockbusters antes de fin de año, o hasta que tengamos una vacuna.
Salas vs Streaming
Sobre la mesa, parece que Disney tiene una apuesta más segura con Mulan, aunque nada está claro en una situación sin precedentes como esta. De hecho, la misma película se estrena este 4 de septiembre en Disney+ en España. Eso sí, envuelta en una intensa polémica debido a su precio, 21,99 euros por acceder a su visionado en la plataforma de streaming.
¿Y qué pasa con Tenet? Esta sí ha acabado por estrenarse en las salas de cine a ambos lados del Atlántico. De momento, no lo ha hecho nada mal en los 41 mercados donde ya se ha estrenado, siendo el mejor debut del año con 53 millones recaudados, de los cuales, solo en España, fueron 2,3.
No obstante, aún está lejos de alcanzar los 200 millones que costó, un presupuesto similar al de la cinta de Disney. En un mercado acostumbrado a acumular la mayor parte de su recaudación en los primeros 2 o 3 fines de semana, el modelo que se plantea ahora es el de una carrera de fondo, más que un sprint.
El debate sobre si las plataformas de streaming cambiarán la distribución en el mundo del cine después del coronavirus está servido. Aunque con ofertas tan agresivas como la de Disney, creemos que la idea de estrenar directamente en plataformas VOD tendrá poco recorrido.
El éxito o fracaso de los blockbusters con la reapertura de las salas de cine es una incógnita, pero septiembre resolverá unas cuantas dudas.
