Las fuerzas policiales han detenido a los responsables de toda una trama de tráfico de drogas, después de que uno de los supuestos traficantes metiera la pata hasta el fondo. Al parecer, el susodicho habría comprado por internet hojas para sellos preimpresas usando su verdadera identidad.
Si bien, en principio, no pasa nada por usar la Dark Web y pagar por un servicio o producto usando Bitcoins para mantener nuestro anonimato, estas tecnologías no protegen la identidad del usuario todo lo bien que nos gustaría. A los hechos nos remitimos.
Tras la pista del ciber-narco
Según el medio Quarz, todo comenzó en el transcurso de una investigación que llevaba seis meses en curso. Los agentes habían estado comprando anfetamina desde el sitio Dream Market, una página de la Dark Web especializada en el comercio de información personal y narcóticos.
Según los documentos de la investigación, la droga era suministrada por un ciudadano estadounidense nacido en china llamado Tzu Yang “Isaac” Lin, a quien suministraba un tal Meng Ting “Leo” Hu, original de Taiwán, quien enviaba las pastillas usando el servicio de correo normal.
Por supuesto, ocurrió lo que tenía que ocurrir. Los agentes se dieron cuenta de que “Leo” Hu pagaba el servicio de transporte por correo por internet y le siguieron los pasos a partir de ahí. Tan solo tenían que hacer un pedido a la web de “Isaac” Lin, y que este pidiera la mercancía a Hu, para pillar a este último con las manos en la masa.
En el momento de su detención, ambos personajes habían logrado amasar una fortuna de 8,8 millones de dólares.
¿Qué es la Dark Web?
La web está dividida en tres grandes franjas. A saber: la web pública y abierta que utilizamos todos a diario; la deep web, que abarca el 90% de los contenidos en la red, no está indexada y a la que no se puede acceder; y, finalmente, tenemos la Dark Web.
Esta última, se encuentra dentro de la Deep web, y supone una ínfima porción de Internet. La Dark Web está obviamente oculta de los motores de búsqueda convencionales, con direcciones IP enmascaradas y accesibles sólo con un navegador web especial. Es decir, no puedes encontrar sus páginas con navegadores como Google, Edge u Opera.
En ella podemos encontrar todo tipo de servicios financieros, comerciales y contenidos sin escrúpulos: del tráfico de droga, armas, personas, criminales de todo tipo y, por supuesto, hackers y compañías que comercializan sus virus y ofrecen servicios de «hackeo» por un módico precio.