El futuro de la Ciencia, el papel de los jóvenes españoles en las Olimpiadas Científicas

Llevan décadas celebrándose, pero si no estás cerca de alguien que compita o no indagas habitualmente en información científica, puede que no sepas muy bien qué son las Olimpiadas Científicas. Por si no lo habías escuchado antes, te diremos que son competiciones que ponen a prueba los conocimientos en Física, Química, Biología y Matemáticas de los alumnos de secundaria.

Estas suelen celebrarse con carácter nacional, pero también las hay a nivel regional e internacional. Lo que ocurre habitualmente es que para estas olimpiadas, dirigidas a alumnos de todas las comunidades autónomas, se seleccionan a distintos representantes, que son los que van a competir. En realidad son un concepto bastante parecido a las olimpiadas deportivas tradicionales.

Pero moverse alrededor del mundo para participar en las Olimpiadas es un gasto que corre a cargo de los alumnos, y por ende, de las familias. Así y a diferencia de lo que ocurre con los deportistas de élite, los jóvenes que van a competir no son subvencionados en ningún caso.

Algunas de estas olimpiadas se celebran al otro lado del charco, de modo que participar en ellas puede ser un verdadero lujo. Hay que costear los viajes en avión, los hoteles y la manutención durante todos los días que dure el certamen. Por eso existen asociaciones que se encargan de respaldar y fomentar estos encuentros científicos, fundamentales para dar impulso a las grandes promesas de la ciencia en nuestro país.

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España, un momento histórico para los jóvenes científicos

España tiene mucho futuro en el ámbito científico y estos jóvenes vienen dispuestos a demostrarlo. QuinteScience, una organización que se dedica a apoyar y fomentar el interés de nuestra sociedad por la ciencia, felicitaba hoy a los chicos y chicas que han participado en las diferentes olimpiadas científicas que se han celebrado alrededor del mundo. Los resultados ponen de manifiesto que en nuestro país tenemos un plantel enorme de futuros científicos, así que deberíamos sentirnos muy orgullosos.

Los jóvenes españoles han obtenido un buen número de medallas y títulos en las competiciones. Así que no podemos hacer otra cosa sino aplaudir a aquellos que han participado en las Olimpiadas de Física de Portugal, las Olimpiadas de Biología en Teherán, las Olimpiadas de Matemáticas en Rumanía y las Olimpiadas de Química en Praga.

Porque además de ser unos magníficos proyectos de científicos, han apostado fuerte para llegar hasta el lugar en el que se encuentran. Lo han hecho frente a todas las dificultades logísticas y económicas y al escaso apoyo del anterior gobierno de nuestro país.

olimpiadas cientificas

¿Corren riesgo las Olimpiadas Científicas en España?

Nuestros jóvenes son buenos en matemáticas, en biología, en física y química. Sin embargo, como estudiantes ahora y como profesionales más adelante se enfrentan a un futuro poco prometedor. La ciencia no es una cuestión que preocupe excesivamente a los ciudadanos españoles. Y hasta ahora, parece que tampoco era un tema prioritario para el gobierno de Mariano Rajoy. Hace apenas unas semanas, el presidente Pedro Sánchez sorprendió con la creación de un ministerio que se ocupa de manera específica de la Ciencia, la Innovación y las Universidades, liderado nada más y nada menos por Pedro Duque.

Pero hace escasos meses, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en cuyo mando estaba Íñigo Méndez de Vigo, mostraba poco o escaso aprecio por la ciencia en nuestro país. En este artículo del periódico El Mundo, señalaba que el ministerio ha contribuido a la celebración mediante la subvención de pruebas (en el caso de las de física y química, por ejemplo, material de laboratorio), los gastos de los profesores acompañantes y alumnos y unas becas que daba el Ministerio de Educación a los medallistas. Hoy no entregan nada.

La desidia de la dirección general del Ministerio y la ausencia de coordinación por parte del mismo ha hecho que los certámenes que se celebran en nuestro país sean una auténtica ceremonia de la improvisación. Los fondos para sufragar los gastos llegan (si lo hacen) con mucho retraso, de modo que han sido las Reales Sociedades de Física, Química y Matemáticas las responsables de correr con los gastos.

¿Está haciendo algo el nuevo gobierno?

Lamentablemente, no podemos decir que de junio a julio (el gobierno de Pedro Sánchez y el nuevo ministro, Pedro Duque, llevan un mes y poco más al mando) se haya solucionado nada. De hecho, las ayudas llegan tarde, porque las Olimpiadas Científicas ya se han celebrado.

Pablo Criado Albillos, estudiante de segundo curso de Bachillerato y amante de la Física, inició una petición en Change.org para pedir al Gobierno de España que el Ministerio de Ciencia financiara las Olimpiadas Científicas. Pide más reconocimiento para la ciencia y los jóvenes que quieren desarrollar sus carreras aquí (y no en otros países en los que de verdad son valorados).

Cuenta Criado que «la supervivencia de las Olimpiadas pende de un hilo». A través de su carta de petición, solicita que se haga efectiva la financiación para las Olimpiadas Internacionales: las mismas en los que estos brillantes alumnos han sacado unos grandes resultados.

Pero la transferencia de fondos no ha llegado todavía. Por si esto fuera poco, el gobierno de Mariano Rajoy dejó sin publicar la normativa que regulaba la transferencia de fondos para sufragar las Olimpiadas. Sin la publicación de la misma, los estudiantes no recibirán ni un céntimo para pagar las inscripciones de los equipos y los viajes. A pesar de eso y contra todo pronóstico, los estudiantes han podido ir y en este momento, la gente – que es el verdadero motor de este país – puede sentirse orgullosa de estos jóvenes.

La mayoría se han pagado de su bolsillo los gastos: no les ha quedado otro remedio. Otros incluso han recurrido a campañas de crowdfunding para poder desplazarse hasta estos países y participar en las Olimpiadas Científicas. Con todo, parece que nuestro país tiene a lo científicos que se merece, pero no a los políticos.

Ojalá las cosas cambien con este nuevo gobierno, pero tendrán que darse prisa: de otra forma, estaremos protagonizando el mayor de los ridículos del mundo. Y lo que es peor, habremos dejado abierta la puerta de par en par para que las universidades y las empresas de otros países se queden con lo mejor de nosotros.

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