El Cachopomatic y otros inventos curiosos de españoles

A lo largo de su historia, España ha sido cuna y residencia de algunos de los poetas, escritores, pensadores, pintores o actores más importantes del mundo. Pero no solo artistas, nuestro país también ha visto nacer a científicos que han creado algunos de los inventos más revolucionarios de los últimos siglos. Por ejemplo, el submarino, la máquina de vapor o la calculadora digital. Estos son los más serios, aunque hay otros realmente curiosos que han llenado muchos huecos de nuestra vida. Es el caso del Cachopomatic, el futbolín, la croquetera o el chupa chups. Hacemos un repaso por todos estos inventos y algunos otros.

Cachopomatic

¿Quién no ha probado alguna vez el cachopo asturiano?, un clásico en la cocina de esta región. Consiste en dos filetes de ternera grandes y entre ellos queso y jamón serrano. No hace falta irse hasta el lugar para probarlo, es muy sencillo de cocinar en casa, aunque más fácil aún es conseguirlo directamente de una máquina expendedora. Existe y lleva por nombre Cachopomatic. La idea surgió en la mente del carnicero asturiano Juan José Piñero, quien llevó una de estas máquinas a la estación de autobuses de Oviedo para después hacer lo propio a la estación de Atocha de Madrid.

Cachopomatic

Con un precio inferior a los cinco euros, estos cachopos se venden por cientos durante la semana, llegando casi a las 100 unidades en solo un fin de semana. Los clientes pueden elegir entre varios tipos de cachopos con carne de ternera o de pollo. Incluyen diferentes ingredientes, como jamón y queso, cecina y queso de cabra, rulo de cabra y cebolla o setas al ajillo y queso. Sin duda, un plato original y creativo a la par que delicioso del que podemos disfrutar tan solo pulsando un botón. En cualquier caso, la idea en sí no es revolucionaria. Se trata de una adaptación de lo que ya podemos ver en Japón desde hace tiempo. De hecho, en Tokio hay máquinas expendedoras para comprar toda clase de objetos o alimentos. Desde cargadores de móviles, manzana troceada, hasta sushi o coches y tanques de juguete.

Futbolín

Los futbolines son un clásico de bares y cafeterías españolas. Echarse unas partidas con amigos en la hora del café es algo que todos hemos hecho alguna vez. A pesar de que hay evidencias de este juego en la Alemania de los años 20 y 30, lo cierto es que se trata de un invento «made in Spain». Como no podía ser de otra forma, lo inventó un español. Concretamente, el gallego Alejandro Finisterre (1919-2007), quien encontrándose en un hospital de Barcelona para recuperarse de las heridas sufridas por los bombardeos de la Guerra Civil, decidió crear un juego para hacer menos pesados los días de ingreso. Hay que señalar que muchos de los pacientes que allí se encontraban eran hombres jóvenes con heridas graves provocadas por las bombas. Así, con el objetivo de levantarles el ánimo, Finisterre decidió crear estas mesas de madera, simulando un campo de fútbol para organizar campeonatos. ¿Bastante curioso, no?

furbolin

En 1937 este gallego patentó su invento. Sin embargo, al huir a Francia escapando del régimen franquista perdió todos los papeles con la patente y los planos del primer futbolín por culpa de una tormenta. Estuvo muchos años fuera de España, y no solo en Francia, también en América, donde recorrió países como México, Guatemala o Ecuador perfeccionando y comercializando su invento. Es por ello, que el futbolín no solo se conoce aquí, también en muchos otros lugares del mundo.

Chupa Chups

Un sabroso caramelo con un palo para ir tomándolo con calma. Lo que parece algo muy simple, a finales de los años 50 no lo era tanto. De hecho, por aquel entonces muchos niños eran asiduos a sacarse el caramelo de la boca para que durara más. El Chupa Chups causó toda una revolución en la época, otro curioso invento atribuido a un español. En este caso, al catalán Enric Bernat (1923-2003). El primer chupa chups fue bautizado con el nombre de Chups. Salió al mercado al precio de una peseta, muy elevado en ese momento. Pese a ello, la idea triunfó y Bernat logró transformar su pequeña empresa familiar en otra mucho mayor, la cual adquirió el nombre del invento en 1964.

Chupa Chups

Tal ha sido el éxito de los Chupa Chups, que en el año 1979 ya se habían vendido más de 10.000 millones de unidades en todo el planeta, no solo en España. Tiempo después, en 1995, este caramelo con palo, incluso, fue el divertimento en el espacio de astronautas rusos de la estación espacial MIR. Con el tiempo ha ido perfeccionándose. Hay Chupa Chups gigantes, de nuevos sabores, hasta rellenos de chicle. Es importante destacar que el logo tan popular y característico de la marca fue realizado por el genial Salvador Dalí.

Filtro para cigarros

Aunque el tabaco como tal viene de América, de la época del descubrimiento para ser exactos, no siempre se ha fumado como hasta ahora. De hecho, el filtro, tan importante en el proceso de calada, es invención de un español. Y no tiene demasiados años. Data de la década de los 60. Por aquella época, más concretamente en el año 1958, Ramón Galindo iba a visitar a su novia al estanco donde trabajaba. Durante su visita se fijaba cómo la gente que compraba tabaco se hacía el cigarro a mano para fumarlo directamente. No había filtros, claro, tan solo unas boquillas que se podían comprar aparte para acoplarlas.

Filtro cigarros

Fijándose en esto a Galindo empezó a pensar en un incorporarle un filtro directamente. Realizó varios bocetos distintos, de diferentes tamaños, y un año más tarde presentó su idea en aquel mismo estanco barcelonés (Casa Gimeno) y de ahí a Tabacos de Filipinas, que contaban con una sucursal en Barcelona. Los primeros filtros se hicieron de algodón y empezaron a distribuirse a través de la Tabacalera Española, quien garantizó a Galindo un empleo a él y a su familia a cambio de la invención. Sobre esto hay que añadir que el cigarro como tal también es un invento español. Tuvo su origen en la Sevilla del siglo XVI para aprovechar los desperdicios del tabaco que se liaban en hojas de papel de arroz.

La fregona

Nacimos y crecimos con una fregona en casa. Quizá no nos llama mucho la atención, pero muchas de nuestras abuelas pueden decirnos que se trata de un invento realmente curioso a la vez que efectivo. Antes tenían que limpiar el suelo agachadas por todos los rincones de cada habitación. Hoy en día fregar ya no solo es cosa de mujeres, menos mal, aunque su invención tenemos que agradecérsela a un hombre, a Manuel Jalón Corominas. Este ingeniero aeronáutico y oficial del Ejército del Aire patentó en 1964 un artilugio para poder limpiar el suelo sin tener que arrodillarse. Todo ello, gracias solamente a tres simples elementos: un cubo, unas tiras de algodón y un palo.

fregona

Concretamente, la inspiración de este invento le vino cuando estaba tomando unas copas con uno de sus amigos. Los dos hablaban de la posibilidad de crear piezas para aviones, pero en uno de los momentos de la conversación su compañero señaló a una mujer que estaba fregando de rodillas y le dijo: «Mira, Jalón, no te compliques la vida y fabriques algo para el Ejercito. Tendrás muchos problemas y pocos clientes. Fabrica mejor algo para que las mujeres no tengan que agacharse para fregar. Venderás mucho más». Fue entonces cuando al ingeniero aeronáutico se le iluminó algo en el cerebro.

eBook

La ciencia, al igual que otras muchas materias vinculadas al arte y a las letras, se han cebado durante siglos y siglos con la mujer. Esto no significa que algunas no quisieran despuntar y luchar contra viento y marea para exponer sus ideas, lógicamente con la total desaprobación por parte de la sociedad machista. Uno de estos ejemplos lo tenemos en Ángela Ruiz Robles, la ignorada, aunque auténtica inventora del ebook en el año 1949.

ebook

Esta mujer, maestra en la II República, después de pasar los peores años de la Guerra Civil e instaurarse el régimen de Franco, inventó el precursor del actual libro electrónico. Como decimos, lo hizo en el año 1949 y consistía en un procedimiento mecánico, eléctrico y a presión de aire para leer libros. El objetivo era que los niños no tuvieran que cargar con tanto peso para ir a la escuela. Se conocía como la Enciclopedia Mecánica, y, a pesar de que nunca llegó a comercializarse, se considera como precursora del libro electrónico. En cualquier caso, fue Michael Hart quien se llevó el mérito de ser el inventor del ebook algunos años después, en el año 1971. Aunque no está de más conocer cuáles fueron los verdaderos orígenes de uno de los inventos más curiosos a los que podemos tener acceso en estos momentos. Gracias ahora, claro está, al avance de la tecnología.

Traje de astronauta

En España se han patentado inventos realmente curiosos e importantes. No solo de cachopos vive el hombre, o de futbolines y Chup Chups, muchos también necesitan enfundarse en un traje espacial para sus misiones y pruebas espaciales. Fue, precisamente, un ingeniero granadino, Emilio Herrera, quien inventó en el año 1935 una «escafandra astronáutica», que la NASA adaptó después a las necesidades de los astronautas.

Traje de astronauta

Este granadino se convirtió en piloto de aviación, aunque su meta no era solo esa. Pretendía llegar aún más lejos. Para ello ideo una escafandra astronáutica, un traje muy similar al que conocemos hoy con el objetivo de alcanzar sin problema la increíble altura de 22.000 metros de altitud en un globo de barquilla abierta. El traje original incluía un sistema de respiración, micrófono, así como una visera para evitar la radiación ultravioleta. El viaje, que se iba a llevar a cabo en el verano del 1936, iba a suponer el primer hito de la conquista espacial. Lo malo es que estalló la Guerra Civil y no pudo llevarse a la práctica. Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la luna en 1969, no se olvidó de este curioso invento, y, a modo de homenaje, le entregó a un ayudante de Herrera, Manuel Casajust, una pequeña roca lunar.

La croquetera

El zaragozano Marcos Pérez lanzó al mercado en 2016 «La croquetera», un curioso utensilio de cocina compuesto de moldes intercambiables que tiene como objetivo que las croquetas tengan el mismo tamaño y grosor. Y no solo las croquetas, también para que las albóndigas, las bolas de patata o, incluso, el sushi, logren las mismas dimensiones. De esta forma, pueden cumplir un canon estético, perfecto para cuando vengan invitados a casa o para bares y restaurantes.

La croquetera

Aunque se trata de un invento reciente, ya está en el mercado. De hecho, hay una web habilitada para todo aquel que quiera comprarlo. Su precio es de solo 12 euros y consiste en un molde en forma de tijera con los que agarrar sin problemas cualquier tipo de masa y darle la forma exacta para hacer bolas de el mismo tamaño y peso. Así, no tendremos problemas después para freir en la sartén, y, sobre todo, a la hora de presentar el plato en la mesa.

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