De un tiempo a esta parte, existe la tendencia de los llamados sistemas de seguridad biométricos, herramientas basadas en el reconocimiento de una parte de nuestro cuerpo, ya sea el iris, el rostro o la huella dactilar. Además, tras la irrupción del desbloqueo mediante el rostro en el iPhone X todos los teléfonos quieren su trozo del pastel, incorporando muchos de ellos su propio reconocimiento facial. Y todo pinta a que nuestro rostro va a seguir siendo clave a la hora de usarlo como método de seguridad.
Usa tu rostro como acceso a conciertos con Ticketmaster
El último en apuntarse a ello es la empresa vendedora de entradas de eventos Ticketmaster. La compañía quiere desterrar el papel y el archivo .pdf como garantías de propiedad de la entrada y que los usuarios usen, en su lugar, su rostro. Una nueva experiencia que Ticketmaster y Live Nation quieren comenzar a desarrollar su inversión en la compañía Blink Identity. Esta empresa desarrolla aplicaciones basadas en la biométrica. Y afirma que es capaz de identificar a una persona en medio segundo, incluso si ésta no está mirando a la cámara.
¿Y la privacidad del usuario?
¿Cuál es la cara B de todo este asunto? Pues que entra en juego la privacidad de todos nosotros. Para que Ticketmaster pueda identificar nuestros rostros para permitirnos el acceso a la sala necesita tenerlo registrado en su base de datos. Y volvemos otra vez al habitual dicho de ‘la información es poder’. ¿De verdad queremos que una sola empresa tenga registrados los rostros de millones de personas en sus servidores? ¿Y si, en un futuro, esa información pudiera ir en contra de los propios usuarios? Por no hablar de las posibles infiltraciones, hackeos, etc.
La intención de Ticketmaster de usar nuestra cara como entrada personal no es más que un rumor que puede cristalizar tarde o temprano. Nada está asegurado, si bien es cierto que este movimiento no deja lugar a dudas el interés, en este terreno, que existe por parte de la compañía de venta de tickets. Solo el tiempo revelará si, al final, entraremos a los conciertos sin entrada y por la cara, nunca mejor dicho.
via | The Verge